El primer diagnóstico de Zidane: el problema blanco no es físico...
El Real Madrid reaccionó con su nuevo entrenador y el francés sentenció: "Era cuestión de unos pequeños ajustes, que fueron para mucho mejor".
Manu de Juan
As
Varias eran las teorías sobre cuál era el núcleo de los males del Real Madrid, unos males que esta temporada ya se han llevado por delante a dos entrenadores: Lopetegui y Solari. Una teoría recurrente en las últimas semanas era que la parcela física empezaba a flaquear, apuntando a Antonio Pintus, preparador físico blanco, del mismo modo que al principio del curso se señaló a Óscar Caro, el preparador de Lopetegui. Pero Zidane se encargó, tras el triunfo por 2-0 ante el Celta, de descartar esa teoría con su primer diagnóstico de la situación blanca.
"Físicamente les he visto bien. Si empiezas mal y acabas bien, es que estás bien. Era cuestión de unos ajustes, que fueron para mucho mejor. Cuando no tenemos el balón hay que correr, y la presión tras pérdida ha sido buena", explicó el francés tras el partido del Bernabéu. Bien es cierto que las acusaciones de bajón físico llegaron tras los encuentros del Madrid ante Barcelona (0-3), Barcelona de nuevo (0-1) y Ajax (1-4); en esos tres partidos, Solari sólo utilizó a 14 jugadores diferentes para formar los tres onces iniciales, siendo dos de ellos los porteros, Keylor y Courtois. No refrescó en ningún momento la medular (Casemiro, Kroos y Modric) y muy poco la defensa y la delantera. Con la carga de esfuerzos, el Madrid se derritió ante un Ajax joven y dinámico.
El subidón de rendimiento probablemente se deba a las ilusiones renovadas de una plantilla que recibe a un técnico nuevo y que sabe que de sus actuaciones en los partidos que quedan depende, en buena medida, si serán parte o no del próximo Real Madrid. Zidane insiste en desterrar esa idea: "No pienso en el futuro, sólo en lo que nos queda. Claro que cambios va a haber. Pero no puedo decir más. No voy a estar diez partidos para decir quién se va o se queda. No estamos en el recreo". Pero pocos creen que el francés no vaya a tomar nota de lo que suceda en los diez partidos que restan hasta el final del curso...
Marcelo y Bale
Dos casos especialmente significativos fueron los de Bale y Marcelo, que venían siendo suplentes con Solari y que entraron en el primer once de Zidane, con buen rendimiento por parte de ambos: el brasileño estuvo fino en ataque, no concedió demasiado en defensa y dio una asistencia al galés, que además remató al larguero en la primera parte. Ante el Barcelona en Liga (0-1), Bale disputó 61 minutos en los que dejó números tétricos: sólo 13 pases, 11 de ellos buenos, seis pérdidas, tres recuperaciones y apenas un disparo fuera de puerta. Ante el Celta dio un vuelco a sus números: tres disparos, los tres a puerta (un gol), 35 pases buenos de 43 totales, cuatro recuperaciones, 20 pérdidas... Y mucho más química con sus compañeros que aquel Bale que anotó un penalti que no había provocado y, acto seguido, le hizo un feo a Lucas Vázquez cuando éste quiso felicitarle.
Manu de Juan
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Varias eran las teorías sobre cuál era el núcleo de los males del Real Madrid, unos males que esta temporada ya se han llevado por delante a dos entrenadores: Lopetegui y Solari. Una teoría recurrente en las últimas semanas era que la parcela física empezaba a flaquear, apuntando a Antonio Pintus, preparador físico blanco, del mismo modo que al principio del curso se señaló a Óscar Caro, el preparador de Lopetegui. Pero Zidane se encargó, tras el triunfo por 2-0 ante el Celta, de descartar esa teoría con su primer diagnóstico de la situación blanca.
"Físicamente les he visto bien. Si empiezas mal y acabas bien, es que estás bien. Era cuestión de unos ajustes, que fueron para mucho mejor. Cuando no tenemos el balón hay que correr, y la presión tras pérdida ha sido buena", explicó el francés tras el partido del Bernabéu. Bien es cierto que las acusaciones de bajón físico llegaron tras los encuentros del Madrid ante Barcelona (0-3), Barcelona de nuevo (0-1) y Ajax (1-4); en esos tres partidos, Solari sólo utilizó a 14 jugadores diferentes para formar los tres onces iniciales, siendo dos de ellos los porteros, Keylor y Courtois. No refrescó en ningún momento la medular (Casemiro, Kroos y Modric) y muy poco la defensa y la delantera. Con la carga de esfuerzos, el Madrid se derritió ante un Ajax joven y dinámico.
El subidón de rendimiento probablemente se deba a las ilusiones renovadas de una plantilla que recibe a un técnico nuevo y que sabe que de sus actuaciones en los partidos que quedan depende, en buena medida, si serán parte o no del próximo Real Madrid. Zidane insiste en desterrar esa idea: "No pienso en el futuro, sólo en lo que nos queda. Claro que cambios va a haber. Pero no puedo decir más. No voy a estar diez partidos para decir quién se va o se queda. No estamos en el recreo". Pero pocos creen que el francés no vaya a tomar nota de lo que suceda en los diez partidos que restan hasta el final del curso...
Marcelo y Bale
Dos casos especialmente significativos fueron los de Bale y Marcelo, que venían siendo suplentes con Solari y que entraron en el primer once de Zidane, con buen rendimiento por parte de ambos: el brasileño estuvo fino en ataque, no concedió demasiado en defensa y dio una asistencia al galés, que además remató al larguero en la primera parte. Ante el Barcelona en Liga (0-1), Bale disputó 61 minutos en los que dejó números tétricos: sólo 13 pases, 11 de ellos buenos, seis pérdidas, tres recuperaciones y apenas un disparo fuera de puerta. Ante el Celta dio un vuelco a sus números: tres disparos, los tres a puerta (un gol), 35 pases buenos de 43 totales, cuatro recuperaciones, 20 pérdidas... Y mucho más química con sus compañeros que aquel Bale que anotó un penalti que no había provocado y, acto seguido, le hizo un feo a Lucas Vázquez cuando éste quiso felicitarle.