Piqué se echa al Barça encima
Empujó al equipo contra el Valladolid. Ha jugado todos los minutos de LaLiga y todos los de la Champions hasta que el equipo estuvo clasificado. Ahora mismo, imprescindible.
Juan Jiménez
As
La imagen de Gerard Piqué llegando antes que muchos al área rival para provocar el penalti del 1-0; su conducción desde su propia frontal hasta la línea de medios del Valladolid que tuvo que parar porque nadie le acompañaba; o la cantidad de balones que despejó junto a Ter Stegen hablan del único jugador del Barça que se salvó del desastre este sábado y del jugador que tiró de un equipo pachuchito y con poca energía.
Al carro de Piqué se subieron todos para salvar un partido que olió mal para el Barça durante muchos minutos. Ahora mismo es imprescindible para el Barça. Extensión de Valverde en el campo (es muy frecuente ver al barcelonés acercarse a la línea de banda para charlar con el técnico), ha jugado todos los minutos de LaLiga y todos los de la Champions hasta que el Barça estuvo clasificado (descansó ante el Tottenham cuando los azulgranas ya eran primeros). "El míster siempre me pregunta cómo estoy y yo siempre quiere ayudar al equipo", dice el central. Su adiós a la Selección después del Mundial de Rusia le está permitiendo mantener el nivel pese a su importante acumulación de minutos.
Piqué, cuya trayectoria sólo puede tener el calificativo de espectacular en el Barça y que pasará a la historia como uno de los mejores centrales de largo del club en sus ya 120 años de historia, cumplió 300 partidos en LaLiga ante el Valladolid en los que ha marcado 27 goles y ha sido expulsado seis veces. De sus 300 partidos ganó 227, empató 50 y sólo perdió 23 veces.
Desde su atalaya de la defensa, Piqué también sabe detectar cuando sus compañeros y estrellas de la delantera no están finos. Por eso hizo un diagnóstico algo grave después del partido contra el Valladolid: "Si estamos así en Lyon, lo vamos a pasar mal". Hace ya algún partido que Piqué detecta esa falta de energía. De ahí que se le vea en ocasiones empujar al equipo desde atrás. Salir de la cueva con el balón jugado, incorporarse a rematar. Agitar, en fin, a un equipo que parece haber perdido algo de ritmo en las últimas semanas. Lo que resulta innegable es el peso de Piqué en un equipo que necesita agarrarse a jugadores con esa personalidad para escapar de la minicrisis. Y ojo que vienen curvas. Las que más le gustan a Piqué. El rally le lleva al Bernabéu...
Juan Jiménez
As
La imagen de Gerard Piqué llegando antes que muchos al área rival para provocar el penalti del 1-0; su conducción desde su propia frontal hasta la línea de medios del Valladolid que tuvo que parar porque nadie le acompañaba; o la cantidad de balones que despejó junto a Ter Stegen hablan del único jugador del Barça que se salvó del desastre este sábado y del jugador que tiró de un equipo pachuchito y con poca energía.
Al carro de Piqué se subieron todos para salvar un partido que olió mal para el Barça durante muchos minutos. Ahora mismo es imprescindible para el Barça. Extensión de Valverde en el campo (es muy frecuente ver al barcelonés acercarse a la línea de banda para charlar con el técnico), ha jugado todos los minutos de LaLiga y todos los de la Champions hasta que el Barça estuvo clasificado (descansó ante el Tottenham cuando los azulgranas ya eran primeros). "El míster siempre me pregunta cómo estoy y yo siempre quiere ayudar al equipo", dice el central. Su adiós a la Selección después del Mundial de Rusia le está permitiendo mantener el nivel pese a su importante acumulación de minutos.
Piqué, cuya trayectoria sólo puede tener el calificativo de espectacular en el Barça y que pasará a la historia como uno de los mejores centrales de largo del club en sus ya 120 años de historia, cumplió 300 partidos en LaLiga ante el Valladolid en los que ha marcado 27 goles y ha sido expulsado seis veces. De sus 300 partidos ganó 227, empató 50 y sólo perdió 23 veces.
Desde su atalaya de la defensa, Piqué también sabe detectar cuando sus compañeros y estrellas de la delantera no están finos. Por eso hizo un diagnóstico algo grave después del partido contra el Valladolid: "Si estamos así en Lyon, lo vamos a pasar mal". Hace ya algún partido que Piqué detecta esa falta de energía. De ahí que se le vea en ocasiones empujar al equipo desde atrás. Salir de la cueva con el balón jugado, incorporarse a rematar. Agitar, en fin, a un equipo que parece haber perdido algo de ritmo en las últimas semanas. Lo que resulta innegable es el peso de Piqué en un equipo que necesita agarrarse a jugadores con esa personalidad para escapar de la minicrisis. Y ojo que vienen curvas. Las que más le gustan a Piqué. El rally le lleva al Bernabéu...