Valverde está avisado: marzo, un parón maldito para el Barça
En 2016 cayó en Champions ante el Atleti y casi tira LaLiga; en 2017 perdió LaLiga en Málaga y recibió tres en Turín. El año pasado llegó la tragedia de Roma.
Juan Jiménez
As
Un parón de selecciones justo antes de empezar el tramo definitivo de temporada no es bien recibido en ningún club. Si en particular se trata del Barcelona, en las oficinas del club azulgrana se ponen a temblar. El parón de marzo ha resultado maldito y devastador los tres últimos años para el Barça, que ha tirado grandes títulos pocos días después del último éxodo de internacionales (esta temporada son quince).
El asunto empezó a ponerse peliagudo en la temporada 2015-16. El Barça se fue al último parón como campeón virtual de LaLiga, finalista de Copa y en cuartos de Champions, donde defendía título y le había correspondido el Atlético. Nada más regresar, perdió consecutivamente en Liga ante Real Madrid (1-2), Real Sociedad (1-0) y Valencia (1-2). Entre medias, los cuartos de Champions ante el Atlético en los que fue eliminado en el Calderón (2-0). Diez días dramáticos para el Barça, que además de quedarse sin poder defender su cetro europeo, vio cómo Madrid y Atlético se le acercaron hasta el punto de verse obligado a ganar los últimos cinco partidos de LaLiga para ser campeón, última jornada en Granada incluida.
El Barça no aprendió la lección al siguiente año. Esta vez no fue nada más regresar del parón, pero sólo una semana después. Los de Luis Enrique cayeron en Málaga (2-0) dando una imagen pésima, especialmente Neymar, que fue expulsado y se quedó sin jugar el Clásico del Bernabéu. Pero la cosa fue peor. El Barça acudió a Turín advertido por lo que había pasado en París en la ronda anterior (4-0). Pero, por lo visto, el 6-1 mágico de la vuelta y los días posteriores de fiesta, derrota en A Coruña incluida, le despistaron. El 3-0 del Juventus Stadium fue insalvable en la vuelta.
La temporada pasada, con el Mundial en puertas, Valverde, relevo de Luis Enrique, intentó cambiar el paso y, nada más regresar del parón, hizo suplente a Messi en Sevilla. El resultado fue un tropiezo (2-2), si bien el Barça fue capaz de empatar un partido que perdía cuando salió el argentino, que estaba tocado y se había concentrado pero no había jugado con Argentina. La última parada por selecciones, a la que todos querían acudir porque se estaban jugando el Mundial, fue la puntilla para un equipo que estaba cansado y que exhibió todas sus limitaciones físicas en la noche fatal de Roma (3-0). Al Barça le costó recuperarse del palo porque estaba tocado. Un 2-1 casi milagroso ante el Valencia y un 2-2 contra el Celta volvió a expresar que el equipo no llega hace años en su mejor momento a este punto de temporada.
Eso es lo que intenta variar este curso Valverde. Aunque también ha habido desgaste de minutos, jugadores como Messi (que no ha viajado este año con Argentina hasta esta última convocatoria previa a la Copa América), Piqué (retirado de la Selección), Busquets o Suárez llegan, o al menos aparentan estar, en una condición mejor. Más avisados no pueden estar.
Juan Jiménez
As
Un parón de selecciones justo antes de empezar el tramo definitivo de temporada no es bien recibido en ningún club. Si en particular se trata del Barcelona, en las oficinas del club azulgrana se ponen a temblar. El parón de marzo ha resultado maldito y devastador los tres últimos años para el Barça, que ha tirado grandes títulos pocos días después del último éxodo de internacionales (esta temporada son quince).
El asunto empezó a ponerse peliagudo en la temporada 2015-16. El Barça se fue al último parón como campeón virtual de LaLiga, finalista de Copa y en cuartos de Champions, donde defendía título y le había correspondido el Atlético. Nada más regresar, perdió consecutivamente en Liga ante Real Madrid (1-2), Real Sociedad (1-0) y Valencia (1-2). Entre medias, los cuartos de Champions ante el Atlético en los que fue eliminado en el Calderón (2-0). Diez días dramáticos para el Barça, que además de quedarse sin poder defender su cetro europeo, vio cómo Madrid y Atlético se le acercaron hasta el punto de verse obligado a ganar los últimos cinco partidos de LaLiga para ser campeón, última jornada en Granada incluida.
El Barça no aprendió la lección al siguiente año. Esta vez no fue nada más regresar del parón, pero sólo una semana después. Los de Luis Enrique cayeron en Málaga (2-0) dando una imagen pésima, especialmente Neymar, que fue expulsado y se quedó sin jugar el Clásico del Bernabéu. Pero la cosa fue peor. El Barça acudió a Turín advertido por lo que había pasado en París en la ronda anterior (4-0). Pero, por lo visto, el 6-1 mágico de la vuelta y los días posteriores de fiesta, derrota en A Coruña incluida, le despistaron. El 3-0 del Juventus Stadium fue insalvable en la vuelta.
La temporada pasada, con el Mundial en puertas, Valverde, relevo de Luis Enrique, intentó cambiar el paso y, nada más regresar del parón, hizo suplente a Messi en Sevilla. El resultado fue un tropiezo (2-2), si bien el Barça fue capaz de empatar un partido que perdía cuando salió el argentino, que estaba tocado y se había concentrado pero no había jugado con Argentina. La última parada por selecciones, a la que todos querían acudir porque se estaban jugando el Mundial, fue la puntilla para un equipo que estaba cansado y que exhibió todas sus limitaciones físicas en la noche fatal de Roma (3-0). Al Barça le costó recuperarse del palo porque estaba tocado. Un 2-1 casi milagroso ante el Valencia y un 2-2 contra el Celta volvió a expresar que el equipo no llega hace años en su mejor momento a este punto de temporada.
Eso es lo que intenta variar este curso Valverde. Aunque también ha habido desgaste de minutos, jugadores como Messi (que no ha viajado este año con Argentina hasta esta última convocatoria previa a la Copa América), Piqué (retirado de la Selección), Busquets o Suárez llegan, o al menos aparentan estar, en una condición mejor. Más avisados no pueden estar.