El clavo ardiendo es Vinicius
Se inventó la jugada del 1-0 y marcó el segundo. Mariano, que volvió, sentenció. Bale, desaparecido. El Madrid recorta dos puntos al Barça y ya está a ocho.
Marco Ruiz
As
El Madrid que dejó Lopetegui al que ha cincelado Solari se parece como un huevo a una castaña. Habrá que empezar a dar al técnico argentino el mérito que merece, más cuando nadie veía en él a un nuevo Zidane. Ya tiene un título en el bolsillo, el Mundialito, la final de Copa está a dos Clásicos y la ilusión desbordada de cara a la Champions. Y ahora, tras los tropiezos de Barça y Atlético, vuelve a estar enganchado a LaLiga. Se sacó Solari de la manga a Vinicius, se arriesgó a morir con su idea de mantener el castigo a Isco, se atrevió a sentar a Marcelo y, con todo eso, se ha ganado el respeto de sus jugadores. Sólo le falta la prueba del algodón, se enfrentará a ella el próximo miércoles. Se trata de saber si tendrá también el arrojo necesario para sacar a Bale del tridente de ataque en el Clásico de Copa. El galés ahora no es ni la sombra de sí mismo. Ayer se limitó a deambular por su banda mientras veía a Vinicius jugar desde la distancia. Zidane se atrevió a sentarle y le salió bien.
Se avecinan nuevos tiempos en el Madrid y esos tiempos son los de Vinicius. El cambio climático del Madrid es casi obra exclusiva suya. Es el único jugador del equipo capaz de poner pausa y cambio de ritmo, de mirar a los ojos a un rival e irse de él y de su ayuda, de inventar una situación de peligro donde no había nada. El clavo ardiendo al que puede agarrarse el Madrid tiene 18 años y empezó la campaña alternando el Castilla con el primer equipo.
Abelardo ha convertido a este modesto Alavés en equipo revelación de la Liga pero las últimas jornadas le están devolviendo poco a poco a la realidad. Ha sumado un punto de los últimos doce. El mercado de invierno (ya sin Sobrino ni Ibai) ha terminado por invertir la inercia positiva. Pero sigue siendo un equipo hecho, de autor, y los vitorianos pudieron sostener pronto la fulgurante salida del Madrid. La idea de Abelardo, aun cambiando su habitual 4-4-2 por el 4-3-3 con Burgui y Jony volcados a banda, era la misma que le tiene séptimo. Parapetarse atrás sin dejar una sola rendija y buscar transiciones relámpago.
Pero a estas alturas Vinicius ya se lo ha creído, el equipo entero carga el juego en él y no en Bale, y fue él quien encontró el primer hueco. Lo hizo con un pase por debajo de las piernas de Vigaray. Reguilón, con el que Marcelo debe soñar todas las noches, la puso a la zona del nueve, donde ahora sí aparece Benzema. El francés sigue en modo Balón de Oro. Lleva cuatro partidos seguidos marcando (seis goles en diez días).
Un cambio táctico de Solari (cambió a Bale y Vinicius de banda) atascó al Madrid y dio aire al Alavés al inicio de la segunda parte. Nunca le habían perdido la cara al partido los vitorianos y sus contras, lanzadas por Pina, comenzaron a hacer daño. El galés empezó a entrar más en juego en la izquierda (llegó a disparar con mucho peligro en el 49’), pero más aún lo fue haciendo el Alavés. Primero la tuvo Burgui. Luego Calleri. Para cuando Solari se decidió sacar a Bale, por Asensio, el partido estaba raro y desangelado. Jony tuvo la tercera del Alavés pero Courtois la sacó de puños.
