¿Y si no hubiera fútbol? ¿Qué pasaría?
El fútbol español ha generado 185.000 puestos de trabajo, su facturación supera los 15.600 millones de euros y su recaudación fiscal, los 4.100 millones. Se ha convertido así en un pilar de la industria del entretenimiento
Pablo Vande Rusten
El País
Si mañana desapareciera el fútbol, si a alguien se le ocurriera que ya no vale la pena emocionarse con una remontada inolvidable, con un regate de Messi o un cabezazo de Benzema, los jugadores y aficionados no serían los únicos perjudicados. Si mañana desapareciera el fútbol, afectaría a miles de bares, empresas de transporte, hoteles, restaurantes, medios de comunicación o despachos de quinielas. Pequeños y medianos establecimientos que contribuyen a crear, según un informe de PwC, 185.000 empleos vinculados directa o indirectamente con el balón. Jordi Esteve, socio de la consultora y uno de los responsables del estudio, apunta: "El fútbol se ha convertido en una industria". Una industria cuya facturación es superior a los 15.600 millones de euros, lo que equivale al 1,37% del PIB español, y que genera una recaudación fiscal cercana a los 4.100 millones de euros.
Si mañana desapareciera el fútbol, Gregorio Pifarre, de 46 años, tendría que ingeniárselas cada fin de semana para llenar el Casal d'Alfés, el bar restaurante que regenta en ese pueblo de Lleida. "Cuando juega el Barça", asegura Pifarre, "suelen venir entre 30 y 40 personas". Un 10% de los cerca de 300 habitantes de este pueblo catalán. Los que siempre están son "los abuelos", un grupo de 10 amigos de entre 65 y 70 años que siempre ocupa la misma mesa. "Si el partido es entre las 19 y las 21 la demanda crece porque la gente pide platos combinados además de bocadillos", explica. La especialidad son los cargols a la llauna (un plato típico de caracoles) y el chuletón de medio kilo a la brasa. Los días de fútbol suelen necesitar una persona más para el trabajo. Pifarre afirma que él es uno de los tres madridistas que hay en Alfés. "¡En los Clásicos me voy a la cocina!", afirma, medio en broma, medio en serio.
Según el informe de PwC, el gasto medio que un aficionado realiza en bares cuando va a ver el fútbol es de 9,9 euros.
El pasado domingo, la afición de la SD Huesca visitó por primera vez el Santiago Bernabéu por un partido de LaLiga Santander. La peña oscense Alcorazados ha viajado a Barcelona, Vitoria, Valencia y Eibar esta temporada, la primera del equipo en la máxima categoría. "Si organizamos un viaje es porque al menos llenamos un autobús de 55 personas", dice Alberto Pérez, portavoz de la peña. "Un autobús para ir a algún lugar cercano cuesta cerca de 1.000 euros. Para ir a Madrid, alrededor de 1.400". En esta ocasión, fue el club el que organizó el viaje a la capital para su estreno liguero en el Bernabéu. El plan costó 60 euros con transporte y entrada. "Pero te dejas mucho más en pasar el día. Comer, cenar, beber...", apunta Pérez. Este año vinieron solo el domingo (el partido fue ese día a las 20.45), pero la temporada pasada, él y un grupo de aficionados pasaron todo el fin de semana en Madrid cuando la SD Huesca visitó al Rayo Vallecano. "Fuimos en AVE, que salió a 80 euros, y alquilamos un apartamento. Todo más caro", recuerda. "En Madrid a la gente le gusta ir a su rollo", explica Pérez. "Algunos van a la Plaza Mayor, pero otros a comer a un restaurante especifico", dice. Eso sí, luego quedan todos en el hotel donde esté el equipo para animarlo.
El día de partido los aficionados que acuden a los partidos fuera de su residencia habitual gastan una media de cerca de 100 euros.
