Cientos de miles de británicos inundan las calles de Londres para pedir un nuevo referéndum sobre el Brexit
Los organizadores cifran la asistencia en un millón de personas
Rafa de Miguel
Londres, El País
Cientos de miles de personas han desfilado este sábado por las calles de Londres para reclamar un segundo referéndum sobre el Brexit. People´s Vote, la organización que ha convocado la manifestación, ha cifrado en un millón de personas el número de asistentes. El pasado 20 de octubre, 750.000 personas salieron ya a las calles de la capital británica para reclamar que se tenga en cuenta la voz de la ciudadanía.
Han llegado autobuses desde todos los rincones del Reino Unido. Aparcaban en los alrededores de Hyde Park e iban distribuyendo a todos los recién llegados. El punto de arranque de la concentración era Park Lane y, tras su recorrido, acabó a las puertas de Westminster, en Parliament Square.
Miles de banderas de la Unión Europea han ondeado durante la mañana por todas las calles adyacentes. Las pancartas improvisadas por la gente competían en originalidad, pero todas servían para denunciar el engaño con el que se votó el Brexit hace ya casi tres años y para señalar a los principales responsables de la crisis. El rostro de la primera ministra, Theresa May, aparecía de mil formas distintas en los carteles, junto a los de los euroescépticos Boris Johnson, el exalcalde conservador de la metrópoli, o el de Jacob Rees-Mogg, diputado conservador que ha sido favorito en las encuestas para suceder a la primera ministra. Los mayores pitidos y abucheos eran para la imagen del ex primer ministro conservador David Cameron, responsable de convocar un referéndum que le obligó a dimitir de su cargo nada más conocerse la victoria de los partidarios del Brexit.
"La primera ministra asegura que habla en nombre del Reino Unido. Mire usted por su ventana, primera ministra. Abra sus cortinas. Ponga la televisión. Mire a esta multitud. Esta es la gente. Theresa May: usted no habla en nuestro nombre", ha asegurado Tom Watson, el líder laborista que ha defendido con más ardor la celebración de un segundo referéndum y que lleva meses amenazando a Jeremy Corbyn con poner en marcha su propia corriente interna dentro del partido.
"Put it to the people" ("Ponlo en manos de la gente") era el lema escogido para la cabecera de la manifestación. Los partidarios de una segunda consulta han ido cobrando impulso a medida que el Parlamento rechazaba, al menos en dos ocasiones, el acuerdo de retirada pactado con Bruselas por Theresa May. La sensación generalizada, hace apenas unos meses, de que no era posible celebrar una nueva consulta porque no había respaldo político en Westminster, se ha visto eclipsada por la necesidad de buscar una salida urgente a la crisis política que atraviesa el país. Y devolver la voz a la ciudadanía comienza a ser visto como el único remedio para desatar este nudo gordiano.
"El Brexit se ha convertido en un enredo de proporciones descomunales. Basta quiere decir basta. Ha llegado la hora de que los ciudadanos tengan la última palabra", ha proclamado entre aplausos Sadiq Khan, el alcalde laborista de Londres, de origen musulmán. Preocupado por las desastrosas consecuencias económicas que acarrearía un Brexit salvaje, Khan fue uno de los primeros políticos de su partido en reclamar un segundo referéndum, ante las reticencias y ambigüedad al respecto del líder laborista Corbyn.
Junto a los miles de británicos que han acudido a manifestarse a las calles de Londres, ciudadanos europeos residentes en la ciudad —franceses, italianos, españoles, rumanos...— han ondeado las banderas de sus respectivos países para pedir al Reino Unido que no abandone las instituciones comunitarias.
La página web del Parlamento británico ha recibido ya más de cuatro millones de peticiones para que se revoque el artículo 50, la cláusula del Tratado de Lisboa que activa la salida de la UE y que fue invocada por Theresa May hace ya más de dos años. Con 100.000 peticiones basta para que la Cámara de los Comunes esté obligada a debatir la propuesta, aunque en este caso, la discusión estaba asegurada porque forma parte de las alternativas que diferentes diputados plantearán la próxima semana al fallido plan de la primera ministra.
