Moise Kean responde con un gol a los racistas
La Juve triunfa en Cagliari 2-0: firmaron la victoria Bonucci y el joven delantero, que fue victima de cánticos racistas y desafió a la grada rossoblú tras marcar su gol.
Mirko Calemme
As
La Juventus dio otro paso hacia el alirón: gracias al triunfo en el complicado estadio del Cagliari, a los bianconeri apenas le faltan tres triunfos para coserse en la camiseta su octavo scudetto consecutivo. El partido, sin embargo, se recordará por el enésimo caso de racismo, del que esta vez fue victima el imparable y jovencísimo delantero Kean, que marcó otro gol.
Allegri se presentó en la Sardegna Arena sin media plantilla: estaban de baja Cristiano, Dybala, Spinazzola, Barzagli, Perin, Mandžukic, Douglas Costa y Cuadrado. El técnico fue obligado a un 3-5-2 con Bernardeschi y Kean en la delantera. Ambos se vieron y poco en la primera mitad y el joven punta, además, protagonizó una simulación que le costó una tarjeta amarilla.
No era una Vecchia Signora espectacular, pero a sus rivales no le concedía nada y antes del descanso golpeó con una de sus mejores armas. Bonucci, olvidado por la zaga local, aprovechó un córner del propio Bernardeschi con un imperioso testarazo que valió el 0-1.
La Juve controló sin demasiados apuros, concediendo algún cabezazo a Pavoletti, que no hizo daño, y en el tramo final del partido aceleró para sentenciar. Kean, que poco antes había fallado un mano a mano con Cragno, en el 85’ empujó entre palos un centro raso de Bentancur y celebró su cuarto tanto en las últimas cuatro jornadas (y metió dos más durante el parón con Italia), mirando fijamente al fondo rival, desafiándolo.
El punta había sido victima de cánticos racistas (como señaló, enfurecido, su compañero Matuidi, que ya hace un año en el mismo estadio sufrió el mismo trato) y aquella fue su respuesta. El ambiente en el campo se puso tenso y en los últimos cinco minutos el delantero recibió pitos e insultos cada vez que tocó el balón. La Juve canceló este polémico final celebrando su enésimo triunfo bajo el sector visitante: el Scudetto más rápido de su historia está a punto de llegar. El fútbol italiano, por su parte, hizo otro ridículo.
Mirko Calemme
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La Juventus dio otro paso hacia el alirón: gracias al triunfo en el complicado estadio del Cagliari, a los bianconeri apenas le faltan tres triunfos para coserse en la camiseta su octavo scudetto consecutivo. El partido, sin embargo, se recordará por el enésimo caso de racismo, del que esta vez fue victima el imparable y jovencísimo delantero Kean, que marcó otro gol.
Allegri se presentó en la Sardegna Arena sin media plantilla: estaban de baja Cristiano, Dybala, Spinazzola, Barzagli, Perin, Mandžukic, Douglas Costa y Cuadrado. El técnico fue obligado a un 3-5-2 con Bernardeschi y Kean en la delantera. Ambos se vieron y poco en la primera mitad y el joven punta, además, protagonizó una simulación que le costó una tarjeta amarilla.
No era una Vecchia Signora espectacular, pero a sus rivales no le concedía nada y antes del descanso golpeó con una de sus mejores armas. Bonucci, olvidado por la zaga local, aprovechó un córner del propio Bernardeschi con un imperioso testarazo que valió el 0-1.
La Juve controló sin demasiados apuros, concediendo algún cabezazo a Pavoletti, que no hizo daño, y en el tramo final del partido aceleró para sentenciar. Kean, que poco antes había fallado un mano a mano con Cragno, en el 85’ empujó entre palos un centro raso de Bentancur y celebró su cuarto tanto en las últimas cuatro jornadas (y metió dos más durante el parón con Italia), mirando fijamente al fondo rival, desafiándolo.
El punta había sido victima de cánticos racistas (como señaló, enfurecido, su compañero Matuidi, que ya hace un año en el mismo estadio sufrió el mismo trato) y aquella fue su respuesta. El ambiente en el campo se puso tenso y en los últimos cinco minutos el delantero recibió pitos e insultos cada vez que tocó el balón. La Juve canceló este polémico final celebrando su enésimo triunfo bajo el sector visitante: el Scudetto más rápido de su historia está a punto de llegar. El fútbol italiano, por su parte, hizo otro ridículo.