La experiencia de la SD Huesca en la élite también ha revolucionado la ciudad. El área municipal de Turismo ha tenido que reforzarse los fines de semana en los que el equipo juega en casa. "Muchos aficionados se acercan a la oficina a pedir información", dice Sonia Blanco, jefa de servicio del área. La ciudad se llena de camisetas visitantes incluso los viernes por la mañana, cuando el encuentro es esa noche. "Lo habitual era tener unas 200 personas en un fin de semana normal, sin eventos. Ahora, cuando hay fútbol, se duplican. Contra el Espanyol o el Alavés llegamos a sobrepasar los 500 turistas por día. Para las visitas guiadas por la ciudad hay ocasiones en las que trabajan hasta seis personas porque tenemos que hacer varios grupos desde el viernes hasta el domingo", asegura.
Televisión de pago, bares, transporte, hostelería... En solo dos historias de personas que consumen fútbol se mezclan varios sectores. Precisamente de eso trata este informe que PwC confeccionó en tres meses con datos de la temporada 2016/2017, de mostrar "cómo una empresa en particular, una actividad o un sector puede afectar al conjunto de la economía", indica Esteve.
PwC estudia cuatro tipos de impacto del fútbol en la economía: directo, indirecto, tractor e inducido. El primero se refiere a la actividad de los clubes, "que hoy son como grandes empresas", y al empleo que generan directamente. Según el estudio, el impacto directo del fútbol genera 3.010 millones de euros a la producción nacional. "El fútbol mueve cada vez más dinero, alcanza con mirar los presupuestos de los equipos, pero también su huella es cada vez más alta", sostiene Esteve.
El indirecto es aquel impacto sobre la cadena de suministro. Es decir, los proveedores de los equipos y de LaLiga. Y los proveedores de proveedores. La seguridad del campo, las obras las empresas de mantenimiento del césped como Royal Verd o una compañía que le vende a Royal Verd productos sanitarios para el tratamiento de las enfermedades que pueden atacar al terreno de juego forman parte de este grupo. El fútbol contribuye indirectamente al equivalente a 5.594 millones de euros sobre la economía nacional.
En este grupo, el de los proveedores, la televisión juega un papel fundamental. Todas las semanas 17 personas de Mediapro coordinan minuciosamente la producción de los 21 partidos de LaLiga Santander y de LaLiga 1|2|3. Pablo Ruiz, responsable de este equipo, apunta: "Tenemos entre 30 y 40 trabajadores en cada partido". Ruiz y su equipo son el centro de producción de todos los encuentros. Coordinan desde las acreditaciones para las televisiones hasta la posición de las vallas para proteger a las unidades móviles. "Somos el punto de contacto entre todas las empresas que participan en el proceso: vehículos, seguridad, cámaras, clientes internacionales...".
La televisión de pago factura más de 1.800 millones de euros y el 41% de sus abonados no contrataría los paquetes si no incluyeran fútbol.
El bar de Lleida, el Casal d'Alfés, entraría en lo que PwC llama efecto tractor. "Una empresa produce algo que se usa para vender otro tipo de producto", explica Esteve. "El fútbol es un impulso para el sector de los bares, de los restaurantes, hoteles, televisión, transporte. Ninguno de ellos aparece en las cuentas de los clubes, pero están impactados por ellas". La cadena de bares Lizarran, extendida por toda España, también refleja este impacto. Sara Vega, su directora de comunicación, señala: "Más de la mitad de nuestros 200 bares emiten con asiduidad partidos de fútbol. Esos días las ventas se incrementan en torno a un 22%".
Además de en el estadio o en el bar, el consumo del fútbol está muy presente en los hogares. El 58% de los paquetes contratados de televisión de pago incluye el abono de fútbol. "Las televisiones pagan cada vez más por los derechos porque ven que crece el interés por este deporte y quieren captar el negocio", subraya Esteve.
También se incluye aquí el impacto sobre el sector de los videojuegos. PwC señala que las ventas de títulos de fútbol alcanzaron en la temporada 2016/17 los 217 millones de euros y crearon 5.700 puestos de trabajo. Según la Asociación Española de Videojuegos, de los 10 más vendidos, cuatro eran de fútbol. Y es el único sitio donde se disfrutaría de un regate (virtual) de Messi si el fútbol desapareciera mañana...
