Incertidumbre en Venezuela tras un agitado día de protestas y represión
Luego de declarar el inicio de la fase final de la Operación Libertad, el líder opositor Leopoldo López pidió protección en la embajada chilena en Caracas, mientras se desconoce el paradero del presidente interino Juan Guaidó
Lucas Goyret
lgoyret@infobae.com
Venezuela amaneció este lunes con una imagen que en pocos minutos recorrió el mundo. Una imagen impensada en las últimas horas. Cerca de las seis de la mañana, hora local, el presidente interino, Juan Guaidó, se dirigió al país acompañado nada menos que de Leopoldo López, el líder opositor que se encontraba en arresto domiciliario cumpliendo una condena de casi 14 años.
Además de la sorpresa por la presencia del líder de Voluntad Popular (VP) -quien cumplía prisión domiciliaria impuesta por el régimen de Nicolás Maduro-, también generó incertidumbre el hecho de que Guaidó estuviera rodeado por un grupo de militares de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el cuerpo de seguridad que aún sostiene a Maduro en el poder. Así comenzó la fase final de la "Operación Libertad", desde la base aérea La Carlota, en Caracas.
"Inició el fin de la usurpación", anunció Guaidó, para luego convocar a la población a movilizarse en todo el país. López, mientras tanto, explicó que había sido liberado por un grupo de militares sublevados y se sumó al llamado del presidente interino a salir a las calles a lo largo y a lo ancho del territorio venezolano.
Casi de forma inmediata, cientos de personas -que luego se convirtieron en miles- comenzaron a acercarse a las inmediaciones de La Carlota para acompañar a Guaidó y López.
Los primeros incidentes se registraron poco después, cuando un grupo de colectivos chavistas intentó reprimir a los manifestantes. Sin embargo, los paramilitares leales al dictador fueron repelidos por los agentes de la GNB que, portando una cinta azul en el brazo derecho, manifestaban su apoyo a Guaidó y al pueblo venezolano.
Pero, como era de esperarse, los enfrentamientos se trasladaron a diferentes puntos del país. Desde el chavismo, en tanto, a media mañana apenas se habían manifestado Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Constituyente), Jorge Rodríguez (ministro de Comunicación) y Vladimir Padrino López (ministro de Defensa). El número dos del chavismo le restó importancia al alzamiento militar y llamó a los colectivos y a los seguidores del régimen a reunirse frente al Palacio de Miraflores para defender la Revolución.
Rodeado del alto mando, Padrino López, en tanto, reiteró su adhesión a Maduro y denunció el alzamiento como un intento "burdo e inútil". A esa altura quedaba claro que quien estaba al mando de las decisiones era el propio Cabello. La palabra de Maduro llegó cerca del mediodía. Esta vez no fue a través de la cadena nacional, ni en la calle junto a la militancia bolivariana. El dictador apenas envió un mensaje en Twitter asegurando que los comandantes de todas las regiones le habían manifestado "su total lealtad al pueblo, a la Constitución y a la patria".
Tras el lanzamiento de la "Operación Libertad", la primera reacción del régimen fue lanzar gases lacrimógenos en el distribuidor Altamira, donde se concentraron a primera hora parte de los militares y seguidores de Guaidó. Con el correr de las horas, el pueblo se volcó a las calles y los enfrentamientos se extendieron por toda la capital venezolana y en diferentes puntos del país. Una vez más, la dictadura aplicó mano de hierro contra la población civil. La imagen más impactante del día fue la de un blindado arrollando a personas desarmadas en las inmediaciones de La Carlota. Los servicios de salud indicaron que, hasta el momento, se registran 69 heridos (dos con heridas de bala), y el Foro Penal venezolano informó que se registraron al menos 11 detenidos.
Con los ojos del mundo puestos en Venezuela, Guaidó aseguró que la misión de hacer caer al dictador no tiene retorno: "Nunca habíamos estado más cerca de poder vencer a un régimen autoritario". Pero con el paso de las horas, la situación se aplacó y lo que era efervescencia y esperanza se convirtió en incertidumbre.
