El Nápoles pierde a su leyenda: Hamsik se marcha a China

El jugador eslovaco, tras 12 años batiendo todos los récords del club azzurro, fichará por el Dalian Yifang. En las próximas horas se hará oficial su marcha.

Mirko Calemme
As
El fútbol italiano despedirá en las próximas horas a uno de sus últimos 'jugadores bandera’. Marek Hamsik firmará entre el lunes y el martes un millonario contrato con el Dalian Yifang chino, que desembolsará 9 millones netos por temporada durante tres años por sus servicios, y alrededor de 20 de traspaso al Nápoles.


La noticia llegó el sábado, después del que probablemente será el último partido del eslovaco en Italia, el 3-0 ante el Sampdoria (justo el equipo al que le marcó su primer gol en la Serie A), delante de un San Paolo medio vacío. Ancelotti le sustituyó en el tramo final, pero nadie en Fuorigrotta imaginaba que aquellos pasos eran los últimos del capitán en su campo.

Carletto confirmó en rueda de prensa que Hamsik pidió marcharse y que nadie, en el club, quiere negarle esa oportunidad, la última de su carrera. El jugador, por su parte, sonrió ante los periodistas que le esperaron tras su largo control antidopaje, sin añadir nada más.

Llegó en 2007 procedente del Brescia, cuando el Nápoles volvía a la Serie A tras haber pasado por el infierno de la quiebra, y se presentó en chanclas al lado de Lavezzi, que vino de Argentina en traje. Eligió vivir al lado de la ciudad deportiva de Castel Volturno y, a partir de entonces, nunca se fue: ni Mino Raiola, ni el Milán, ni la Juventus lograron convencerle para cambiar de aires en busca de más dinero y más títulos.

Nadie en la historia del club sureño jugó más partidos que Marekiaro (el apodo es una mezcla entre su nombre y la famosa aldea del barrio de Posillipo): se enfundó la camiseta del Nápoles 520 veces y marcó 121 goles, siete más que Maradona. El Pelusa, orgulloso, le felicitó con cariño cuando supero su récord.

Ganó dos Copas de Italia y una Supercopa. Soñaba con regalarle a su gente un Scudetto: lo tuvo muy cerca hace un año, con Maurizio Sarri, pero no pudo ser. Deja una herencia importante y complicada: Fabián ocupará su sitio en el campo, Insigne llevará su brazalete. Ancelotti afirmó que pierde a “un jugador único”, pero que tiene soluciones para sustituirle en el campo; será muy difícil, en cambio, llenar el vacío que le deja a los tifosi. No habrá la despedida con el San Paolo abarrotado que todo el mundo imaginaba: será un adiós silencioso, quizás más acorde con el carácter de Marek, tímido e introvertido a pesar de una apariencia que sugiere todo lo contrario. Su 17 y su cresta ya son leyenda.

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