1x1 del Barça: el vestuario vive su fin de ciclo más descarnado
Sólo Piqué, Busquets y Messi se salvaron de una letanía final patética que reclama meter mano de forma drástica al vestuario.
Javier Miguel
As
Cillessen: Mal partido del holandés. Ninguna intervención decisiva en los 90 minutos de la final, cometiendo además algunos errores a la hora de sacar el balón que pusieron en más de un aprieto a sus compañeros. En los dos goles puede que no tuviera culpa, pero tampoco hizo nada para evitarlo. En uno hizo la estatua, tapado por Lenglet, y en el otro fue un cabezazo letal dentro del área.
Semedo: Correr no lo es todo. Eso se lo tendría que decir alguien al portugués, que perdió más de un balón por su ímpetu mal entendida. No aportó nada en ataque, cometiendo errores de párvulo en la fase ofensiva. En defensa tampoco aportó mucho más. Valverde se hartó de tanto desquiciamiento táctico y decidió que ‘chupara’ banquillo en la segunda parte.
Piqué: El mejor del partido. Y no sólo porque le puso todo el coraje que algunos dejaron olvidado en la taquilla de la Ciudad Deportiva sino porque desplegó un derroche de facultades que sirvió para que el equipo creyese en la remontada. Sacó un gol cantado de Rodrigo en la misma línea de gol y se pasó la segunda parte como palomero, intentado rematar algún balón de cabeza.
Lenglet: Muy irregular. El central francés ha acabado la temporada con claros síntomas de desgaste. El error que cometió en una cesión a Rodrigo es de los que echan para atrás a cualquier entrenador. Es evidente que el club necesita un central de más hechuras para acompañar a Piqué. Su nombre es De Ligt. Y si Raiola pide una comisión exagerada se le da y punto. No estamos para bromas ni para hacer órdagos.
Alba: El lateral hizo lo que pudo. Es verdad que físicamente dio síntomas preocupantes de cansancio. Claro ejemplo fue la facilidad con la que Soler se le fue por velocidad que concluyó con el centro que acabó en gol de Rodrigo. En esta ocasión su entendimiento con Messi dejó mucho que desear. Acabó el partido quejándose de rampas.
Sergio Busquets: Uno de los pocos que se salvó de la hoguera. Gracias a su capacidad de recuperar balones evitó que el equipo acabara con una goleada de escándalo. Es verdad que ya no tiene la solvencia ni la superioridad física de otros años, pero sigue siendo un jugador fundamental a todos los niveles.
Escudo/Bandera Barcelona
Barcelona
España
Noticias Estadísticas
Sergi Roberto: Fatal. Uno de sus peores partidos que se le recuerda. Mal como interior y peor como lateral derecho. Es evidente que en la banda tenemos un problema porque ni el de Reus es un especialista ni Semedo va sobrado en técnica. El canterano le pone ganas y eso siempre es de agradecer, pero a veces se necesita un ‘plus’ si quiere seguir siendo titular. Corre el riesgo de acabar siendo un actor de reparto.
Arthur: El brasileño ha de hacer una profunda reflexión sobre su juego si no quiere acabar teniendo un rol secundario en el equipo. Será por su pubalgia o porque no está fino, pero su juego respecto al inicio de temporada ha bajado muchísimos enteros. O reacciona de cara a la próxima temporada o con la llegada de De Jong puede que no juegue ni los amistosos. Fue sustituido en el descanso.
Rakitic: Se marchó enfadado del campo, pero el croata no tenía ningún motivo. Partido plano el suyo, sin aportar nada al juego del equipo. Es verdad que intentó tímidamente mirar a puerta, pero su juego está muy por debajo del que ha exhibido a lo largo de esta temporada. Ahora mismo se ha puesto el cartel de transferible. No sabemos si consciente o inconscientemente.
Messi: Desesperado durante buena parte del partido, acabó intentando hacer la guerra por su cuenta propia, consciente que el resto de sus compañeros son incapaces de tomar la iniciativa. Envió un balón al poste tras una jugada espectacular y acabó marcando aprovechando un despeje en corto del meta del Valencia a un remate de cabeza de Lenglet. Es evidente que el Barça está obligado a rodear a su jugador franquicia de los mejores jugadores del planeta. Ahora mismo está más solo que la una. Se marchó cabreado como una mona, consciente que esta plantilla no da para más.
Coutinho: No puede seguir vistiendo ni un minuto más la camiseta del Barcelona. Su desidia y falta de intensidad son de tal calado que ya no importa si hace un tacón o intenta un remate a puerta. Su carrera en el Barcelona ha terminado, le guste o no. Tiene suerte que todo apunta que no volverá a pisar el Camp Nou con la camiseta blaugrana porque la pitada que recibiría sería de escándalo, al más puro estilo Figo. El crédito se le ha acabado y ya está claramente en números rojos.
CAMBIOS
Arturo Vidal: A veces parecía un pollo sin cabeza, pero al menos la testiculina, a falta del talento de sus compañeros, ayuda a aguantar el andiamaje. Vio una merecida amarilla y estuvo a punto de marcar tras el disparo al palo de Messi, pero le pegó mal el balón y lo envió fuera.
Malcom: Abrió el campo, que ya es mucho. Intentó algún centro interesante que también ya es mucho. No hizo ningún desborde por la derecha. Pero al menos abría el campo y obligaba a estirarse a la defensa ‘che’.
