La Liga Árabe condena la política de Trump hacia Israel
En su cumbre celebrada en Túnez, los líderes árabes expresaron su apoyo a la soberanía siria de los Altos del Golán y a las resoluciones de la ONU sobre Palestina
Ricard González
Túnez, El País
La trigésima cumbre de la Liga Árabe, celebrada el fin de semana en Túnez, no se desmarcó ni un ápice del estereotipo de la organización pan-árabe, conocida por sus declaraciones tan grandilocuentes como vacías. La reunión anual de líderes árabes giró alrededor de la política de la administración Trump hacia Israel y se saldó con un comunicado de apoyo a la soberanía siria de los Altos del Golán y a una solución al conflicto en Palestina basado en la creación de dos Estados, de acuerdo con las resoluciones de la ONU. En otras cuestiones que reflejan los profundos cismas regionales, como la guerra de Yemen o el avispero libio, se pasó de puntillas. De las revueltas populares en Argelia y Sudán, ni una palabra.
“Aunque sea el país más poderoso del mundo y tenga la mayor economía, la declaración sobre la soberanía israelí de los Altos del Golán solo obliga a EE. UU. No tienen ningún tipo de valor jurídico. El resto de potencias lo rechazan”, espetó Ahmed Abul Gheit, secretario general de la Liga Árabe, en la rueda de prensa posterior a la cumbre. Prácticamente todos los representantes árabes mencionaron la cuestión en sus intervenciones durante la ceremonia de apertura, incluido el rey Salman de Arabia Saudita: “Reiteramos nuestro rechazo categórico de cualquier medida que mine la soberanía siria sobre el Golan”,
En la misma línea se expresaron dos invitados de lujo de la cumbre, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini. Para los países árabes, se trataba de visualizar la soledad de Trump en su apuesta romper los difíciles consensos hilvanados hace décadas por la comunidad internacional en Oriente Próximo, incluido el que enfrenta a palestinos e israelíes. Si bien el apoyo a la solución de dos Estados basado en las resoluciones de la ONU es un gastado mantra, la renovación del compromiso árabe con este plan no es del todo baladí, pues Trump pretende lanzarlo a la papelera de la Historia. Según se ha filtrado en la prensa, el presidente estadounidense pretende presentar un plan de paz contrario que viola las resoluciones de la ONU, y que de forma pomposa ha sido bautizado por Washington como “el acuerdo del siglo”.
Ahora bien, probablemente, toda esta retórica no tendrá ninguna aplicación práctica, como suele ser habitual. Sin ir más lejos, durante los prelogómenos de la cumbre, la Casa Blanca anunció que recibirá al mariscal Abdelfatá al Sisi en Washington el próximo 9 de abril. El presidente al Sisi, cuyo régimen ha sido acusado de graves violaciones de derechos humanos incluso por la ONU, es un estrecho aliado de Trump por sus furibundas posiciones antiislamistas. Asimismo, no es de esperar tampoco que los gestos de Trump hacia Netanyahu, que han violado varias líneas rojas tradicionales de la diplomacia estadounidense, enfríen las buenas relaciones entre Washington y Riad, cimentadas sobre todo en su inquina hacia Teherán.
Trump e Israel sepultaron la cuestión que se creía hace unos meses que dominaría la cumbre: la posible readmisión de Siria en la organización pan-árabe. Su condición de miembro fue suspendida en 2011 a raíz de la brutal represión de las protestas durante la “primavera árabe”. Sin embargo, ni tan siquiera fue incluida en el orden del día. “Es una cuestión que se abordó en las reuniones preparatorias de forma no oficial, pero no existía un consenso. Algunos países argumentaron que la situación no estaba madura”, apuntó Abdul Gheit.
“El retorno de Siria de momento no es posible por el veto de EE. UU. y algunos de sus aliados en la región, como Arabia Saudita. Estos países exigen que el régimen realice concesiones para su reintegración a la comunidad internacional”, apunta el analista tunecino Salahdin Jourchi. Después de que el año pasado varios países realizaran gestos de deshielo hacia Damasco -Emiratos llegó a restablecer relaciones diplomáticas-, parecía que los líderes árabes estaban dispuestos a buscar una reconciliación con Al Asad. Sin embargo, el hecho de que el régimen sirio no quiera abandonar su relación estratégica con Irán, bestia negra de Riad, ha frenado el acercamiento.
