La Justicia brasileña redujo la condena de Lula y puede salir de prisión este año
El Superior Tribunal (STJ) votó a favor de un recurso presentado por la defensa del ex presidente. De 12 años, bajó su sentencia a 8 y diez meses, y en septiembre podría ser beneficiado con régimen domiciliario. El petista está preso desde el 7 de abril de 2018 por corrupción
Infobae
El Superior Tribunal (STJ) modificó la sentencia del ex presidente a 8 años, 10 meses y 20 días. Con esta decisión, Lula, de 73 años, podría lograr prisión domiciliaria o pedir un régimen semiabierto desde el mes de septiembre, debido a que ya habría cumplido un sexto de su pena en prisión.
Los cuatro magistrados que componen el Superior Tribunal de Justicia (el quinto se había eximido de participar en la votación por conflicto de intereses) se manifestaron de forma unánime por una reducción de la condena del ex mandatario. Los votos afirmativos hasta el momento son de Felix Fischer, el relator del Lava-Jato, Jorge Mussi, Reynaldo Soares da Fonseca y Ribeiro Danta .
Con esta votación se allana el camino para que Lula da Silva sea liberado en septiembre de este año, o beneficiarse al menos de un régimen semiabierto, con derecho al trabajo diurno, de acuerdo con expertos judiciales.
Sin embargo, medios brasileños advirtieron que, en la medida que también responde por otras causas, el ex presidente puede sufrir nuevas condenas que lo mantengan en prisión o, en caso de que obtenga el beneficio de la domiciliaria, lo podrían regresar a la cárcel después de septiembre.
Así fue la votación del Supremo Tribunal de Justicia que redujo la condena a Lula da Silva
La defensa pedía en realidad la anulación del juicio en primera instancia y, por ende, la de la condena que fue dictada por un tribunal de alzada, que le condenó a doce años de cárcel, ahora reducidos a ocho años y diez meses.
Lula fue condenado en febrero pasado a 12 años y 11 meses de cárcel por un tribunal de primera instancia por la realización de reformas en otra propiedad, igualmente a cambio de contratos en la petrolera estatal. Desde que fue encarcelado, Lula permanece en una celda especial, de 15 metros cuadrados y adaptada a su condición de ex presidente, en un edificio de la Policía Federal en Curitiba, ciudad del sur del país en la que tiene sede el tribunal a cargo de la operación Lava Jato contra la corrupción.
Sobre Lula ya pesa otra condena a otros doce años de cárcel en un caso muy similar, pero dictada hasta ahora en primera instancia y no aún confirmada en la segunda.
En caso de que se ratificara esa pena en la segunda instancia, lo que podría ocurrir durante el primer semestre de este año, pudiera verse frustrada la posibilidad de que el ex mandatario pase a cumplir lo que resta de su primera condena en su domicilio.
En ese segundo proceso, el asunto se refiere a una casa de campo en el interior del estado de Sao Paulo, que también le habría sido entregada a título de soborno a Lula, quien además enfrenta otras seis causas penales por supuesta corrupción.
Desde que fue encarcelado, Lula permanece en una celda especial, de 15 metros cuadrados y adaptada a su condición de ex presidente en un edificio de la Policía Federal en Curitiba, ciudad del sur del país en la que tiene sede el tribunal a cargo de la operación Lava Jato contra la corrupción, por la que fue condenado.
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El Superior Tribunal (STJ) modificó la sentencia del ex presidente a 8 años, 10 meses y 20 días. Con esta decisión, Lula, de 73 años, podría lograr prisión domiciliaria o pedir un régimen semiabierto desde el mes de septiembre, debido a que ya habría cumplido un sexto de su pena en prisión.
Los cuatro magistrados que componen el Superior Tribunal de Justicia (el quinto se había eximido de participar en la votación por conflicto de intereses) se manifestaron de forma unánime por una reducción de la condena del ex mandatario. Los votos afirmativos hasta el momento son de Felix Fischer, el relator del Lava-Jato, Jorge Mussi, Reynaldo Soares da Fonseca y Ribeiro Danta .
Con esta votación se allana el camino para que Lula da Silva sea liberado en septiembre de este año, o beneficiarse al menos de un régimen semiabierto, con derecho al trabajo diurno, de acuerdo con expertos judiciales.
Sin embargo, medios brasileños advirtieron que, en la medida que también responde por otras causas, el ex presidente puede sufrir nuevas condenas que lo mantengan en prisión o, en caso de que obtenga el beneficio de la domiciliaria, lo podrían regresar a la cárcel después de septiembre.
Así fue la votación del Supremo Tribunal de Justicia que redujo la condena a Lula da Silva
La defensa pedía en realidad la anulación del juicio en primera instancia y, por ende, la de la condena que fue dictada por un tribunal de alzada, que le condenó a doce años de cárcel, ahora reducidos a ocho años y diez meses.
Lula fue condenado en febrero pasado a 12 años y 11 meses de cárcel por un tribunal de primera instancia por la realización de reformas en otra propiedad, igualmente a cambio de contratos en la petrolera estatal. Desde que fue encarcelado, Lula permanece en una celda especial, de 15 metros cuadrados y adaptada a su condición de ex presidente, en un edificio de la Policía Federal en Curitiba, ciudad del sur del país en la que tiene sede el tribunal a cargo de la operación Lava Jato contra la corrupción.
Sobre Lula ya pesa otra condena a otros doce años de cárcel en un caso muy similar, pero dictada hasta ahora en primera instancia y no aún confirmada en la segunda.
En caso de que se ratificara esa pena en la segunda instancia, lo que podría ocurrir durante el primer semestre de este año, pudiera verse frustrada la posibilidad de que el ex mandatario pase a cumplir lo que resta de su primera condena en su domicilio.
En ese segundo proceso, el asunto se refiere a una casa de campo en el interior del estado de Sao Paulo, que también le habría sido entregada a título de soborno a Lula, quien además enfrenta otras seis causas penales por supuesta corrupción.
Desde que fue encarcelado, Lula permanece en una celda especial, de 15 metros cuadrados y adaptada a su condición de ex presidente en un edificio de la Policía Federal en Curitiba, ciudad del sur del país en la que tiene sede el tribunal a cargo de la operación Lava Jato contra la corrupción, por la que fue condenado.