El hundimiento

Tras la eliminación en Champions, el Athletic le derrota al Atlético con goles de Williams y Kodro. El Barça se le marchará a 10 puntos si gana al Betis.

Patricia Cazón
As
A perro flaco todo son pulgas. Turín le ha llenado de lunes al Cholo la pizarra. Nada sale. Y ni el viento empuja a favor. Cuesta ver a su Atleti sin nada en las manos en marzo. Cuatro días después de que la Champions se fuera, LaLiga también. Con dos cuchilladas del Athletic. Ya sólo le queda jugar por dignidad y orgullo. Lo demás es un desierto, la nada. El Atleti dijo adiós a todo en siete días. Desde ahora y hasta agosto, lunes ya será cada día. Hoy el Barça podría irse a diez.


Mató el Athletic como lo hace el Atleti: explotando dos errores del rival. Pidió tres penaltis el equipo del Cholo, eso sí. El más claro éste, cuando asomaba el descanso y el marcador seguía 0-0. Taconazo de Rodrigo, balón en profundidad de Thomas y carrera de Griezmann, como tantas otras veces en San Mamés, lugar ideal para olvidar heridas. Eso empujaba sus piernas. Pero la jugada no acabó como otras veces. Yeray le derriba, cae el francés con las dos rodillas por delante. El árbitro no lo considera penalti, aunque parece, el VAR calla. El descanso llega y Griezmann se va cojeando. Esa había sido la primera vez que los del Cholo habían logrado romper el muro vasco. Se iba al descanso como en Turín: sin un disparo a puerta en las botas. 45 minutos después, San Mamés era sal en la herida. Cómo escuece.

Y ganar en San Mamés era fundamental para no descomponerse. Simeone salió valiente, con tridente, con Costa, Grizi y Morata. Ante un Athletic ordenado que ondea como estandarte esa foto del viejo Atleti del Cholo: Raúl García, sigue teniendo perfil de Coloso de Goya. Intensos saltaron ambos, pero sin juego en las áreas. El Athletic parecía dominar pero no. El Atleti parecía dejarse pero tampoco. Con Costa, igual dio.

Turín también estaba ahí. En los nervios, en los errores no forzados. En el pase, la conducción. Le ocurrió a Grizi, a Thomas, a Giménez en esa cesión que casi compromete a Oblak en una contra de Williams. Uy expiró San Mamés. Llegar al área para cada equipo era un mundo. Yuri intentó escarbar a la espalda de Juanfran para alcanzar la de Oblak. Fue Ibai quien a punto estuvo de derribar su puerta, con un zapatazo para el paradón del esloveno.

Ay. Ahora la expiración podía escucharse en el banco del Cholo. Porque Grizi estaba, sin lesión. Simeone lo ponía en la punta de un rombo, cambio táctico con el que el Atleti regresó al partido; Rodri de ancla, Thomas y Koke de interiores. El Atleti fue otro, unos minutos. Desempolvó trucos, como la Catapulta Gámez pero en brazos de Giménez. Nada. Corrían Costa y Morata con Grizi detrás. Tampoco. Ni centro del campo, ni la solidez atrás de antaño; balones colgados pocos, todas las carreras de Saúl en vano. Y eso que el Athletic se había hecho pequeño a lo Pepita Pulgarcita. Pero Herrerín mantenía intactos sus guantes.

Y el Atleti fue sumando más protestas que ocasiones. Porque cayó Morata por zancadilla de San José y no se pitó penalti ni corrigió el VAR. Porque Costa pidió una mano en el área y tampoco. Garitano leyó el problema del Cholo, que había perdido el centro del campo. Salió Muniain, entró Córdoba... Voilà. Dos minutos después Giménez se hacía un lío, Córdoba tiraba mordido y Williams batía a Oblak. Garitano repitió truco. Entró Kodro y al minuto celebraba el gol, puntilla, tras dar el balón en Giménez, mientras el Atleti caía de rodillas. Los números que tanto revelaron estos años (siete títulos, una Liga, llegar a tanto) también escondieron a veces. Carencias, malos partidos, todo bajo la alfombra de las fotos de los récords que lucen en el salón... Este mayo sólo sumarán polvo. Dos palabras pesan. Categóricas, levantan la alfombra de golpe.

G-a-m-e-O-v-e-r.

Qué difícil leerlo en marzo. Y extraño, qué extraño, con el Cholo.

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