Pablo Vande Rusten
El País
Si mañana desapareciera el fútbol, si a alguien se le ocurriera que ya no vale la pena emocionarse con una remontada inolvidable, con un regate de Messi o un cabezazo de Benzema, los jugadores y aficionados no serían los únicos perjudicados. Si mañana desapareciera el fútbol, afectaría a miles de bares, empresas de transporte, hoteles, restaurantes, medios de comunicación o despachos de quinielas. Pequeños y medianos establecimientos que contribuyen a crear, según un informe de PwC, 185.000 empleos vinculados directa o indirectamente con el balón. Jordi Esteve, socio de la consultora y uno de los responsables del estudio, apunta: "El fútbol se ha convertido en una industria". Una industria cuya facturación es superior a los 15.600 millones de euros, lo que equivale al 1,37% del PIB español, y que genera una recaudación fiscal cercana a los 4.100 millones de euros.
Si mañana desapareciera el fútbol, Gregorio Pifarre, de 46 años, tendría que ingeniárselas cada fin de semana para llenar el Casal d'Alfés, el bar restaurante que regenta en ese pueblo de Lleida. "Cuando juega el Barça", asegura Pifarre, "suelen venir entre 30 y 40 personas". Un 10% de los cerca de 300 habitantes de este pueblo catalán. Los que siempre están son "los abuelos", un grupo de 10 amigos de entre 65 y 70 años que siempre ocupa la misma mesa. "Si el partido es entre las 19 y las 21 la demanda crece porque la gente pide platos combinados además de bocadillos", explica. La especialidad son los cargols a la llauna (un plato típico de caracoles) y el chuletón de medio kilo a la brasa. Los días de fútbol suelen necesitar una persona más para el trabajo. Pifarre afirma que él es uno de los tres madridistas que hay en Alfés. "¡En los Clásicos me voy a la cocina!", afirma, medio en broma, medio en serio.
Según el informe de PwC, el gasto medio que un aficionado realiza en bares cuando va a ver el fútbol es de 9,9 euros.
El pasado domingo, la afición de la SD Huesca visitó por primera vez el Santiago Bernabéu por un partido de LaLiga Santander. La peña oscense Alcorazados ha viajado a Barcelona, Vitoria, Valencia y Eibar esta temporada, la primera del equipo en la máxima categoría. "Si organizamos un viaje es porque al menos llenamos un autobús de 55 personas", dice Alberto Pérez, portavoz de la peña. "Un autobús para ir a algún lugar cercano cuesta cerca de 1.000 euros. Para ir a Madrid, alrededor de 1.400". En esta ocasión, fue el club el que organizó el viaje a la capital para su estreno liguero en el Bernabéu. El plan costó 60 euros con transporte y entrada. "Pero te dejas mucho más en pasar el día. Comer, cenar, beber...", apunta Pérez. Este año vinieron solo el domingo (el partido fue ese día a las 20.45), pero la temporada pasada, él y un grupo de aficionados pasaron todo el fin de semana en Madrid cuando la SD Huesca visitó al Rayo Vallecano. "Fuimos en AVE, que salió a 80 euros, y alquilamos un apartamento. Todo más caro", recuerda. "En Madrid a la gente le gusta ir a su rollo", explica Pérez. "Algunos van a la Plaza Mayor, pero otros a comer a un restaurante especifico", dice. Eso sí, luego quedan todos en el hotel donde esté el equipo para animarlo.
El día de partido los aficionados que acuden a los partidos fuera de su residencia habitual gastan una media de cerca de 100 euros.
