Promedios y fútbol argentino: ¿debe cambiar el descenso?
Como cada año, jugadores, directores técnicos y dirigentes discuten sobre si se debe mantener el sistema de promedios en el fútbol argentino u optar por una alternativa.
Marcos Duran
As
Promedios sí, promedios no. Torneo largo sí, torneo largo no. Argentina vive al revés que todo el mundo en el apartado futbolístico y los que dirigen no se ponen de acuerdo en cómo organizar un torneo que siempre está cambiando y nadie sabe cómo catalogar.
Entre torneos largos y torneos cortos, con 20 equipo o con 30, algo que no cambió en las últimas décadas fue el sistema para los descensos: el promedio. Este sistema que cuenta los puntos de las tres últimas temporadas y los divide por los partidos jugados hizo que muchos grandes se salvasen de jugar en la B Nacional (otros no), pero sigue creando polémica entre jugadores, directores técnicos y dirigentes.
¿Por qué un grupo de jugadores y técnico tiene que sufrir lo que se hiciera en las temporadas anteriores? ¿Por qué los equipos que ascienden del Nacional B tienen que sumar más puntos que de costumbre? ¿Por qué un equipo no puede jugar competencia internacional si hace una buena temporada pero por promedios desciende?
Estas interrogaciones están siempre en boca de todos. Tigre, uno de los descendidos, quedó en posición de Copa Sudamericana pero no podrá competir en el torneo continental debido a su descenso. Así lo marca el reglamento y así será. En cambio, si gana la Copa de la Superliga sí podrá jugar la Copa Libertadores de América. Cosas sin sentido.
Los promedios van en relación con la cantidad de equipos y la modalidad del torneo. Algunos rumores indican que la Superliga podría decidir volver a los torneos largos y a los descensos clásicos (como pasa en Europa) para junio de 2020, cuando el torneo cuente con 22 equipos. Esto haría que se pueda jugar un torneo largo de 42 fechas, ida y vuelta, todos contra todos.
La decisión de Grondona de llevar el torneo a 30 equipos maltrató a la competición y devaluó una competencia que ya estaba castigada por las decisiones de los que mandan. Argentina, si quiere volver a ser importante a nivel mundial, tiene que amoldarse a otro sistema de descensos, moleste y duela a quién sea.
Marcos Duran
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Promedios sí, promedios no. Torneo largo sí, torneo largo no. Argentina vive al revés que todo el mundo en el apartado futbolístico y los que dirigen no se ponen de acuerdo en cómo organizar un torneo que siempre está cambiando y nadie sabe cómo catalogar.
Entre torneos largos y torneos cortos, con 20 equipo o con 30, algo que no cambió en las últimas décadas fue el sistema para los descensos: el promedio. Este sistema que cuenta los puntos de las tres últimas temporadas y los divide por los partidos jugados hizo que muchos grandes se salvasen de jugar en la B Nacional (otros no), pero sigue creando polémica entre jugadores, directores técnicos y dirigentes.
¿Por qué un grupo de jugadores y técnico tiene que sufrir lo que se hiciera en las temporadas anteriores? ¿Por qué los equipos que ascienden del Nacional B tienen que sumar más puntos que de costumbre? ¿Por qué un equipo no puede jugar competencia internacional si hace una buena temporada pero por promedios desciende?
Estas interrogaciones están siempre en boca de todos. Tigre, uno de los descendidos, quedó en posición de Copa Sudamericana pero no podrá competir en el torneo continental debido a su descenso. Así lo marca el reglamento y así será. En cambio, si gana la Copa de la Superliga sí podrá jugar la Copa Libertadores de América. Cosas sin sentido.
Los promedios van en relación con la cantidad de equipos y la modalidad del torneo. Algunos rumores indican que la Superliga podría decidir volver a los torneos largos y a los descensos clásicos (como pasa en Europa) para junio de 2020, cuando el torneo cuente con 22 equipos. Esto haría que se pueda jugar un torneo largo de 42 fechas, ida y vuelta, todos contra todos.
La decisión de Grondona de llevar el torneo a 30 equipos maltrató a la competición y devaluó una competencia que ya estaba castigada por las decisiones de los que mandan. Argentina, si quiere volver a ser importante a nivel mundial, tiene que amoldarse a otro sistema de descensos, moleste y duela a quién sea.