Preocupación por la pasividad de Chile ante la presencia de adeptos de Hezbollah

Infobae
A un discípulo de Mohsen Rabbani -el cerebro del atentado terrorista a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994 que dejó 85 víctimas mortales- se lo puede ver cada vez más activo en Santiago de Chile al frente de "una institución cultural" musulmana que utiliza como fachada. Se trata de Edgador Rubén Assad o, como prefiere hacerse llamar, Sheik Suhail Assad.


El gobierno de Sebastián Piñera se mantiene pasivo frente a su presencia pese a los lazos que Assad posee con el grupo terrorista chiíta Hezbollah. El sheik está íntimamente vinculado a los servicios de inteligencia de Teherán y a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica.

En Las Condes opera a través del Centro de Cultura Islámica. En su perfil, el centro se muestra contradictorio: al tiempo que exhibe palomas de la paz, también golpean a la cultura occidental a la que culpan, por ejemplo, de la matanza en Nueva Zelanda. También muestran un mapa de España con la denominación de tiempos otomanos: Al-Andalus. También mantienen vínculos con la comunidad mapuche, quienes incendiaron iglesias e instituciones en el sur de Chile.

En Caracas, donde iraníes y miembros de Hezbollah se pasean con el visto bueno de la dictadura de Nicolás Maduro, Assad también tiene su base. Es el Centro de Intercambio Cultural Iraní Latinoamericano (CICIL). Allí puede verse fotografías del religioso abrazado a rabinos: irónico, el propio discípulo de Rabbani es un negacionista del Holocausto. El genocidio de millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial "es una opinión", dijo en una entrevista con Infobae en junio de 2013. "Ninguno de nosotros fue testigo de esa realidad histórica", dijo sin ruborizarse en aquella oportunidad, lo que mereció el repudio de la comunidad judía.

En ambos perfiles de Facebook los centros publican fotos de los jefes militares de Hezbollah, consignas contra Israel, Estados Unidos y a favor de la Revolución Islámica de Irán y sus ayatolás y guías espirituales.

Agencias de seguridad de la región sospechan que Assad tendría vínculos con los dos iraníes que fueron detenidos hace una semana en Buenos Aires. La pareja cruzó migraciones con identidades falsas. Para ello se hicieron de pasaportes de ciudadanos israelíes. En la embajada de Israel en la capital argentina creen que podrían estar detrás de un atentado.

Assad nació en Argentina, pero vive en Irán. La mitad del año la pasa visitando centros islámicos en América Latina. Es uno de los nexos mejor preparados del régimen teocrático de Teherán en la región. En Venezuela tiene vía libre para operar. ¿En Chile también?

Rabbani es uno de los iraníes con pedido de captura internacional emitida por Interpol por la masacre de la AMIA. Assad era uno de sus más fervientes seguidores durante los inicios de los años 90 cuando lo visitaba en la mezquita Al Tahhid, en el barrio de Floresta. Esa casa de celebración religiosa siempre fue vista con recelo por las autoridades. El sheik lamenta las acusaciones y las pruebas contra su "guía espiritual": "Es una víctima más de la AMIA", repite con cinismo.

Cuando intentó desmentir sus vínculos con los iraníes los reconfirmó: "Tenemos una ideología representada por la República Islámica de Irán en su gobierno post revolución islámica. La escuela chiíta está representada por la República Islámica de Irán como estructura política".

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