Correa dio el triunfo a Argentina ante Marruecos
Argentina ganó en Tánger con gol de Correa en el segundo tiempo un partido totalmente desvirtuado por el viento reinante en la ciudad marroquí.
Marcos Duran
As
Ambiente ensordecedor en Tánger para recibir a la selección Argentina. Con un mosaico que daba la bienvenida a la ciudad, los de Scaloni empezaban con el viento a favor y teniendo la primera chance del partido con una gran jugada por izquierda, centro de De Paul al que llegó forzado Pereyra por el otro costado.
La tónica del encuentro era clara: el viento influía en todas las acciones, tanto defensivas como ofensivas. El juego se volvía brusco a momentos, Belhanda y Paredes se engancharon en el mediocampo tras una falta del argentino. El entusiasmo de la hinchada marroquí era patente cada vez que los suyos daban tres pases seguidos y festejaban cada choque contra los argentinos.
El ritmo frenético de los norteafricanos chocaba contra la pausa que quería dar Argentina. Khalid a los diez minutos tuvo la primera gran chance local después de que Belhanda dejase desparramado a Kannemann. Andrada respondió bien en dos tiempos en la primera intervención en el día de su debut.
El cambio de esquema táctico le vino bien al seleccionado de Scaloni. El equipo se sintió más arropado y rocoso, presionando con Lautaro y Dybala en punta y abriendo mucho a De Paul y Pereyra. A pesar de ello, la velocidad de Boufal y Archaf por izquierda complicaron a Montiel.
El partido se volvía áspero y trabado, Scaloni y el cuerpo técnico argentino se molestaban con el árbitro Sikazwe por la dureza empleada en los locales, especialmente por Khalid, que se peleaba con cualquiera que tuviera la camiseta celeste y blanca puesta. Los argentinos, con Pezzella a la cabeza, no daban crédito de lo que sucedía, aunque Lautaro también se animaba y pegaba alguna patada para demostrar autoridad, lo que le valió para llevarse la amarilla.
No había tregua, los dos equipos chocaban una y otra vez en el medio y en el área marroquí. Da Costa empujaba a Lautaro, Paredes respondía, Benatia se sumaba…era un todos contra todos que terminaba con el árbitro zambiano repartiendo amarillas y en el medio del lío.
El segundo tiempo se iniciaba con más viento que el primero pero terminaba en la misma tónica: pareciéndose a un partido oficial por la intensidad (sin pelota) de los equipos. Kannenmann llegaba tarde a un corte sobre Boussoufa y casi hacía penal.
Los minutos de Suárez contra Venezuela le gustaron a Scaloni y eso hizo que fuera el primer cambio. No entró por izquierda y sí de nueve, acompañando a Dybala. El de River se mostró desde el minuto que entró.
Benatia, líder y capitán de esta selección, se fue aplaudido. El ex de la Juventus jugó con molestias, no se quería perder el partido. Otro que estuvo en duda hasta el último minuto fue Correa, que entró sustituyendo a De Paul.
También hizo su debut en la selección Juan Musso. El del Udinese entró a los 67 minutos por Andrada. Debut plácido del de Boca, que a pesar del clima no tuvo muchos inconvenientes en mostrarse seguro.
Mientras tanto, Marruecos se venía arriba apoyada e impulsada por su gente. Boufal se hacía grande y tomaba responsabilidades. El del Celta dejaba sentados a Guido Rodríguez y Paredes, que nada más lo podían parar con falta.
Scaloni quería mover un poco el equipo y dar descanso a algún jugador. Paredes y Dybala salieron del equipo sin completar un gran partido y el técnico dio entrada a Zaracho y Lo Celso. El del Betis, al contrario que el pasado viernes, se situó en la zona de ataque junto a Matías Suárez.
Y uno de los cambios le funcionó al técnico argentino. Correa enganchó en la primera que hizo bien en el encuentro y dejó a varios marroquíes por el camino, para después definir de manera sutil contra el arco local. Todo el equipo se unía para festejar un gol importante para el grupo.
Pero Marruecos no quería perder en su casa y apretaba cada vez más para conseguir el empate. El árbitro de Zambia daba cuatro minutos de los que Scaloni rascaba uno dándole entrada y haciendo debutar a Iván Marcone. Los locales lo intentaron de cabeza pero Musso estuvo atento.
Argentina ganaba en territorio africano un partido totalmente desvirtuado en el que el juego brusco y un detalle de Correa reinaron. Scaloni respira y toma aire, por lo menos hasta el próximo partido. La Copa América ya está en el horizonte.
