Balaídos resiste
Un Barça de circunstancias cae ante un Celta que da un gran paso de cara a la salvación. Dembélé se lesionó a los 25 segundos de partido.
Santi Giménez
As
Un Barça de meritorios y sospechosos que no se sabe muy bien que pintan en este equipo y que están únicamente para estas ocasiones, cayó en Balaídos por 2-0 en un partido de trámite para los blaugrana y vital para los locales que dieron un paso de gigante para seguir en Primera a costa de condenar al Rayo Vallecano. Hizo bien Valverde en reservar jugadores, porque el parte médico del duelo dejó dos bajas: Dembélé y Todibo. La primera, afecta seriamente al equipo de cara a lo que queda de temporada.
Tanta precaución para reservar jugadores de cara al partidazo del martes en Anfield y a los 25 segundos de partido cayó Dembélé. El extremo francés trató de iniciar una aceleración y a la segunda zancada paró y se llevó la mano a la parte posterior del muslo derecho. Aguantó un par de minutos caminando por el campo absolutamente desorientado sin creerse que la desgracia había vuelto a cebarse en él ante la desesperación de un Valverde que desde la banda opuesta se desgañitó pidiéndole que se tirara al suelo y pidiera el cambio.
A pesar de este inicio abrupto de partido que el técnico blaugrana solventó dando entrada en el equipo a Collado, que debutaba así en Primera, fue el Barcelona el que dominó el inicio del partido. El Celta, puede que paralizado por su situación en la tabla, no iba a por el partido. Le faltaba ambición a un conjunto local que dejaba que un grupito de pipiolos comandado por Riqui Puig, Wagué, Collado y Aleñá se hicieran con el ritmo de juego.
Dio un paso adelante el Celta sobre la media hora de partido cuando Hugo Mallo tocó la corneta y se fue al ataque empezando a forzar córners, que eran más aglomeración que peligro. De entrada, estuvo bien Cillessen en esas situaciones como lo estuvo Todibo en las correcciones en defensa. Luego, la cosa cambiaría.
El Celta fue de menos a más, mientras que el Barcelona vivía de la producción de sus chavales más jóvenes. Las contras de Riqui Puig y las progresiones de Wague por la banda eran lo más destacado, pero al equipo blaugrana le faltaba colmillo para culminar su actuación.
A base de forzar saques de esquina, el Celta logró marcar después de un rechace de Cillessen que cazó Araújo en el área pequeña. Después de tres eternos minutos de revisión en la Sala del VOR, el colegiado deshizo su decisión, que fue de milímetros a favor del Barça. Una ducha fría para el público y comenzaba un partido nuevo en el que el Barça era consciente de que acababa de salvar la cabeza y el Celta tenía que reponerse del mazazo. Se repusieron.
Al Barça le urgía reconquistar la posesión del balón y para eso era necesario que apareciera Arthur, hasta ese instante transparente en el partido. No dio síntomas de mejora el brasileño y a la hora de partido, Valverde decidió tomarse el partido más en serio y dio entrada a Arturo Vidal retirando al brasileño del campo.
Su salida coincidió con la lesión de Todibo y mientras el Barcelona estaba con diez jugadores el Celta aprovechó para colgar un balón que Maxi remató inapelablemente. Un señor golazo.
El Barça no supo reaccionar ante este gol y miró de atacar, pero sin crear peligro. El Celta se hizo el dueño del partido y vio cerca la meta de un triunfo vital para ellos que se concretó cuando Wague tocó el balón con la mano. El VAR decretó el penalti que transformó Aspas.
Santi Giménez
As
Un Barça de meritorios y sospechosos que no se sabe muy bien que pintan en este equipo y que están únicamente para estas ocasiones, cayó en Balaídos por 2-0 en un partido de trámite para los blaugrana y vital para los locales que dieron un paso de gigante para seguir en Primera a costa de condenar al Rayo Vallecano. Hizo bien Valverde en reservar jugadores, porque el parte médico del duelo dejó dos bajas: Dembélé y Todibo. La primera, afecta seriamente al equipo de cara a lo que queda de temporada.
Tanta precaución para reservar jugadores de cara al partidazo del martes en Anfield y a los 25 segundos de partido cayó Dembélé. El extremo francés trató de iniciar una aceleración y a la segunda zancada paró y se llevó la mano a la parte posterior del muslo derecho. Aguantó un par de minutos caminando por el campo absolutamente desorientado sin creerse que la desgracia había vuelto a cebarse en él ante la desesperación de un Valverde que desde la banda opuesta se desgañitó pidiéndole que se tirara al suelo y pidiera el cambio.
A pesar de este inicio abrupto de partido que el técnico blaugrana solventó dando entrada en el equipo a Collado, que debutaba así en Primera, fue el Barcelona el que dominó el inicio del partido. El Celta, puede que paralizado por su situación en la tabla, no iba a por el partido. Le faltaba ambición a un conjunto local que dejaba que un grupito de pipiolos comandado por Riqui Puig, Wagué, Collado y Aleñá se hicieran con el ritmo de juego.
Dio un paso adelante el Celta sobre la media hora de partido cuando Hugo Mallo tocó la corneta y se fue al ataque empezando a forzar córners, que eran más aglomeración que peligro. De entrada, estuvo bien Cillessen en esas situaciones como lo estuvo Todibo en las correcciones en defensa. Luego, la cosa cambiaría.
El Celta fue de menos a más, mientras que el Barcelona vivía de la producción de sus chavales más jóvenes. Las contras de Riqui Puig y las progresiones de Wague por la banda eran lo más destacado, pero al equipo blaugrana le faltaba colmillo para culminar su actuación.
A base de forzar saques de esquina, el Celta logró marcar después de un rechace de Cillessen que cazó Araújo en el área pequeña. Después de tres eternos minutos de revisión en la Sala del VOR, el colegiado deshizo su decisión, que fue de milímetros a favor del Barça. Una ducha fría para el público y comenzaba un partido nuevo en el que el Barça era consciente de que acababa de salvar la cabeza y el Celta tenía que reponerse del mazazo. Se repusieron.
Al Barça le urgía reconquistar la posesión del balón y para eso era necesario que apareciera Arthur, hasta ese instante transparente en el partido. No dio síntomas de mejora el brasileño y a la hora de partido, Valverde decidió tomarse el partido más en serio y dio entrada a Arturo Vidal retirando al brasileño del campo.
Su salida coincidió con la lesión de Todibo y mientras el Barcelona estaba con diez jugadores el Celta aprovechó para colgar un balón que Maxi remató inapelablemente. Un señor golazo.
El Barça no supo reaccionar ante este gol y miró de atacar, pero sin crear peligro. El Celta se hizo el dueño del partido y vio cerca la meta de un triunfo vital para ellos que se concretó cuando Wague tocó el balón con la mano. El VAR decretó el penalti que transformó Aspas.