La experiencia de la SD Huesca en la élite también ha revolucionado la ciudad. El área municipal de Turismo ha tenido que reforzarse los fines de semana en los que el equipo juega en casa. "Muchos aficionados se acercan a la oficina a pedir información", dice Sonia Blanco, jefa de servicio del área. La ciudad se llena de camisetas visitantes incluso los viernes por la mañana, cuando el encuentro es esa noche. "Lo habitual era tener unas 200 personas en un fin de semana normal, sin eventos. Ahora, cuando hay fútbol, se duplican. Contra el Espanyol o el Alavés llegamos a sobrepasar los 500 turistas por día. Para las visitas guiadas por la ciudad hay ocasiones en las que trabajan hasta seis personas porque tenemos que hacer varios grupos desde el viernes hasta el domingo", asegura.
Televisión de pago, bares, transporte, hostelería... En solo dos historias de personas que consumen fútbol se mezclan varios sectores. Precisamente de eso trata este informe que PwC confeccionó en tres meses con datos de la temporada 2016/2017, de mostrar "cómo una empresa en particular, una actividad o un sector puede afectar al conjunto de la economía", indica Esteve.
PwC estudia cuatro tipos de impacto del fútbol en la economía: directo, indirecto, tractor e inducido. El primero se refiere a la actividad de los clubes, "que hoy son como grandes empresas", y al empleo que generan directamente. Según el estudio, el impacto directo del fútbol genera 3.010 millones de euros a la producción nacional. "El fútbol mueve cada vez más dinero, alcanza con mirar los presupuestos de los equipos, pero también su huella es cada vez más alta", sostiene Esteve.
El indirecto es aquel impacto sobre la cadena de suministro. Es decir, los proveedores de los equipos y de LaLiga. Y los proveedores de proveedores. La seguridad del campo, las obras las empresas de mantenimiento del césped como Royal Verd o una compañía que le vende a Royal Verd productos sanitarios para el tratamiento de las enfermedades que pueden atacar al terreno de juego forman parte de este grupo. El fútbol contribuye indirectamente al equivalente a 5.594 millones de euros sobre la economía nacional.
En este grupo, el de los proveedores, la televisión juega un papel fundamental. Todas las semanas 17 personas de Mediapro coordinan minuciosamente la producción de los 21 partidos de LaLiga Santander y de LaLiga 1|2|3. Pablo Ruiz, responsable de este equipo, apunta: "Tenemos entre 30 y 40 trabajadores en cada partido". Ruiz y su equipo son el centro de producción de todos los encuentros. Coordinan desde las acreditaciones para las televisiones hasta la posición de las vallas para proteger a las unidades móviles. "Somos el punto de contacto entre todas las empresas que participan en el proceso: vehículos, seguridad, cámaras, clientes internacionales...".
La televisión de pago factura más de 1.800 millones de euros y el 41% de sus abonados no contrataría los paquetes si no incluyeran fútbol.
El bar de Lleida, el Casal d'Alfés, entraría en lo que PwC llama efecto tractor. "Una empresa produce algo que se usa para vender otro tipo de producto", explica Esteve. "El fútbol es un impulso para el sector de los bares, de los restaurantes, hoteles, televisión, transporte. Ninguno de ellos aparece en las cuentas de los clubes, pero están impactados por ellas". La cadena de bares Lizarran, extendida por toda España, también refleja este impacto. Sara Vega, su directora de comunicación, señala: "Más de la mitad de nuestros 200 bares emiten con asiduidad partidos de fútbol. Esos días las ventas se incrementan en torno a un 22%".
Además de en el estadio o en el bar, el consumo del fútbol está muy presente en los hogares. El 58% de los paquetes contratados de televisión de pago incluye el abono de fútbol. "Las televisiones pagan cada vez más por los derechos porque ven que crece el interés por este deporte y quieren captar el negocio", subraya Esteve.
También se incluye aquí el impacto sobre el sector de los videojuegos. PwC señala que las ventas de títulos de fútbol alcanzaron en la temporada 2016/17 los 217 millones de euros y crearon 5.700 puestos de trabajo. Según la Asociación Española de Videojuegos, de los 10 más vendidos, cuatro eran de fútbol. Y es el único sitio donde se disfrutaría de un regate (virtual) de Messi si el fútbol desapareciera mañana...