Marcos Duran
As
Ambiente ensordecedor en Tánger para recibir a la selección Argentina. Con un mosaico que daba la bienvenida a la ciudad, los de Scaloni empezaban con el viento a favor y teniendo la primera chance del partido con una gran jugada por izquierda, centro de De Paul al que llegó forzado Pereyra por el otro costado.
La tónica del encuentro era clara: el viento influía en todas las acciones, tanto defensivas como ofensivas. El juego se volvía brusco a momentos, Belhanda y Paredes se engancharon en el mediocampo tras una falta del argentino. El entusiasmo de la hinchada marroquí era patente cada vez que los suyos daban tres pases seguidos y festejaban cada choque contra los argentinos.
El ritmo frenético de los norteafricanos chocaba contra la pausa que quería dar Argentina. Khalid a los diez minutos tuvo la primera gran chance local después de que Belhanda dejase desparramado a Kannemann. Andrada respondió bien en dos tiempos en la primera intervención en el día de su debut.
El cambio de esquema táctico le vino bien al seleccionado de Scaloni. El equipo se sintió más arropado y rocoso, presionando con Lautaro y Dybala en punta y abriendo mucho a De Paul y Pereyra. A pesar de ello, la velocidad de Boufal y Archaf por izquierda complicaron a Montiel.
El partido se volvía áspero y trabado, Scaloni y el cuerpo técnico argentino se molestaban con el árbitro Sikazwe por la dureza empleada en los locales, especialmente por Khalid, que se peleaba con cualquiera que tuviera la camiseta celeste y blanca puesta. Los argentinos, con Pezzella a la cabeza, no daban crédito de lo que sucedía, aunque Lautaro también se animaba y pegaba alguna patada para demostrar autoridad, lo que le valió para llevarse la amarilla.
No había tregua, los dos equipos chocaban una y otra vez en el medio y en el área marroquí. Da Costa empujaba a Lautaro, Paredes respondía, Benatia se sumaba…era un todos contra todos que terminaba con el árbitro zambiano repartiendo amarillas y en el medio del lío.
El segundo tiempo se iniciaba con más viento que el primero pero terminaba en la misma tónica: pareciéndose a un partido oficial por la intensidad (sin pelota) de los equipos. Kannenmann llegaba tarde a un corte sobre Boussoufa y casi hacía penal.
Los minutos de Suárez contra Venezuela le gustaron a Scaloni y eso hizo que fuera el primer cambio. No entró por izquierda y sí de nueve, acompañando a Dybala. El de River se mostró desde el minuto que entró.
Benatia, líder y capitán de esta selección, se fue aplaudido. El ex de la Juventus jugó con molestias, no se quería perder el partido. Otro que estuvo en duda hasta el último minuto fue Correa, que entró sustituyendo a De Paul.
También hizo su debut en la selección Juan Musso. El del Udinese entró a los 67 minutos por Andrada. Debut plácido del de Boca, que a pesar del clima no tuvo muchos inconvenientes en mostrarse seguro.
Mientras tanto, Marruecos se venía arriba apoyada e impulsada por su gente. Boufal se hacía grande y tomaba responsabilidades. El del Celta dejaba sentados a Guido Rodríguez y Paredes, que nada más lo podían parar con falta.
Scaloni quería mover un poco el equipo y dar descanso a algún jugador. Paredes y Dybala salieron del equipo sin completar un gran partido y el técnico dio entrada a Zaracho y Lo Celso. El del Betis, al contrario que el pasado viernes, se situó en la zona de ataque junto a Matías Suárez.
Y uno de los cambios le funcionó al técnico argentino. Correa enganchó en la primera que hizo bien en el encuentro y dejó a varios marroquíes por el camino, para después definir de manera sutil contra el arco local. Todo el equipo se unía para festejar un gol importante para el grupo.
Pero Marruecos no quería perder en su casa y apretaba cada vez más para conseguir el empate. El árbitro de Zambia daba cuatro minutos de los que Scaloni rascaba uno dándole entrada y haciendo debutar a Iván Marcone. Los locales lo intentaron de cabeza pero Musso estuvo atento.
Argentina ganaba en territorio africano un partido totalmente desvirtuado en el que el juego brusco y un detalle de Correa reinaron. Scaloni respira y toma aire, por lo menos hasta el próximo partido. La Copa América ya está en el horizonte.