Sin Bale, Vinicius volvió a la izquierda y el Madrid se volvió a reactivar. Benzema comenzó a buscar esa zona y el Madrid a encontrar otra vez la manera de crear peligro. El siguiente movimiento de Solari (meter a Mariano, que volvía tras más de un mes de baja) por Benzema, volvía a desactivar al Madrid. El técnico piensa más en la Copa que en LaLiga… y tiene sentido. Pero también lo tiene que el Madrid pueda hacer un sprint final por la Liga. Fue Vinicius quien hizo el gol de la tranquilidad. Mariano marcó el tercero en remate acrobático, espectacular, de cabeza. Medio tanto fue de Odriozola y su pase. Hacía más de un año que no se enlazaba una racha de cinco partidos seguidos ganando. El Madrid, que sigue soñando…
Marco Ruiz
As
El Madrid que dejó Lopetegui al que ha cincelado Solari se parece como un huevo a una castaña. Habrá que empezar a dar al técnico argentino el mérito que merece, más cuando nadie veía en él a un nuevo Zidane. Ya tiene un título en el bolsillo, el Mundialito, la final de Copa está a dos Clásicos y la ilusión desbordada de cara a la Champions. Y ahora, tras los tropiezos de Barça y Atlético, vuelve a estar enganchado a LaLiga. Se sacó Solari de la manga a Vinicius, se arriesgó a morir con su idea de mantener el castigo a Isco, se atrevió a sentar a Marcelo y, con todo eso, se ha ganado el respeto de sus jugadores. Sólo le falta la prueba del algodón, se enfrentará a ella el próximo miércoles. Se trata de saber si tendrá también el arrojo necesario para sacar a Bale del tridente de ataque en el Clásico de Copa. El galés ahora no es ni la sombra de sí mismo. Ayer se limitó a deambular por su banda mientras veía a Vinicius jugar desde la distancia. Zidane se atrevió a sentarle y le salió bien.
Se avecinan nuevos tiempos en el Madrid y esos tiempos son los de Vinicius. El cambio climático del Madrid es casi obra exclusiva suya. Es el único jugador del equipo capaz de poner pausa y cambio de ritmo, de mirar a los ojos a un rival e irse de él y de su ayuda, de inventar una situación de peligro donde no había nada. El clavo ardiendo al que puede agarrarse el Madrid tiene 18 años y empezó la campaña alternando el Castilla con el primer equipo.
Abelardo ha convertido a este modesto Alavés en equipo revelación de la Liga pero las últimas jornadas le están devolviendo poco a poco a la realidad. Ha sumado un punto de los últimos doce. El mercado de invierno (ya sin Sobrino ni Ibai) ha terminado por invertir la inercia positiva. Pero sigue siendo un equipo hecho, de autor, y los vitorianos pudieron sostener pronto la fulgurante salida del Madrid. La idea de Abelardo, aun cambiando su habitual 4-4-2 por el 4-3-3 con Burgui y Jony volcados a banda, era la misma que le tiene séptimo. Parapetarse atrás sin dejar una sola rendija y buscar transiciones relámpago.
Pero a estas alturas Vinicius ya se lo ha creído, el equipo entero carga el juego en él y no en Bale, y fue él quien encontró el primer hueco. Lo hizo con un pase por debajo de las piernas de Vigaray. Reguilón, con el que Marcelo debe soñar todas las noches, la puso a la zona del nueve, donde ahora sí aparece Benzema. El francés sigue en modo Balón de Oro. Lleva cuatro partidos seguidos marcando (seis goles en diez días).
Un cambio táctico de Solari (cambió a Bale y Vinicius de banda) atascó al Madrid y dio aire al Alavés al inicio de la segunda parte. Nunca le habían perdido la cara al partido los vitorianos y sus contras, lanzadas por Pina, comenzaron a hacer daño. El galés empezó a entrar más en juego en la izquierda (llegó a disparar con mucho peligro en el 49’), pero más aún lo fue haciendo el Alavés. Primero la tuvo Burgui. Luego Calleri. Para cuando Solari se decidió sacar a Bale, por Asensio, el partido estaba raro y desangelado. Jony tuvo la tercera del Alavés pero Courtois la sacó de puños.
Sin Bale, Vinicius volvió a la izquierda y el Madrid se volvió a reactivar. Benzema comenzó a buscar esa zona y el Madrid a encontrar otra vez la manera de crear peligro. El siguiente movimiento de Solari (meter a Mariano, que volvía tras más de un mes de baja) por Benzema, volvía a desactivar al Madrid. El técnico piensa más en la Copa que en LaLiga… y tiene sentido. Pero también lo tiene que el Madrid pueda hacer un sprint final por la Liga. Fue Vinicius quien hizo el gol de la tranquilidad. Mariano marcó el tercero en remate acrobático, espectacular, de cabeza. Medio tanto fue de Odriozola y su pase. Hacía más de un año que no se enlazaba una racha de cinco partidos seguidos ganando. El Madrid, que sigue soñando…