Crisis política en Tailandia por la candidatura de la princesa que quiere ser primera ministra

Ubolratana Rajakanya busca candidatearse en las próximas elecciones del mes de marzo, lo que podría cuestionar a la casta militar que actualmente tiene las riendas del país

Infobae
El palacio real condenó el viernes por la noche la entrada en política de la princesa Ubolratana, hermana del rey de Tailandia, quien causó un terremoto político al anunciar su candidatura a primera ministra en las elecciones de marzo.


"La reina, el heredero y los miembros de la familia real tienen que estar por encima de la política y no pueden ocupar una función política, ya que sería una contradicción con la Constitución", según un comunicado en la gaceta real difundido en la televisión.

La inesperada candidatura abrió un nuevo escenario político en Tailandia, un país hasta ahora controlado férreamente por los militares.

Aunque en un principio se pensaba que la candidatura había sido aprobada por el rey, el comunicado de la gaceta real hace creer todo lo contrario.

Ubolratana Rajakanya se presentará para el cargo de jefa del gobierno civil que se formará tras las legislativas del 24 de marzo, bajo la etiqueta de un partido próximo al clan Schinawatra, enemigo acérrimo de la junta.

La princesa es nuestra "candidata al puesto de primera ministra" en las elecciones, las primeras desde el golpe de Estado de 2014, dijo a la AFP Preechaphol Pongpanich, dirigente del partido Thai Raksa Chart.

Este partido está tutelado por Thaksin Shinawatra, multimillonario y ex primer ministro en el exilio, odiado por el ejército pero muy popular entre las clases humildes.

Shinawatra, un reformista, ha sido siempre visto por la vieja guardia real y por los militares como una amenaza para el reino. Por eso se produjeron los golpes de Estado militares contra sus gobiernos en 2006 y 2014.

Pero desde este último golpe militar, llevado a cabo por generales próximos al rey Bhumibol Adulyadej, este falleció y fue sucedido por su hijo Maha Vajiralongkorn.

La candidatura de la hermana del rey -que según los analistas creían al principio no podía haber sido decidida sin el acuerdo del palacio- fue vista como una señal de ruptura sin precedentes con la vieja guardia de la época Bhumibol.

Ningún miembro de la familia real se había presentado al cargo de jefe de gobierno desde que se estableciera en Tailandia una monarquía constitucional en 1932.

Inesperada irrupción

Tras el anuncio de la princesa, el jefe de la junta militar, Prayut Chan-O-Cha, anunció que optará también al cargo, en un intento de los militares de mantener su influencia cuatro años después del golpe.

"Decidí aceptar la invitación del (partido) Phalang Pracharat de proponer mi nombre al Parlamento para ser nombrado primer ministro", dijo Prayut, refiriéndose al partido promilitar fundado en 2018.

Así, Prayut Chan-o-Cha y la princesa Ubolratana serán adversarios en estas elecciones, las primeras desde 2011 y que se anuncian muy interesantes.

Prayut ha encabezado la junta durante casi cinco años, aprobando una nueva Constitución para rediseñar el panorama político y asegurarse de que los militares controlan el poder tras las elecciones.

Los militares bajo Prayut se han presentado como los protectores de la monarquía. Sin embargo, la irrupción en política de la princesa Ubolratana -de la mano del gran enemigo de la junta- cuestiona ese argumento.

"Es algo inédito. Si (la princesa) se convierte en primera ministra ¿podrá la gente tratarla como simple plebeya? (…) ¿Quién se atrevería a criticar a una primera ministra de la realeza?" se interroga Puangthong Pawakapan, profesora de ciencias políticas en la Universidad Chulalongkorn de Bangkok, interrogada por la AFP.

En efecto, la familia real de Tailandia está protegida por una draconiana ley de lesa majestad. Legalmente, las hermanas del rey no están cubiertas por esta ley, pero de hecho nadie se atreve a criticarlas por temor a acabar en la cárcel por varios años.

Ubolratana, una personalidad extrovertida que contrasta con la de su hermano el rey Maha Vajiralongkorn, más discreto, renunció a sus títulos reales al casarse con un estadounidense hace varias décadas.

Sin embargo, la pareja se divorció y ella volvió a Tailandia, donde se la considera todavía parte de la familia real.

Excelente deportista, además de actriz y cantante ocasional, la princesa había mostrado hasta ahora escaso interés por la política, y se dedicó más bien a defender el cine tailandés en los festivales del mundo entero

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