Detrás de las críticas de sus vecinos a Arabia Saudita por el trato a las mujeres hay otra realidad

George Chaya
Infobae
Si a la gente de Arabia Saudita se le pidiera que expresara su opinión sobre el mejor servicio gubernamental, la famosa aplicación Absher probablemente sería la más elogiada por muchos de sus 11 millones de usuarios, que incluyen a unos 5 millones de mujeres.


Apuntar sobre las políticas saudíes sobre las mujeres para criticar al Reino no ayuda a mejorar la situación política regional. Estas críticas no configuran nada más que una campaña política de desprestigio contra la casa Saud. El enfoque en los problemas de las mujeres en Arabia Saudita está claramente motivado políticamente por sus enemigos, pero es una forma errónea que los desnuda en sus propias falencias e hipocresía en este momento en particular, más aún cuando la situación de las mujeres sauditas ha mejorado exponencialmente, cuando se les ha otorgado mayores derechos acompañados de un estatus mayor dentro la sociedad saudita, y están siendo incluidas en un proceso amplio de cambios nunca antes visto en el Reino.

Esto, por supuesto, no significa que las mujeres no merezcan más reformas en la legislación, pero lo que se ha logrado en solo tres años es sorprendente para los estándares sauditas, y hay más reformas en su favor que se planean aplicar en el transcurso del corriente año.

Entonces, cabe preguntarse ¿Por qué el tema de los derechos de las mujeres en particular se usa para atacar al gobierno saudita?

La respuesta a tal pregunta engloba un sin número de razones. Para empezar, el llamado a la democracia en el Oriente Medio ya no es el tema candente en los medios de comunicación occidentales como alguna vez lo fue. Esto se debe a las decisiones democráticas decepcionantes tomadas por los pueblos de la región que dieron origen a regímenes extremistas religiosos o nacionalistas, y porque, en definitiva, la palabra "democracia" en aquel lugar del mundo se ha convertido en la forma devaluada y fácil de intentar obtener legitimidad allí donde no la hay.

Por otra parte, los grupos políticos islámicos han perdido su credibilidad en Occidente, donde la mayoría de las sociedades civiles les han retirado su apoyo a tales grupos después de descubrir su hipocresía y al darse cuenta de que usan dos formas de retórica: una para Occidente y otra para la audiencia local en Países islámicos. Esta última se basa en el odio, la exclusión y la dominación, y por lo tanto, tiene poco en común con el concepto occidental de democracia.

La "democracia" en lugares como Irán, Sudán o Gaza ha demostrado ser simplemente una escalera que ha permitido el ascenso y la llegada al poder a los poseedores de ideas religiosas fascistas. Debido a eso, los grupos islámicos en Occidente han cambiado sus tácticas. Ellos escogieron abandonar sus reivindicaciones políticas después de haber quedado expuestos. En consecuencia, ahora están adoptando temas populares, como defender los derechos de las mujeres, cuando de hecho, ellos no respetan a las mujeres.

Del lado saudita del tema, hace tres años hubo un importante cambio histórico que causó que muchos occidentales, incluidos diplomáticos, profesionales de los medios de comunicación y académicos, deliberaran seriamente sobre la "revolución social" en Arabia Saudita. Esto se produjo después del anuncio de la Casa Saud en lo que dio a conocer en abril de 2016 como la "Visión 2030", lo que llevó a aquellos a cuestionar la sensatez de la adopción por parte del gobierno saudí de una transformación social tan profunda a un ritmo tan rápido y, en particular, la apertura de más partes de la sociedad saudí a las mujeres. El hecho es que la apuesta del gobierno saudí en el éxito de un mayor papel para las mujeres corre paralela a sus oponentes apostando al fracaso. Los críticos han creído durante mucho tiempo que el Reino, conocido como una de las sociedades más conservadoras del mundo, nunca pondría en práctica las reformas, la apertura y el cambio, especialmente para las mujeres.

Los detractores de ese documento (Visión 2030) estaban equivocados y quedaron expuestos ante una realidad que no los espero ni les dio la razón a sus críticas y burlas. Una visita a cualquier centro de compras en Arabia Saudita, por ejemplo, revela que la mayoría de los empleados de locales comerciales ahora son mujeres. Este es un nuevo avance en la sociedad saudita, uno que hubiera parecido casi imposible hace solo tres años. Tal paso ha sido apoyado por el desarrollo de legislaciones tales como la introducción de un sistema de sanciones por acoso sexual, la eliminación del sistema de policía religiosa que permitió la dominación y el acoso de las mujeres, y las nuevas leyes actuales que hacen que la incorporación al empleo por parte de las Mujeres sea más simple y sencilla. También se introdujeron leyes para hacer más difícil el empleo de extranjeros para que las mujeres sauditas tuvieran más oportunidades de trabajo. Hasta ahora, las mujeres sauditas han ocupado más de 120.000 empleos solo en el sector minorista.

Además, las reformas también han incluido la apertura de la educación a las mujeres en áreas en las que anteriormente les estaban prohibidas. En los últimos años, el gobierno también ha colocado a las mujeres en cargos directivos, se abolió una vieja prohibición que databa de 50 años para que las mujeres puedan conducir, y la televisión estatal ahora transmite historias inspiradoras de mujeres que se atreven a ingresar a nuevos campos y embarcarse en carreras recientemente disponibles, como pilotos de línea comercial, arquitectos e incluso científicos y militares. Los estadios de fútbol y salas de conciertos también se han abierto a las mujeres.

Claramente, estos son los éxitos del gobierno que los grupos de oposición quieren desacreditar. Las voces islamistas, particularmente las que levantan la bandera de los derechos de las mujeres sauditas, son las últimas personas que deben protestar, ya que son las últimas defensoras de los derechos de las mujeres en cualquier parte del mundo.

La República Islámica de Irán, el auto-declarado enemigo mortal del Reino, ahora se está enfocando en el tema de las mujeres, y lo hace en este momento en particular, porque sabe que atrae la atención de las organizaciones de derechos humanos en Occidente y rápidamente encuentra resonancia en los medios de comunicación. La teocracia gobernante en Irán considera que, a través de esa campaña, podría distorsionar los mejores logros del gobierno saudita.

Sin embargo, cualquier persona tiene el derecho de criticar al gobierno saudita en algunas áreas como la democracia o la libertad de expresión, pero ciertamente no sobre los derechos y el empoderamiento de las mujeres. Este es un tema que merece valoración, estímulo y reconocimiento particular por las grandes reformas y logros alcanzados hasta el momento.

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