Rafa de Miguel
Londres, El País
Cientos de miles de personas han desfilado este sábado por las calles de Londres para reclamar un segundo referéndum sobre el Brexit. People´s Vote, la organización que ha convocado la manifestación, ha cifrado en un millón de personas el número de asistentes. El pasado 20 de octubre, 750.000 personas salieron ya a las calles de la capital británica para reclamar que se tenga en cuenta la voz de la ciudadanía.
Han llegado autobuses desde todos los rincones del Reino Unido. Aparcaban en los alrededores de Hyde Park e iban distribuyendo a todos los recién llegados. El punto de arranque de la concentración era Park Lane y, tras su recorrido, acabó a las puertas de Westminster, en Parliament Square.
Miles de banderas de la Unión Europea han ondeado durante la mañana por todas las calles adyacentes. Las pancartas improvisadas por la gente competían en originalidad, pero todas servían para denunciar el engaño con el que se votó el Brexit hace ya casi tres años y para señalar a los principales responsables de la crisis. El rostro de la primera ministra, Theresa May, aparecía de mil formas distintas en los carteles, junto a los de los euroescépticos Boris Johnson, el exalcalde conservador de la metrópoli, o el de Jacob Rees-Mogg, diputado conservador que ha sido favorito en las encuestas para suceder a la primera ministra. Los mayores pitidos y abucheos eran para la imagen del ex primer ministro conservador David Cameron, responsable de convocar un referéndum que le obligó a dimitir de su cargo nada más conocerse la victoria de los partidarios del Brexit.
"La primera ministra asegura que habla en nombre del Reino Unido. Mire usted por su ventana, primera ministra. Abra sus cortinas. Ponga la televisión. Mire a esta multitud. Esta es la gente. Theresa May: usted no habla en nuestro nombre", ha asegurado Tom Watson, el líder laborista que ha defendido con más ardor la celebración de un segundo referéndum y que lleva meses amenazando a Jeremy Corbyn con poner en marcha su propia corriente interna dentro del partido.
"Put it to the people" ("Ponlo en manos de la gente") era el lema escogido para la cabecera de la manifestación. Los partidarios de una segunda consulta han ido cobrando impulso a medida que el Parlamento rechazaba, al menos en dos ocasiones, el acuerdo de retirada pactado con Bruselas por Theresa May. La sensación generalizada, hace apenas unos meses, de que no era posible celebrar una nueva consulta porque no había respaldo político en Westminster, se ha visto eclipsada por la necesidad de buscar una salida urgente a la crisis política que atraviesa el país. Y devolver la voz a la ciudadanía comienza a ser visto como el único remedio para desatar este nudo gordiano.
"El Brexit se ha convertido en un enredo de proporciones descomunales. Basta quiere decir basta. Ha llegado la hora de que los ciudadanos tengan la última palabra", ha proclamado entre aplausos Sadiq Khan, el alcalde laborista de Londres, de origen musulmán. Preocupado por las desastrosas consecuencias económicas que acarrearía un Brexit salvaje, Khan fue uno de los primeros políticos de su partido en reclamar un segundo referéndum, ante las reticencias y ambigüedad al respecto del líder laborista Corbyn.
Junto a los miles de británicos que han acudido a manifestarse a las calles de Londres, ciudadanos europeos residentes en la ciudad —franceses, italianos, españoles, rumanos...— han ondeado las banderas de sus respectivos países para pedir al Reino Unido que no abandone las instituciones comunitarias.
La página web del Parlamento británico ha recibido ya más de cuatro millones de peticiones para que se revoque el artículo 50, la cláusula del Tratado de Lisboa que activa la salida de la UE y que fue invocada por Theresa May hace ya más de dos años. Con 100.000 peticiones basta para que la Cámara de los Comunes esté obligada a debatir la propuesta, aunque en este caso, la discusión estaba asegurada porque forma parte de las alternativas que diferentes diputados plantearán la próxima semana al fallido plan de la primera ministra.