Ancelotti le cierra a Koulibaly la puerta de salida al Real Madrid
El técnico italiano, con total sintonía con el dueño del Nápoles, tiene tres intransferibles en la plantilla y uno es el central franco-senegalés.
Mirko Calemme
As
En Italia nadie tiene la más mínima duda: para el Real Madrid, hacerse con los servicios de Kalidou Koulibaly será muy complicado. El principal obstáculo para vestir de blanco al franco-senegalés es un viejo y muy buen amigo: Carlo Ancelotti. El técnico de la Décima está totalmente centrado en su nueva aventura napolitana: llevaba años buscando un proyecto a largo plazo y parece haberlo encontrado. La ciudad le encanta (“me siento como si estuviera siempre de vacaciones”), los tifosi están a su lado y la sintonía con De Laurentiis es total. Carletto llegó a afirmar que su intención es batir el récord de longevidad que alcanzó en el Milán, quedándose todavía más tiempo que los ocho años vividos de rossonero. El presidente, otro ‘monógamo’ del fútbol, respondió públicamente que le quiere de por vida en su club.
En sus primeras semanas como partenopeo, Ancelotti puso tres nombres ‘intocables’ sobre la mesa del máximo mandatario: los de Insigne, Zielinski y, obviamente, Koulibaly. El entrenador, que aprueba la gestión económica de la entidad sureña (se autofinancia con ventas, premios Champions y derechos televisivos), habría aceptado otros traspasos, pero esos tres jugadores tenían que quedarse, sí o sí.
De Laurentiis le mostró su compromiso rechazando en el pasado verano hasta los 104 millones de euros que le ofreció el Manchester United por Koulibaly, pero no paró ahí. El presidente, para contentar a Ancelotti, rompió todos los récords con una renovación que convirtió al internacional senegalés en el futbolista mejor pagado en la historia del club azzurro. Siete millones netos por temporada, bonus incluidos, que servían para tranquilizar al jugador (en Inglaterra le ofrecían ocho) y dar una señal muy clara: Koulibaly es el centro del proyecto napolitano. No es casualidad que Ancelotti le definiese como “un fenómeno” a la altura de Maldini y Sergio Ramos: los hechos demuestran que el defensa, para el técnico, es absolutamente imprescindible.
Es un fijo. En este curso el central ha jugado prácticamente siempre, perdiéndose solo tres partidos y todos por sanción. El Nápoles tiene la fuerza para rechazar más propuestas ‘indecentes’, y tampoco corre el peligro de la cláusula de rescisión, que además de ser carísima (150 millones), se activará a partir del 2020. Para financiar su mercado, De Laurentiis podría ‘sacrificar’ a otros grandes nombres: Allan, por ejemplo, ya estuvo cerca del PSG en este invierno (por alrededor de 70 millones) y con otra gran propuesta los italianos le dejarían salir. Koulibaly, en cambio, “no se toca”: Ancelotti lo reitera en cada entrevista y De Laurentiis, hasta ahora, ha demostrado respetar devotamente las voluntades de su entrenador. Hará falta una dura negociación (y un muy fuerte desembolso) al estilo galáctico para convencer a Carletto y quitarle al líder de su defensa.
Mirko Calemme
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En Italia nadie tiene la más mínima duda: para el Real Madrid, hacerse con los servicios de Kalidou Koulibaly será muy complicado. El principal obstáculo para vestir de blanco al franco-senegalés es un viejo y muy buen amigo: Carlo Ancelotti. El técnico de la Décima está totalmente centrado en su nueva aventura napolitana: llevaba años buscando un proyecto a largo plazo y parece haberlo encontrado. La ciudad le encanta (“me siento como si estuviera siempre de vacaciones”), los tifosi están a su lado y la sintonía con De Laurentiis es total. Carletto llegó a afirmar que su intención es batir el récord de longevidad que alcanzó en el Milán, quedándose todavía más tiempo que los ocho años vividos de rossonero. El presidente, otro ‘monógamo’ del fútbol, respondió públicamente que le quiere de por vida en su club.
En sus primeras semanas como partenopeo, Ancelotti puso tres nombres ‘intocables’ sobre la mesa del máximo mandatario: los de Insigne, Zielinski y, obviamente, Koulibaly. El entrenador, que aprueba la gestión económica de la entidad sureña (se autofinancia con ventas, premios Champions y derechos televisivos), habría aceptado otros traspasos, pero esos tres jugadores tenían que quedarse, sí o sí.
De Laurentiis le mostró su compromiso rechazando en el pasado verano hasta los 104 millones de euros que le ofreció el Manchester United por Koulibaly, pero no paró ahí. El presidente, para contentar a Ancelotti, rompió todos los récords con una renovación que convirtió al internacional senegalés en el futbolista mejor pagado en la historia del club azzurro. Siete millones netos por temporada, bonus incluidos, que servían para tranquilizar al jugador (en Inglaterra le ofrecían ocho) y dar una señal muy clara: Koulibaly es el centro del proyecto napolitano. No es casualidad que Ancelotti le definiese como “un fenómeno” a la altura de Maldini y Sergio Ramos: los hechos demuestran que el defensa, para el técnico, es absolutamente imprescindible.
Es un fijo. En este curso el central ha jugado prácticamente siempre, perdiéndose solo tres partidos y todos por sanción. El Nápoles tiene la fuerza para rechazar más propuestas ‘indecentes’, y tampoco corre el peligro de la cláusula de rescisión, que además de ser carísima (150 millones), se activará a partir del 2020. Para financiar su mercado, De Laurentiis podría ‘sacrificar’ a otros grandes nombres: Allan, por ejemplo, ya estuvo cerca del PSG en este invierno (por alrededor de 70 millones) y con otra gran propuesta los italianos le dejarían salir. Koulibaly, en cambio, “no se toca”: Ancelotti lo reitera en cada entrevista y De Laurentiis, hasta ahora, ha demostrado respetar devotamente las voluntades de su entrenador. Hará falta una dura negociación (y un muy fuerte desembolso) al estilo galáctico para convencer a Carletto y quitarle al líder de su defensa.