Este mortecino goteo no beneficia a Zidane
Santiago Segurola
As
Prosigue el mortecino goteo de partidos para el Real Madrid, dos meses de partidos intrascendentes para el equipo, representados por la visita a Leganés, donde se produjo una pequeña novedad: el primer empate tras el regreso de Zidane a la dirección del equipo. No es la clase de noticia que espera el madridismo. Tampoco le conviene a Zidane, aunque disfruta de una posición envidiable, refractaria a las contingencias que cuestionan el futuro de cualquier entrenador. Sin embargo, esta recta final puede debilitarte.
Zidane se expone a un reproche que desdeñó cuando volvió al club: la respuesta del equipo es similar a la que ofreció con Solari y Lopetegui, zarandeado en la nota oficial del despido por el desperdicio de talento en una plantilla con ocho nominados al equipo ideal de la FIFA. Un mes después, los resultados son parecidos, la plantilla es la misma y la directiva, también.
El Madrid es uno de los clubes más complejos del mundo. Convive tan mal con las derrotas y las decepciones que cada semana es un examen final. Se considera que estos dos últimos meses de la temporada no cuentan, que funcionan a beneficio de inventario, sin trascendencia. No es cierto. Cuando se escuchan silbidos en el Bernabéu, como sucedió en los partidos con el Eibar y el Huesca, conviene tomarlos en cuenta, recuerdan el malestar de los aficionados. Nadie en el Madrid puede activar alegremente una cláusula no escrita de indulgencia al equipo, al entrenador y al presidente de la institución más exigente del fútbol mundial.
La trayectoria final en la Liga confirma los preocupantes datos del equipo en los meses anteriores: casi siempre recibe el primer gol del partido (contra el Valencia, Huesca, Eibar y Leganés en el corto periodo Zidane), el tono vital del equipo es bajo y las soluciones parecen escasas, de lo contrario Benzema no acudiría una y otra vez al rescate para salvar los muebles. Se mantiene el diagnóstico en un equipo que está demasiado visto. Sus mejores futbolistas han entrado en la fase declinante de su carrera, y aun así apenas tienen competencia en la plantilla.
Todo apunta a una profunda intervención en el mercado, pero la temporada sigue para el Madrid, por fatigosa que les parezca a aficionados y jugadores. Puede parecer que para Zidane sólo es un tiempo de análisis, el plazo perfecto para detectar errores y tomar decisiones, pero hay algo de incómodo en su situación. Su regreso le beneficia mucho menos a él que a Florentino Pérez, que se ha evitado un buen sofoco en una temporada que cuestiona muchas de sus decisiones, sobre todo las relacionadas con su función como director deportivo de facto.
As
Prosigue el mortecino goteo de partidos para el Real Madrid, dos meses de partidos intrascendentes para el equipo, representados por la visita a Leganés, donde se produjo una pequeña novedad: el primer empate tras el regreso de Zidane a la dirección del equipo. No es la clase de noticia que espera el madridismo. Tampoco le conviene a Zidane, aunque disfruta de una posición envidiable, refractaria a las contingencias que cuestionan el futuro de cualquier entrenador. Sin embargo, esta recta final puede debilitarte.
Zidane se expone a un reproche que desdeñó cuando volvió al club: la respuesta del equipo es similar a la que ofreció con Solari y Lopetegui, zarandeado en la nota oficial del despido por el desperdicio de talento en una plantilla con ocho nominados al equipo ideal de la FIFA. Un mes después, los resultados son parecidos, la plantilla es la misma y la directiva, también.
El Madrid es uno de los clubes más complejos del mundo. Convive tan mal con las derrotas y las decepciones que cada semana es un examen final. Se considera que estos dos últimos meses de la temporada no cuentan, que funcionan a beneficio de inventario, sin trascendencia. No es cierto. Cuando se escuchan silbidos en el Bernabéu, como sucedió en los partidos con el Eibar y el Huesca, conviene tomarlos en cuenta, recuerdan el malestar de los aficionados. Nadie en el Madrid puede activar alegremente una cláusula no escrita de indulgencia al equipo, al entrenador y al presidente de la institución más exigente del fútbol mundial.
La trayectoria final en la Liga confirma los preocupantes datos del equipo en los meses anteriores: casi siempre recibe el primer gol del partido (contra el Valencia, Huesca, Eibar y Leganés en el corto periodo Zidane), el tono vital del equipo es bajo y las soluciones parecen escasas, de lo contrario Benzema no acudiría una y otra vez al rescate para salvar los muebles. Se mantiene el diagnóstico en un equipo que está demasiado visto. Sus mejores futbolistas han entrado en la fase declinante de su carrera, y aun así apenas tienen competencia en la plantilla.
Todo apunta a una profunda intervención en el mercado, pero la temporada sigue para el Madrid, por fatigosa que les parezca a aficionados y jugadores. Puede parecer que para Zidane sólo es un tiempo de análisis, el plazo perfecto para detectar errores y tomar decisiones, pero hay algo de incómodo en su situación. Su regreso le beneficia mucho menos a él que a Florentino Pérez, que se ha evitado un buen sofoco en una temporada que cuestiona muchas de sus decisiones, sobre todo las relacionadas con su función como director deportivo de facto.