Leopoldo López, junto a su familia, pidió protección como huésped en la embajada de Chile en Venezuela y Guaidó permaneció en un lugar secreto ante el temor de una posible detención por parte de las fuerzas chavistas.
Por su parte, muchos tomaron como un evidente debilitamiento el hecho de que Maduro no saliera a hablar públicamente, mientras que otros hablaban de una negociación en el seno del Ejército. Todo eso, hasta el momento, quedó en la nada. Lo único que salió a la luz este martes fue lo que reveló John Bolton desde la Casa Blanca. Ante la prensa, aseguró que tres altos mandos del régimen habían negociado con Guaidó la salida de Maduro.
El asesor de seguridad de Donald Trump indicó que Vladimir Padrino López (ministro de Defensa), Maikel Moreno (presidente del Tribunal Supremo de Justicia) e Iván Hernández Dala (director de la Dirección General de Contrainteligencia Militar) se habían comprometido a colaborar para hacer caer a la dictadura, pero no cumplieron. Y les envió un mensaje directo: "El tiempo se acaba. Esta es su última oportunidad. Acepten la amnistía del presidente interino Guaidó, protejan la Constitución y saquen del poder a Maduro, y los sacaremos de nuestra lista de sancionados". Mike Pompeo, Marco Rubio, Elliott Abrams y el propio Trump fueron los otros funcionarios norteamericanos que celebraron el inicio de la fase final de la "Operación Libertad".
El secretario de Estado, incluso, dijo a la cadena CNN que Maduro estaba listo para huir a Cuba hasta que fue disuadido por Rusia: "Él tenía un avión en la pista, estaba listo para irse esta mañana, por lo que sabemos, y los rusos le dijeron que debería quedarse". Versión que alimenta más los interrogantes en torno a la situación del país caribeño.
Aunque Guaidó no logró llegar al Palacio Miraflores con sus seguidores, la mayor parte de los países de la región, con Colombia, Brasil, Ecuador, Argentina, Chile y Perú a la cabeza, destacaron su iniciativa y reiteraron su compromiso por el restablecimiento de la democracia en Venezuela. Los principales aliados del régimen -Cuba, Rusia, Bolivia y Turquía, entre otros-, en tanto, respaldaron al dictador y denunciaron un "intento de golpe de Estado".
Expectativa por la marcha del 1° de mayo
¿Por qué se adelantó el lanzamiento de la fase final de la "Operación Libertad" cuando el pueblo estaba llamado a movilizarse mañana miércoles 1° de mayo? Ese fue uno de los primeros interrogantes que surgió tras el anuncio de Guaidó desde La Carlota.
Algunas versiones estimaron que la información filtrada el lunes sobre la construcción en secreto de una celda para Guaidó en el Fuerte Tiuna pudo haber sido un desencadenante. Pero no fue más que un trascendido, un interrogante más en esta crisis sin precedentes.
Tras esta intensa jornada, crece la expectativa de cara a la movilización de mañana.
Pese a la presión interna y externa, el régimen, que sólo es sostenido por los militares, sigue aplicando la misma receta: violencia y represión. Su otro pilar, Cuba, que tiene infiltrados miles de agentes de inteligencia en el Ejército, recibió una seria advertencia este martes por parte de Estados Unidos. Trump amenazó a La Habana con un embargo "total" y con sanciones si no cesa su apoyo al dictador venezolano.
"Si las tropas cubanas y las milicias no CESAN inmediatamente las operaciones militares y de otro tipo con el propósito de provocar la muerte y la destrucción de la Constitución de Venezuela, se impondrá un embargo pleno y total junto con sanciones de alto nivel", advirtió el presidente norteamericano.
Los manifestantes, con el ímpetu y las esperanzas renovadas tras esta jornada, avisaron que mantendrán las protestas en todo el país. Sin embargo, Guaidó pese a contar con un amplio apoyo internacional y de la población venezolana, sabe que necesita un respaldo más contundente por parte del Ejército para lograr la caída de la dictadura y seguir adelante con el plan que se trazó la oposición: gobierno de transición y elecciones libres.
