La lucha de Naruhito, el nuevo emperador de Japón, por sacar a su esposa Masako de la depresión

Tras la abdicación de Akihito se abre una nueva era en la Casa Imperial, en la que el flamente monarca buscará mantener un difícil equilibrio entre las tradiciones de una institución milenaria y la intención de acercar a la familia imperial a la realidad del mundo actual

Infobae
Naruhito, de 59 años y quien heredará el trono en mayo, no esconde sus críticas al asfixiante modo de vida al que está sometido la familia imperial japonesa, especialmente en lo relativo al sufrimiento de la princesa Masako, a la que le cuesta adaptarse a ese entorno.


Nacido el 23 de febrero de 1960, Naruhito fue el primer príncipe que creció bajo el mismo techo que sus padres, en lugar de ser educado por institutrices y tutores. En la década de 1980 estudió durante dos años en la Universidad de Oxford, en Reino Unido, tras obtener un diploma en historia en Japón. Así, pudo librarse durante un tiempo de las rigideces que impone la vida imperial en su país, mezclándose con otros estudiantes y con la familia real británica.

En 1993 se casó con Masako Owada, nacida en 1963 en una familia de diplomáticos y formada en las universidades de Harvard y Oxford. Esta políglota acostumbrada a recorrer el mundo renunció entonces a una prometedora carrera diplomática para entrar en la familia imperial.

Pero a Masako le cuesta aguantar una existencia sometida a las estrictas reglas de la Agencia de la Casa Imperial. Entre otras cosas, sufrió una enorme presión para tener un hijo, ya que la sucesión imperial en Japón es patrilineal. El estrés aumentó cuando, en 2001, dio a luz a una niña, la princesa Aiko, única descendencia de la pareja.

Alrededor de una década después de su boda, ella desapareció en gran medida de la vista pública. En 2004, Naruhito, quien había prometido "protegerla a cualquier precio", acusó al protocolo de asfixiar la personalidad de su esposa, causando conmoción en la Corte.

"En los últimos 10 años, la princesa Masako se esforzó por adaptarse a la vida de la familia imperial. Yo fui testigo, esta empresa la dejó totalmente agotada", declaró, y ante periodistas japoneses y extranjeros añadió: "También hay que decir que su antigua carrera y rasgos de su personalidad le fueron, en cierto, sentido negadas".

Ese mismo año, el Palacio reveló que Masako estaba bajo tratamiento médico casi desde que contrajo matrimonio para una enfermedad calificada por la Casa Imperial como "problema de adaptación". Masako sufre depresión.

La efusiva defensa de su mujer conmocionó al país y, tras una reprimenda de sus allegados, Naruhito dio marcha atrás, pidió disculpas por sus declaraciones, pero nunca dejó de expresar compasión por su esposa y pidió "nuevas obligaciones imperiales adaptadas a la evolución de la sociedad".

Naruhito y Masako "no podrán realizar tantas actividades como la pareja imperial actual" debido al estado de salud de Masako, consideró Hideya Kawanishi, profesor de historia de la Universidad de Nagoya, sobre los nuevos emperadores. "Masako cumplirá con sus obligaciones de forma progresiva", advirtió el príncipe en una rueda de prensa el año pasado, antes de una visita a Francia a la que su esposa no lo acompañó.

En una declaración publicada por su cumpleaños en diciembre, Masako adelantó que se recuperaba progresivamente y consideró que podrá "cumplir con más obligaciones que antes".

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