Mbappé marca y el PSG jugará la final de la Copa de Francia
El Paris Saint Germain es finalista de la Copa de Francia tras golear 3-0 al Nantes. Mbappé marcó el segundo gol y también falló un penalti. Se jugará el título con el Rennes.
Jean Palacios
As
Bastaron los minutos finales para ejercer la superioridad y transformar un partido trabado en una fiesta. Tras coger ventaja con gol de Verratti en el primer tiempo, el PSG esperó al último cuarto de hora para consumar su superioridad con Kylian Mbappé, providencial e insaciable como siempre que a pesar de fallar su segundo penalti en la temporada se reivindico anotando el segundo gol del encuentro. Una obra de arte de Dani Alves contribuyó para el cierre del espectáculo.
Una victoria que le viene bien al PSG por las circunstancias, la obligación y el contexto. La guerra verbal iniciada en la previa por Vahid Halilhodzić, el técnico de Nantes, calificando de amateurs al vigente campeón por su eliminación en la Champions, sentó mal en el vestuario parisino, casi como una puñalada al orgullo. La herida va cicatrizando pero aún quedan secuelas.
El Paris Saint Germain tiene el compromiso de terminar bien la temporada sin margen de error. Los dos trofeos en disputa sirven para maquillar la desilusión de no lograr el objetivo principal, la Champions. El doblete es el analgésico ideal para calmar a su afición.
Con la liga en el bolsillo, obtener la tradicional Copa de Francia se convierte en una necesidad al ser una costumbre del club durante los últimos cuatro años. La magia de las Copa siempre ofrece un panorama distinto y lleno de sorpresas, Lyon lo vivió en la víspera al ser derrotado por Rennes en casa, con ese argumento la necesidad del triunfo era prioridad para el PSG. Nantes nunca asumió el rol de protagonista, con orden defensivo y la rapidez de sus delanteros cedió la iniciativa para intentar aprovechar sus contragolpes. Jugando al límite y con orgullo, eran conscientes de la trascendencia del juego por la posibilidad de aspirar a una competición europea.
Paris Saint Germain es otra vez finalista, una clasificación que tenía que llegar por prestigio y categoría. La noche en el Parque de los Principes fue agradable, pero la amargura la puso el hecho de perder a Marquinhos, un elemento clave en el esquema del equipo. Este triunfo hace bien, pero también lleva a la reflexión de cara al futuro: la Copa de Francia y la Ligue 1 deberían ser solo parte del camino cuando las aspiraciones son mayores.
Jean Palacios
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Bastaron los minutos finales para ejercer la superioridad y transformar un partido trabado en una fiesta. Tras coger ventaja con gol de Verratti en el primer tiempo, el PSG esperó al último cuarto de hora para consumar su superioridad con Kylian Mbappé, providencial e insaciable como siempre que a pesar de fallar su segundo penalti en la temporada se reivindico anotando el segundo gol del encuentro. Una obra de arte de Dani Alves contribuyó para el cierre del espectáculo.
Una victoria que le viene bien al PSG por las circunstancias, la obligación y el contexto. La guerra verbal iniciada en la previa por Vahid Halilhodzić, el técnico de Nantes, calificando de amateurs al vigente campeón por su eliminación en la Champions, sentó mal en el vestuario parisino, casi como una puñalada al orgullo. La herida va cicatrizando pero aún quedan secuelas.
El Paris Saint Germain tiene el compromiso de terminar bien la temporada sin margen de error. Los dos trofeos en disputa sirven para maquillar la desilusión de no lograr el objetivo principal, la Champions. El doblete es el analgésico ideal para calmar a su afición.
Con la liga en el bolsillo, obtener la tradicional Copa de Francia se convierte en una necesidad al ser una costumbre del club durante los últimos cuatro años. La magia de las Copa siempre ofrece un panorama distinto y lleno de sorpresas, Lyon lo vivió en la víspera al ser derrotado por Rennes en casa, con ese argumento la necesidad del triunfo era prioridad para el PSG. Nantes nunca asumió el rol de protagonista, con orden defensivo y la rapidez de sus delanteros cedió la iniciativa para intentar aprovechar sus contragolpes. Jugando al límite y con orgullo, eran conscientes de la trascendencia del juego por la posibilidad de aspirar a una competición europea.
Paris Saint Germain es otra vez finalista, una clasificación que tenía que llegar por prestigio y categoría. La noche en el Parque de los Principes fue agradable, pero la amargura la puso el hecho de perder a Marquinhos, un elemento clave en el esquema del equipo. Este triunfo hace bien, pero también lleva a la reflexión de cara al futuro: la Copa de Francia y la Ligue 1 deberían ser solo parte del camino cuando las aspiraciones son mayores.