Lucas Goyret
lgoyret@infobae.com
Venezuela amaneció este lunes con una imagen que en pocos minutos recorrió el mundo. Una imagen impensada en las últimas horas. Cerca de las seis de la mañana, hora local, el presidente interino, Juan Guaidó, se dirigió al país acompañado nada menos que de Leopoldo López, el líder opositor que se encontraba en arresto domiciliario cumpliendo una condena de casi 14 años.
Además de la sorpresa por la presencia del líder de Voluntad Popular (VP) -quien cumplía prisión domiciliaria impuesta por el régimen de Nicolás Maduro-, también generó incertidumbre el hecho de que Guaidó estuviera rodeado por un grupo de militares de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el cuerpo de seguridad que aún sostiene a Maduro en el poder. Así comenzó la fase final de la "Operación Libertad", desde la base aérea La Carlota, en Caracas.
"Inició el fin de la usurpación", anunció Guaidó, para luego convocar a la población a movilizarse en todo el país. López, mientras tanto, explicó que había sido liberado por un grupo de militares sublevados y se sumó al llamado del presidente interino a salir a las calles a lo largo y a lo ancho del territorio venezolano.
Casi de forma inmediata, cientos de personas -que luego se convirtieron en miles- comenzaron a acercarse a las inmediaciones de La Carlota para acompañar a Guaidó y López.
Los primeros incidentes se registraron poco después, cuando un grupo de colectivos chavistas intentó reprimir a los manifestantes. Sin embargo, los paramilitares leales al dictador fueron repelidos por los agentes de la GNB que, portando una cinta azul en el brazo derecho, manifestaban su apoyo a Guaidó y al pueblo venezolano.
Pero, como era de esperarse, los enfrentamientos se trasladaron a diferentes puntos del país. Desde el chavismo, en tanto, a media mañana apenas se habían manifestado Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Constituyente), Jorge Rodríguez (ministro de Comunicación) y Vladimir Padrino López (ministro de Defensa). El número dos del chavismo le restó importancia al alzamiento militar y llamó a los colectivos y a los seguidores del régimen a reunirse frente al Palacio de Miraflores para defender la Revolución.
Rodeado del alto mando, Padrino López, en tanto, reiteró su adhesión a Maduro y denunció el alzamiento como un intento "burdo e inútil". A esa altura quedaba claro que quien estaba al mando de las decisiones era el propio Cabello. La palabra de Maduro llegó cerca del mediodía. Esta vez no fue a través de la cadena nacional, ni en la calle junto a la militancia bolivariana. El dictador apenas envió un mensaje en Twitter asegurando que los comandantes de todas las regiones le habían manifestado "su total lealtad al pueblo, a la Constitución y a la patria".
Tras el lanzamiento de la "Operación Libertad", la primera reacción del régimen fue lanzar gases lacrimógenos en el distribuidor Altamira, donde se concentraron a primera hora parte de los militares y seguidores de Guaidó. Con el correr de las horas, el pueblo se volcó a las calles y los enfrentamientos se extendieron por toda la capital venezolana y en diferentes puntos del país. Una vez más, la dictadura aplicó mano de hierro contra la población civil. La imagen más impactante del día fue la de un blindado arrollando a personas desarmadas en las inmediaciones de La Carlota. Los servicios de salud indicaron que, hasta el momento, se registran 69 heridos (dos con heridas de bala), y el Foro Penal venezolano informó que se registraron al menos 11 detenidos.
Con los ojos del mundo puestos en Venezuela, Guaidó aseguró que la misión de hacer caer al dictador no tiene retorno: "Nunca habíamos estado más cerca de poder vencer a un régimen autoritario". Pero con el paso de las horas, la situación se aplacó y lo que era efervescencia y esperanza se convirtió en incertidumbre.
