El Bayern necesitó la prórroga para eliminar al Hertha

El Bayern sigue sin brillar y necesitó 120 minutos para imponerse al Hertha de Berlín a domicilio por 3-2 y clasificarse para los cuartos de final de la Pokal.

José Carlos Menzel
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El Bayern sigue sin brillar y necesitó 120 minutos para imponerse al Hertha de Berlín a domicilio por 3-2 y clasificarse para los cuartos de final de la Pokal. Después de la derrota frente al Leverkusen en la Bundesliga (1-3), pinchazo que le permitió al Borussia Dortmund ampliar el liderato de la máxima competición alemana a un total de siete puntos, Niko Kovac era consciente de que un nuevo tropezón en la capital germana volvería a poner en serio peligro su puesto de trabajo. Finalmente y gracias a un estelar Gnabry, los bávaros lograron pasar de ronda y evitaron una nueva criris, eso sí, las sensaciones que el campeón teutón desprende a dos semanas de medirse en los octavos de final de la Champions a todo un Liverpool siguen siendo de lo más preocupante.


Las peores pesadillas de Kovac se cumplieron a los tres minutos de juego. El colegiado interpretó como piscinazo un penalti clarísimo de Rekik a Goretzka y amonestó al internacional alemán, que tuvo que apreciar como los locales se adelantaban en la próxima acción. Una pared de Mittelstädt con Kalou le sirvió al extremo berlinés para batir a Ulreich, sustituto del lesionado Neuer, con un disparo desde la frontal y poner contra las cuerdas al transatlántico muniqués. Pero no tardó demasiado el Bayern en sacudirse. Tan solo cuatro minutos más tarde, la primera aproximación de los visitantes al marco defendido por Jarstein terminó con Gnabry, imperial por la banda derecha, poniendo las tablas con un latigazo imparable para el meta noruego.

Después de la locura inicial sucedió lo que era de esperar. El Bayern, de nuevo con James en el once, moviendo al Hertha de lado a lado e intentando encontrar un hueco en su rocosa defensa y el conjunto local aguantando el asedio muniqués como podía. Fue el guión del resto de la primera mitad, mientras que la segunda empezó al estilo de la primera. James, por fin, vio un pasillo y le filtró un gran pase a Gnabry que, una vez más, no perdonó. Lo tenía en sus manos el Bayern, pero como viene siendo habitual esta temporada resucitó al rival a través de sus propios errores. Una cesión fallida de Hummels terminó en las botas de Selke y, acto seguido, en el fondo de la red.

El Hertha se lo creyó y busco apuntillar a la bestia herida a la contra. La tuvo Klünter a pocos minutos del final, pero esta vez sí apareció Ulreich. El Bayern, en cambio, optó por seguir a lo suyo, acosó al cuadro de Pal Dardai en numerosas ocasiones, pero no logró derribarle. La eliminatoria se fue a la prórroga y fue entonces cuando el Olímpico de Berlín entendió que también jugaba. Sufrían los suyos, pero el aliento de la afición les ayudó a mantenerse en pie. Lo intentaba el Bayern. Una y otra vez. Y finalmente lo consiguió. Lewandowski colgó un balón al segundo palo, donde esperaba Coman para saltar más alto que nadie, cabezear el cuero hacia el fondo de la red y al Bayern, después de una noche de infarto, hacia los cuartos de la Pokal.

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