8.000 propuestas para rectificar al chavismo

Así el congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela, columna vertebral del poder político, escenificó un lavado de cara

Francesco Manetto
Caracas, El País
El vestíbulo de un hotel con piano de media cola, un estrado con atril para atender a la prensa, unas salas acondicionadas para debatir a puerta cerrada, conversaciones de pasillo y cafés. La escenografía remite al formato de las convenciones políticas de medio mundo. La aparente normalidad choca, sin embargo, con el contexto. La plana mayor del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), columna vertebral del chavismo y del poder institucional en el país, se reunió el fin de semana en Caracas para acatar las instrucciones de Nicolás Maduro en un momento de máxima tensión.


El mandatario llamó el pasado 1 de mayo a “rectificar” la llamada revolución bolivariana. Lo hizo después de la liberación del dirigente opositor Leopoldo López, una operación encabezada por Juan Guaidó que buscaba provocar una fractura de la cúpula militar, sin conseguirlo. Tres días después los delegados de la fuerza gobernante escenificaban un propósito de enmienda en el ajado Hotel Alba de la capital, que fue propiedad de la cadena Hilton antes de su nacionalización por Hugo Chávez.

“Estamos venciendo al imperialismo, nos toca ahora la unidad, nos toca la producción y el trabajo y el arraigo revolucionario”. Así se pronunciaba este domingo Tania Díaz, vicepresidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, el Parlamento oficialista. La diputada defiende la necesidad de este ejercicio para mejorar, por ejemplo, la burocracia venezolana y hacer frente a la que considera una agresión de los Estados Unidos, aunque en la sustancia evita la autocrítica.

El canciller venezolano, Jorge Arreaza, lanzó una advertencia este lunes desde Moscú a la Administración de Donald Trump. Primero abogó por una salida diplomática a la crisis, pero acto seguido avisó: "Si optasen por la vía militar tenemos una Fuerza Armada, una milicia y un pueblo con capacidad de resistir y vencer a cualquier Ejército por más poderoso que sea".

"La República Bolivariana de Venezuela no representa ninguna amenaza para Estados Unidos, pero en caso de una intervención militar la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el pueblo venezolano están preparados para defender la soberanía", continuó el ministro de Exteriores.

Arreaza mantuvo su discurso del enemigo exterior y dijo que la operación que puso en libertad a Leopoldo López "era un plan de la CIA para derrocar al presidente Nicolás Maduro". Y ante las sanciones de Washington, abogó por la creación de "rutas alternas con Rusia, China y otros amigos" para hacer frente a lo que considera un bloqueo.

Amalgama de cifras

En una conversación con EL PAÍS delante de las comisiones del cónclave, repartidas por Estados, Díaz se emplea en desgranar cifras y explicar el procedimiento. Antes de la reunión del IV congreso del PSUV, que fue renovado el año pasado, y del denominado Congreso Bolivariano de los Pueblos, los activistas del partido celebraron asambleas en los 335 municipios, más de 1.100 parroquias e involucraron a alrededor de 200.000 “jefes de calles”, los enlaces locales de la organización. Este lunes el Gobierno anunció la elaboración de 8.000 propuestas que serán trasladadas a Maduro. Detrás de esta amalgama de números, y a falta de concreción sobre las ideas, el desastre económico sigue golpeando a millones de venezolanos que deben conformarse con sobrevivir con un salario mínimo en medio de una hiperinflación sin freno. Una aportación que queda por debajo de los seis euros.

El discurso de los activistas que participaron en la cita, que sin autorización no podían hablar abiertamente con los periodistas, coincide con el guion de Maduro. En él se mezclan acusaciones a Guaidó, contra el que muchos reclaman mayor dureza, y a la Asamblea Nacional y un sentimiento de alerta constante ante la “injerencia” extranjera, sobre todo de la Administración de Donald Trump.

El PSUV es de alguna manera el guardián de las esencias del régimen chavista y su revisión debe pasar por el tamiz de la dirección. Fundado por el expresidente fallecido, tiene una estructura “celular” y despliegue en cada barrio de Venezuela que le permite mantener el control social y una presencia determinante. La oposición siempre ha tratado de emular ese esquema, de momento sin éxito. Sin embargo, para Diosdado Cabello, su máximo responsable después de Maduro, no es suficiente. “Si antes estábamos hasta en el último rincón, que no quede ni un solo centímetro de nuestra patria donde no esté nuestro partido como un ente orgánico de la revolución bolivariana”, dijo ante el congreso. “El partido está bien para ganar elecciones, lo hemos demostrado, pero nosotros necesitamos un partido para hacer la revolución y para acompañar al presidente”, instó.

Para hacer llegar estos mensajes a las bases la formación se sirve de dirigentes conocidos como los jefes de “agitación y propaganda”. Ese es el trabajo de Rafael Rosales, que escucha las palabras de Tania Díaz y vela por la unidad de discurso. La cohesión del chavismo se ha convertido en la última semana en la prioridad de Maduro ante el temor a ser traicionado, como demuestra el relato más extendido de los preparativos para liberar a Leopoldo López, que involucra al ministro de Defensa, Vladimir Padrino, y al presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno. El sucesor de Chávez ha demandado en repetidas ocasiones lealtad absoluta a los militares y a los militantes socialistas. Su respuesta ha consistido por el momento en estas 8.000 ideas cargadas en una base de datos.

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