Wilstermann se recompuso en el segundo tiempo para adueñarse del clásico


José Vladimir Nogales
JNN Digital
Los clásicos son así. Se viven, se juegan, se disfrutan, se festejan de una manera diferente: con alma y vida. Por eso Wilstermann ríe (ganó 2-1) y a Aurora no le quedan ni ganas de llorar. Porque el final, en el Capriles, tuvo todos los ingredientes de una película de suspenso. Era de Aurora, fue de Wilstermann, que terminó festejando por duplicado ya que, para la ocasión, tuvo que alinear un equipo de circunstancias. Hay preguntas y respuestas.


¿Cuál fue la clave de la victoria de Wilstermann? Jugó mejor, fundamentalmente en el segundo tiempo, cuando puso en la cancha una disímil versión del equipo que, con un exceso de cautela, afrontó la primera mitad. Tuvo tres pilares en los que sustentó su fútbol. 1) Otra actitud. Wilstermann salió al segundo tiempo con otra disposición; no regaló ni se regaló en el fondo. Abandonó la banalidad del pelotazo simplista por el edificante control de pelota. Pero hay un hecho puntual para destacar. Esta vez, delanteros y volantes fueron solidarios, buscaron asociarse y elaborar a partir de la posesión. 2) La presión. Hubo momentos donde Aurora, refugiado en su campo, no sabía qué hacer. Fue una muestra generosa de movilidad y circulación que dejó sin chance al rival. Reyes recibió ovaciones de su gente cada vez que recuperó una pelota. Víctor Melgar marcó y recuperó con eficiencia, especialmente cuando el partido se desbocó en un ida y vuelta frenético, con el equipo partido en dos, propiciado por el cambio de táctica de los rojos, que prescindieron de un volante y agregaron un cuarto atacante. 3) Cuando tuvo la pelota, Wilstermann supo qué hacer. Villarroel condujo, Víctor Melgar acompañó distribuyendo con criterio desde la salida, Carlos Melgar aportó pausa y sabiduría, Álvarez y Pedriel impusieron peligro por alto y estuvieron activos atacando al espacio, buscando las costuras de la defensa. Aunque arriesgados, los cambios que introdujo Portugal fueron decisivos en el vuelco del resultado.

¿Por qué perdió Aurora? Porque se equivocó en el planteo del segundo tiempo. Se quedó peligrosamente en el fondo sin intentar achicar par a impedir la subida masiva del rival, que atacó con mucha gente al costo de deforestar el centro del campo. Pero lo más grave fue que perdió el control de la pelota y dedicó sus esfuerzos a resistir y especular en lugar de jugar. Aurora supo manejar mejor el medio campo durante el primer tiempo, con un trabajo ordenado. En el segundo, Aurora se plantó de contraataque, pero la pelota nunca llegó limpia a Cachuba y William Álvarez, desactivaos por la eficiencia de Reyes, V. Melgar y Montero. La presión de Wilstermann y la separación de líneas lo ahogaron, y no dejaron pensar a sus volantes. Además, a espaldas de sus defensas, Wilstermann recostó su ambición.

El Aurora del segundo tiempo fue irresoluto, dubitativo, sin ideas, sin rumbo. Gozó en el primer tiempo y sufrió en el segundo por falta de audacia y exceso de timidez. Wilstermann festejó al final por una victoria que hunde en el fondo al rival de toda la vida.

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