Ricard González
Túnez, El País
La trigésima cumbre de la Liga Árabe, celebrada el fin de semana en Túnez, no se desmarcó ni un ápice del estereotipo de la organización pan-árabe, conocida por sus declaraciones tan grandilocuentes como vacías. La reunión anual de líderes árabes giró alrededor de la política de la administración Trump hacia Israel y se saldó con un comunicado de apoyo a la soberanía siria de los Altos del Golán y a una solución al conflicto en Palestina basado en la creación de dos Estados, de acuerdo con las resoluciones de la ONU. En otras cuestiones que reflejan los profundos cismas regionales, como la guerra de Yemen o el avispero libio, se pasó de puntillas. De las revueltas populares en Argelia y Sudán, ni una palabra.
“Aunque sea el país más poderoso del mundo y tenga la mayor economía, la declaración sobre la soberanía israelí de los Altos del Golán solo obliga a EE. UU. No tienen ningún tipo de valor jurídico. El resto de potencias lo rechazan”, espetó Ahmed Abul Gheit, secretario general de la Liga Árabe, en la rueda de prensa posterior a la cumbre. Prácticamente todos los representantes árabes mencionaron la cuestión en sus intervenciones durante la ceremonia de apertura, incluido el rey Salman de Arabia Saudita: “Reiteramos nuestro rechazo categórico de cualquier medida que mine la soberanía siria sobre el Golan”,
En la misma línea se expresaron dos invitados de lujo de la cumbre, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini. Para los países árabes, se trataba de visualizar la soledad de Trump en su apuesta romper los difíciles consensos hilvanados hace décadas por la comunidad internacional en Oriente Próximo, incluido el que enfrenta a palestinos e israelíes. Si bien el apoyo a la solución de dos Estados basado en las resoluciones de la ONU es un gastado mantra, la renovación del compromiso árabe con este plan no es del todo baladí, pues Trump pretende lanzarlo a la papelera de la Historia. Según se ha filtrado en la prensa, el presidente estadounidense pretende presentar un plan de paz contrario que viola las resoluciones de la ONU, y que de forma pomposa ha sido bautizado por Washington como “el acuerdo del siglo”.
Ahora bien, probablemente, toda esta retórica no tendrá ninguna aplicación práctica, como suele ser habitual. Sin ir más lejos, durante los prelogómenos de la cumbre, la Casa Blanca anunció que recibirá al mariscal Abdelfatá al Sisi en Washington el próximo 9 de abril. El presidente al Sisi, cuyo régimen ha sido acusado de graves violaciones de derechos humanos incluso por la ONU, es un estrecho aliado de Trump por sus furibundas posiciones antiislamistas. Asimismo, no es de esperar tampoco que los gestos de Trump hacia Netanyahu, que han violado varias líneas rojas tradicionales de la diplomacia estadounidense, enfríen las buenas relaciones entre Washington y Riad, cimentadas sobre todo en su inquina hacia Teherán.
Trump e Israel sepultaron la cuestión que se creía hace unos meses que dominaría la cumbre: la posible readmisión de Siria en la organización pan-árabe. Su condición de miembro fue suspendida en 2011 a raíz de la brutal represión de las protestas durante la “primavera árabe”. Sin embargo, ni tan siquiera fue incluida en el orden del día. “Es una cuestión que se abordó en las reuniones preparatorias de forma no oficial, pero no existía un consenso. Algunos países argumentaron que la situación no estaba madura”, apuntó Abdul Gheit.
“El retorno de Siria de momento no es posible por el veto de EE. UU. y algunos de sus aliados en la región, como Arabia Saudita. Estos países exigen que el régimen realice concesiones para su reintegración a la comunidad internacional”, apunta el analista tunecino Salahdin Jourchi. Después de que el año pasado varios países realizaran gestos de deshielo hacia Damasco -Emiratos llegó a restablecer relaciones diplomáticas-, parecía que los líderes árabes estaban dispuestos a buscar una reconciliación con Al Asad. Sin embargo, el hecho de que el régimen sirio no quiera abandonar su relación estratégica con Irán, bestia negra de Riad, ha frenado el acercamiento.