F1 / BAHRÉIN | Tragedia en Ferrari y victoria de Lewis Hamilton en Bahréin
Leclerc se quedó sin motor eléctrico cuando lideraba con amplio margen y le adelantaron Lewis y Bottas, acabó tercero. Mala suerte y abandono de Sainz.
Jesús Balseiro
As
Se carcajeaba Louis Camilleri en la puerta trasera del box de Ferrari mientras vapeaba uno de esos productos que han devuelto a las tabaqueras a la Fórmula 1. No había empezado la vuelta de formación y el CEO de Maranello no podía ni hacerse a la idea de la que se le venía encima. Espectáculo en la pista, de los mejores que se recuerdan, y desastre ferrarista de dimensiones mayúsculas teniendo el mejor coche de la parrilla y la primera fila al comienzo de la carrera. Porque, contra todo pronóstico, en Bahréin ganó Lewis Hamilton.
Charles Leclerc, el talento monegasco de 21 años, perdió la posición con Vettel en la salida y pisó demasiado el carril sucio mientras intentaba defenderse de los Mercedes hasta que le pasó también Bottas. Llegó a tocarse con Lewis y poco le faltó para caer a la cuarta posición, pero cogió aire y siguió a lo suyo: adelantamiento al finlandés (Lewis hizo lo mismo después), remontada, presión sobre el tetracampeón alemán y pasada por fuera en la Curva 1, para acabar con las prioridades en el box de Ferrari. La prioridad es ganar, y el ganador iba a ser él, hasta que a diez vueltas del final mandó un mensaje de pánico al muro: “¿Qué le pasa a mi motor?”.
Se quedó sin sistema eléctrico, perdía dos segundos por vuelta y no tardó mucho un gran Hamilton en darle caza. El pentacampeón británico hizo una de sus mejores carreras sin partir desde la pole, adelantando en la pista a Valtteri, Vettel y Charles y desquiciando al alemán, que no pudo tener más problemas en menos tiempo, porque en su defensa contra Lewis trompeó, destrozó las gomas y después las vibraciones y el bacheado de Sakhir descolgaron su alerón delantero, lo que le hizo caer y caer en la clasificación. Se rehízo para acabar quinto pasando a dos Renault y un McLaren, pero el daño ya estaba hecho, porque él debía haber sido la segunda baza de Ferrari si todo hubiera salido bien. Al final, triunfo para el Mercedes del campeón seguido de Bottas, que también pasó a Leclerc, quien por poco no se vio superado por Verstappen. Su primer podio en la F1 no pudo ser más amargo.
Y por detrás, día duro para Carlos Sainz por lo que pudo ser y no fue. En la salida pasó a Magnussen, con todo lo que eso significa en cuanto a riesgos, y con un gran ritmo en su McLaren se dirigió a por Verstappen, de nuevo, con todo lo que eso significa. Esta vez le salió cruz, el holandés se defendió buscando un hueco mínimo por el interior de la Curva 3 y se tocaron, rompiendo el alerón del MCL34. En su largo camino a boxes quedó relegado a la última plaza y ahí se terminaron todas sus opciones de puntuar, finalmente abandonó. Al menos el coche de Woking mostró que tiene potencial con Lando Norris sexto. Aunque para desastre el de Renault: sus dos coches abandonaron en el mismo instante y salió el coche de seguridad a tres vueltas de la bandera a cuadros. Así acabó una carrera cuyo resultado era impredecible antes de que comenzara. Y eso que, al final, ganó el de casi siempre.
Jesús Balseiro
As
Se carcajeaba Louis Camilleri en la puerta trasera del box de Ferrari mientras vapeaba uno de esos productos que han devuelto a las tabaqueras a la Fórmula 1. No había empezado la vuelta de formación y el CEO de Maranello no podía ni hacerse a la idea de la que se le venía encima. Espectáculo en la pista, de los mejores que se recuerdan, y desastre ferrarista de dimensiones mayúsculas teniendo el mejor coche de la parrilla y la primera fila al comienzo de la carrera. Porque, contra todo pronóstico, en Bahréin ganó Lewis Hamilton.
Charles Leclerc, el talento monegasco de 21 años, perdió la posición con Vettel en la salida y pisó demasiado el carril sucio mientras intentaba defenderse de los Mercedes hasta que le pasó también Bottas. Llegó a tocarse con Lewis y poco le faltó para caer a la cuarta posición, pero cogió aire y siguió a lo suyo: adelantamiento al finlandés (Lewis hizo lo mismo después), remontada, presión sobre el tetracampeón alemán y pasada por fuera en la Curva 1, para acabar con las prioridades en el box de Ferrari. La prioridad es ganar, y el ganador iba a ser él, hasta que a diez vueltas del final mandó un mensaje de pánico al muro: “¿Qué le pasa a mi motor?”.
Se quedó sin sistema eléctrico, perdía dos segundos por vuelta y no tardó mucho un gran Hamilton en darle caza. El pentacampeón británico hizo una de sus mejores carreras sin partir desde la pole, adelantando en la pista a Valtteri, Vettel y Charles y desquiciando al alemán, que no pudo tener más problemas en menos tiempo, porque en su defensa contra Lewis trompeó, destrozó las gomas y después las vibraciones y el bacheado de Sakhir descolgaron su alerón delantero, lo que le hizo caer y caer en la clasificación. Se rehízo para acabar quinto pasando a dos Renault y un McLaren, pero el daño ya estaba hecho, porque él debía haber sido la segunda baza de Ferrari si todo hubiera salido bien. Al final, triunfo para el Mercedes del campeón seguido de Bottas, que también pasó a Leclerc, quien por poco no se vio superado por Verstappen. Su primer podio en la F1 no pudo ser más amargo.
Y por detrás, día duro para Carlos Sainz por lo que pudo ser y no fue. En la salida pasó a Magnussen, con todo lo que eso significa en cuanto a riesgos, y con un gran ritmo en su McLaren se dirigió a por Verstappen, de nuevo, con todo lo que eso significa. Esta vez le salió cruz, el holandés se defendió buscando un hueco mínimo por el interior de la Curva 3 y se tocaron, rompiendo el alerón del MCL34. En su largo camino a boxes quedó relegado a la última plaza y ahí se terminaron todas sus opciones de puntuar, finalmente abandonó. Al menos el coche de Woking mostró que tiene potencial con Lando Norris sexto. Aunque para desastre el de Renault: sus dos coches abandonaron en el mismo instante y salió el coche de seguridad a tres vueltas de la bandera a cuadros. Así acabó una carrera cuyo resultado era impredecible antes de que comenzara. Y eso que, al final, ganó el de casi siempre.