El atrevimiento del Ajax

En la cantera del club holandés cultivan una arrogancia futbolística en el buen sentido: somos el Ajax y este es nuestro estilo. Debes ser valiente. Y esa actitud ha dado como fruto generaciones de jóvenes atrevidos

Jordi Cruyff
El País
En la cantera del Ajax hay una máxima que te meten en la cabeza desde el primer día: ‘si eres tímido, aquí lo tienes complicado’. Cultivan una arrogancia futbolística en el buen sentido: somos el Ajax y este es nuestro estilo. Tienes que ser valiente. Y esa actitud ha dado como fruto generaciones de jóvenes atrevidos, atléticos y dinámicos. Curtidos en un nivel de exigencia máximo, con un filial en la segunda división holandesa que aprende a competir a marchas forzadas.


Muchos se han sorprendido del descaro de estos jugadores jóvenes que han eliminado al Real Madrid o han tratado de tú a tú a la Juventus de Cristiano Ronaldo. Su asalto al Santiago Bernabéu no fue una excepción, porque forma parte de su ADN. El Ajax tiene un estilo de juego inquebrantable, que cuenta con la lealtad a fuego de su afición, orgullosa de la valentía de su equipo, pero también es fiel a un modelo de gestión. El club está por encima de todo, en la cancha y en los despachos. Son conscientes de que tienen que ir unos pasos por delante del resto en planificación deportiva, porque este equipo es probablemente el escaparate más goloso para los grandes ricos de Europa. En el momento que fueron conscientes de la evolución de Frenkie de Jong hace dos años, se cubrieron las espaldas identificando a un sustituto. Lo mismo ocurre con los entrenadores, que no deciden los fichajes porque vienen y van, y el club está obligado a salvaguardar su estrategia a largo plazo.

Cuando contratamos a Peter Bosz en el Maccabi Tel Aviv tras la marcha de Slavisa Jokanovic al Fulham, a mitad de la temporada 2015-16, éramos plenamente conscientes de que su nombre lideraba la lista de recambios de Frank de Boer si éste decidía dejar el club. En cuanto se oficializó su salida, di por segura la llamada del Ajax en cualquier momento para pagar la cláusula de rescisión que pusimos en su contrato. Bosz duró apenas una temporada en Ámsterdam, porque el Borussia Dortmund le echó el guante después de llevar al equipo a la final de la Europa League contra el Manchester United.

Ya en aquella final europea asomaba esa generación de jóvenes que ha cautivado a los amantes del fútbol, pero el Ajax lleva varios años inmerso en la contradicción de dar la talla en el continente sin traducir ese empuje en títulos. No ganan la Eredivisie desde hace cinco años. Y esa presión doméstica les ha obligado a rectificar la línea de reclutar apenas jóvenes promesas, invirtiendo traspasos de dos cifras en veteranos curtidos en grandes ligas y conocedores del fútbol holandés, como Dusan Tadic o Daley Blind.

Esa combinación entre juventud y experiencia ha venido a equilibrar una plantilla que ha recuperado el elemento ganador y ahora aspira a lograr la liga. Y cuentan con una tesorería suficientemente saneada gracias a buenas operaciones de venta como la de De Jong, sin necesidad de deshacerse de medio equipo titular y ofreciendo a jugadores tentados por otros destinos fichas equiparables a la Premier League o LaLiga. Que nadie se lleve a engaño. Al Ajax no le tiembla el pulso a la hora de declarar a un futbolista intransferible.

Mucha gente me pregunta si este Ajax es un homenaje a mi padre Johan. Sinceramente, no me atrevería a tanto. El mejor tributo que le han podido dar es bautizar el Johan Cruyff Arena con su nombre. Pero sí hay elementos de este equipo que formaban parte de su credo futbolístico: estilo, cantera, juventud, valentía y gestión en manos de exjugadores representada ahora en el director general, Edwin Van der Sar, o el director técnico, Marc Overmars, y, en un pasado reciente, Dennis Bergkamp en el banquillo o Wim Jonk en la cantera. Estoy seguro de que se sentiría orgulloso de esta generación que el martes saldrá a disfrutar sobre el césped del Juventus Stadium como hasta ahora: sin miedo.

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