El único vocal electoral que tomó distancia de Evo Morales teme por las elecciones bolivianas

Antonio Costas se abstuvo de habilitar la controvertida candidatura del actual presidente a una nueva reelección. Quedó como solitario magistrado independiente del Tribunal Supremo Electoral y pide "un giro de 180 grados" para poder administrar los comicios

Tuffí Aré Vásquez
Desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
Antonio Costas Sitic es la piedra en los zapatos del partido de Evo Morales y en los de sus propios colegas que administrarán las elecciones presidenciales de octubre próximo en Bolivia. Es el único de los llamados vocales "institucionalistas" o "disidentes" que sobreviven en la directiva del Tribunal Supremo Electoral. Tres ya dejaron sus cargos entre octubre de 2018 y enero de este año. Uno renunció con el argumento de estar afectado por una enfermedad y dos por desacuerdos y presiones. Una de ellas fue nada menos que la presidenta de la directiva, Kathia Uriona, y, tres meses después, Dunia Sandoval, que, junto a Costas, fueron los únicos dos, de cinco vocales, que se abstuvieron de habilitar las candidaturas de Evo Morales y de Alvaro García Linera, el 4 de diciembre del año pasado.


Entre octubre de 2018, que es cuando se fue la anterior presidenta, y abril de este año, 59 profesionales abandonaron puestos técnicos del Tribunal Electoral. Este desbande precipitó una crisis que ha sido expuesta desde enero por Costas en los medios de prensa y, en las últimas horas, mediante una carta interna dirigida a sus cinco colegas de la directiva, de la que él es vicepresidente.

Su posición disidente ha sido pública, sobre todo el día en el que le tocó votar para habilitar o inhabilitar al presidente Evo Morales con miras a una nueva reelección. A ese momento no llegaron otros dos de sus colegas que habían jurado con él por seis años de mandato y que solo completaron la mitad. La decisión era crucial, pues del TSE dependía la intención de Evo Morales de seguir en el poder. Y Costas optó por abstenerse, junto a otra vocal.

Su segunda prueba de fuego se dio con el adelantamiento de las primarias de los candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia, interpretado por los opositores como un nuevo recurso del oficialismo para conseguir ventajas para su binomio. Costas volvió entonces a ir contra la corriente junto a Dunia Sandoval, la misma vocal que no avaló semanas antes a Evo Morales. Ambos pidieron oficialmente no realizar las primarias. El 30 de enero dejó su cargo la mujer, horas después de que el presidente de Bolivia recriminara al Tribunal Electoral por el revés que sufrió su partido en una inédita votación marcada por un elevado ausentismo.

En esos días volvieron a preguntar a Costas si renunciaría y su respuesta ha sido casi la misma siempre. "Mi mandato concluye el 12 de julio de 2021 y, con la bendición de Dios, espero cumplirlo", afirma.

Entre la cautela y el reclamo

¿Cuánto de difícil es administrar las elecciones presidenciales del 20 de octubre?, le preguntó Infobae a Costas. "Son elecciones complejas, por la magnitud que implica el operativo y el contexto político nacional. El proceso es largo, pero lo estamos encarando con una estrategia integral que abarca sistemas, registro y otros aspectos".

Aunque evita referirse a los motivos de las renuncias de tres vocales que juraron con él en 2015 por un periodo de seis años, ha insistido mediante una reciente comunicación oficial en la necesidad de un golpe de timón del TSE. "Se (deben) adoptar medidas dentro de Sala Plena que permitan un giro de 180 grados, que permita reconducir nuestra gestión y evitar se configure una situación que no nos permita alcanzar el objetivo de administrar las elecciones generales de 2019 de manera eficiente", dice en la carta.

Sus mayores preocupaciones se refieren a los despidos o renuncias del personal del órgano electoral, a la falta de definición y tramitación del presupuesto electoral, problemas en la disponibilidad de equipos biométricos para el empadronamiento en Bolivia y en el extranjero y falta de la unidad de relacionamiento con organizaciones políticas.

En la misma nota pide realizar "un gran esfuerzo para la contratación de personal" y llenar las diferentes acefalías generadas en los últimos meses.

Gustavo Pedraza, candidato a la vicepresidencia por el opositor Comunidad Ciudadana, cree en el vocal Costas, pero no en sus colegas. "El Tribunal Electoral está bajo control político del MAS. Los militantes del partido que controlan la institución van a trabajar para que ganen Evo y García Linera. Esa es su misión. Por tal razón no se puede confiar en su independencia. La única garantía es la vigilancia y la movilización ciudadana", opinó.

El informático del biométrico

A sus 62 años de edad, Antonio Costas tiene un expediente profesional esencialmente técnico y su mayor hito ha sido la implementación del padrón electoral biométrico, que incorporó en un tiempo récord de 75 días 28a 5,7 millones de electores bolivianos.

Ya antes fue presidente de la antigua Corte Nacional Electoral, entre 2008 y 2010. También ha dirigido la reestructuración del Sistema de Identificación Personal (Segip) y ha implementado el nuevo Sistema de Registro Civil.

Formado en Ingeniería de Sistemas Electrónicos, fue elegido por dos tercios de votos de la Asamblea Legislativa dominada por el partido de Evo Morales en 2015. Uno los seis vocales de la actual directiva del TSE fue nombrado por el presidente y la oposición asegura que los otros tienen afinidad con el oficialismo.

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