Aleñá: A veces demasiada conducción y a veces quizás un tanto previsible. En todo caso aportó en 15 minutos más que Arthur en 45.
Javier Miguel
As
Cillessen: Mal partido del holandés. Ninguna intervención decisiva en los 90 minutos de la final, cometiendo además algunos errores a la hora de sacar el balón que pusieron en más de un aprieto a sus compañeros. En los dos goles puede que no tuviera culpa, pero tampoco hizo nada para evitarlo. En uno hizo la estatua, tapado por Lenglet, y en el otro fue un cabezazo letal dentro del área.
Semedo: Correr no lo es todo. Eso se lo tendría que decir alguien al portugués, que perdió más de un balón por su ímpetu mal entendida. No aportó nada en ataque, cometiendo errores de párvulo en la fase ofensiva. En defensa tampoco aportó mucho más. Valverde se hartó de tanto desquiciamiento táctico y decidió que ‘chupara’ banquillo en la segunda parte.
Piqué: El mejor del partido. Y no sólo porque le puso todo el coraje que algunos dejaron olvidado en la taquilla de la Ciudad Deportiva sino porque desplegó un derroche de facultades que sirvió para que el equipo creyese en la remontada. Sacó un gol cantado de Rodrigo en la misma línea de gol y se pasó la segunda parte como palomero, intentado rematar algún balón de cabeza.
Lenglet: Muy irregular. El central francés ha acabado la temporada con claros síntomas de desgaste. El error que cometió en una cesión a Rodrigo es de los que echan para atrás a cualquier entrenador. Es evidente que el club necesita un central de más hechuras para acompañar a Piqué. Su nombre es De Ligt. Y si Raiola pide una comisión exagerada se le da y punto. No estamos para bromas ni para hacer órdagos.
Alba: El lateral hizo lo que pudo. Es verdad que físicamente dio síntomas preocupantes de cansancio. Claro ejemplo fue la facilidad con la que Soler se le fue por velocidad que concluyó con el centro que acabó en gol de Rodrigo. En esta ocasión su entendimiento con Messi dejó mucho que desear. Acabó el partido quejándose de rampas.
Sergio Busquets: Uno de los pocos que se salvó de la hoguera. Gracias a su capacidad de recuperar balones evitó que el equipo acabara con una goleada de escándalo. Es verdad que ya no tiene la solvencia ni la superioridad física de otros años, pero sigue siendo un jugador fundamental a todos los niveles.
Escudo/Bandera Barcelona
Barcelona
España
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Sergi Roberto: Fatal. Uno de sus peores partidos que se le recuerda. Mal como interior y peor como lateral derecho. Es evidente que en la banda tenemos un problema porque ni el de Reus es un especialista ni Semedo va sobrado en técnica. El canterano le pone ganas y eso siempre es de agradecer, pero a veces se necesita un ‘plus’ si quiere seguir siendo titular. Corre el riesgo de acabar siendo un actor de reparto.
Arthur: El brasileño ha de hacer una profunda reflexión sobre su juego si no quiere acabar teniendo un rol secundario en el equipo. Será por su pubalgia o porque no está fino, pero su juego respecto al inicio de temporada ha bajado muchísimos enteros. O reacciona de cara a la próxima temporada o con la llegada de De Jong puede que no juegue ni los amistosos. Fue sustituido en el descanso.
Rakitic: Se marchó enfadado del campo, pero el croata no tenía ningún motivo. Partido plano el suyo, sin aportar nada al juego del equipo. Es verdad que intentó tímidamente mirar a puerta, pero su juego está muy por debajo del que ha exhibido a lo largo de esta temporada. Ahora mismo se ha puesto el cartel de transferible. No sabemos si consciente o inconscientemente.
Messi: Desesperado durante buena parte del partido, acabó intentando hacer la guerra por su cuenta propia, consciente que el resto de sus compañeros son incapaces de tomar la iniciativa. Envió un balón al poste tras una jugada espectacular y acabó marcando aprovechando un despeje en corto del meta del Valencia a un remate de cabeza de Lenglet. Es evidente que el Barça está obligado a rodear a su jugador franquicia de los mejores jugadores del planeta. Ahora mismo está más solo que la una. Se marchó cabreado como una mona, consciente que esta plantilla no da para más.
Coutinho: No puede seguir vistiendo ni un minuto más la camiseta del Barcelona. Su desidia y falta de intensidad son de tal calado que ya no importa si hace un tacón o intenta un remate a puerta. Su carrera en el Barcelona ha terminado, le guste o no. Tiene suerte que todo apunta que no volverá a pisar el Camp Nou con la camiseta blaugrana porque la pitada que recibiría sería de escándalo, al más puro estilo Figo. El crédito se le ha acabado y ya está claramente en números rojos.
CAMBIOS
Arturo Vidal: A veces parecía un pollo sin cabeza, pero al menos la testiculina, a falta del talento de sus compañeros, ayuda a aguantar el andiamaje. Vio una merecida amarilla y estuvo a punto de marcar tras el disparo al palo de Messi, pero le pegó mal el balón y lo envió fuera.
Malcom: Abrió el campo, que ya es mucho. Intentó algún centro interesante que también ya es mucho. No hizo ningún desborde por la derecha. Pero al menos abría el campo y obligaba a estirarse a la defensa ‘che’.
Aleñá: A veces demasiada conducción y a veces quizás un tanto previsible. En todo caso aportó en 15 minutos más que Arthur en 45.