Leopoldo López, junto a su familia, pidió protección como huésped en la embajada de Chile en Venezuela y Guaidó permaneció en un lugar secreto ante el temor de una posible detención por parte de las fuerzas chavistas.
Por su parte, muchos tomaron como un evidente debilitamiento el hecho de que Maduro no saliera a hablar públicamente, mientras que otros hablaban de una negociación en el seno del Ejército. Todo eso, hasta el momento, quedó en la nada. Lo único que salió a la luz este martes fue lo que reveló John Bolton desde la Casa Blanca. Ante la prensa, aseguró que tres altos mandos del régimen habían negociado con Guaidó la salida de Maduro.
El asesor de seguridad de Donald Trump indicó que Vladimir Padrino López (ministro de Defensa), Maikel Moreno (presidente del Tribunal Supremo de Justicia) e Iván Hernández Dala (director de la Dirección General de Contrainteligencia Militar) se habían comprometido a colaborar para hacer caer a la dictadura, pero no cumplieron. Y les envió un mensaje directo: "El tiempo se acaba. Esta es su última oportunidad. Acepten la amnistía del presidente interino Guaidó, protejan la Constitución y saquen del poder a Maduro, y los sacaremos de nuestra lista de sancionados". Mike Pompeo, Marco Rubio, Elliott Abrams y el propio Trump fueron los otros funcionarios norteamericanos que celebraron el inicio de la fase final de la "Operación Libertad".
El secretario de Estado, incluso, dijo a la cadena CNN que Maduro estaba listo para huir a Cuba hasta que fue disuadido por Rusia: "Él tenía un avión en la pista, estaba listo para irse esta mañana, por lo que sabemos, y los rusos le dijeron que debería quedarse". Versión que alimenta más los interrogantes en torno a la situación del país caribeño.
Aunque Guaidó no logró llegar al Palacio Miraflores con sus seguidores, la mayor parte de los países de la región, con Colombia, Brasil, Ecuador, Argentina, Chile y Perú a la cabeza, destacaron su iniciativa y reiteraron su compromiso por el restablecimiento de la democracia en Venezuela. Los principales aliados del régimen -Cuba, Rusia, Bolivia y Turquía, entre otros-, en tanto, respaldaron al dictador y denunciaron un "intento de golpe de Estado".
Expectativa por la marcha del 1° de mayo
¿Por qué se adelantó el lanzamiento de la fase final de la "Operación Libertad" cuando el pueblo estaba llamado a movilizarse mañana miércoles 1° de mayo? Ese fue uno de los primeros interrogantes que surgió tras el anuncio de Guaidó desde La Carlota.
Algunas versiones estimaron que la información filtrada el lunes sobre la construcción en secreto de una celda para Guaidó en el Fuerte Tiuna pudo haber sido un desencadenante. Pero no fue más que un trascendido, un interrogante más en esta crisis sin precedentes.
Tras esta intensa jornada, crece la expectativa de cara a la movilización de mañana.
Pese a la presión interna y externa, el régimen, que sólo es sostenido por los militares, sigue aplicando la misma receta: violencia y represión. Su otro pilar, Cuba, que tiene infiltrados miles de agentes de inteligencia en el Ejército, recibió una seria advertencia este martes por parte de Estados Unidos. Trump amenazó a La Habana con un embargo "total" y con sanciones si no cesa su apoyo al dictador venezolano.
"Si las tropas cubanas y las milicias no CESAN inmediatamente las operaciones militares y de otro tipo con el propósito de provocar la muerte y la destrucción de la Constitución de Venezuela, se impondrá un embargo pleno y total junto con sanciones de alto nivel", advirtió el presidente norteamericano.
Los manifestantes, con el ímpetu y las esperanzas renovadas tras esta jornada, avisaron que mantendrán las protestas en todo el país. Sin embargo, Guaidó pese a contar con un amplio apoyo internacional y de la población venezolana, sabe que necesita un respaldo más contundente por parte del Ejército para lograr la caída de la dictadura y seguir adelante con el plan que se trazó la oposición: gobierno de transición y elecciones libres.