Cero a cero y Ter Stegen de portero
Vuelve a salvar al Barça en San Mamés con varios paradones. Messi, tocado, no brilló. Empieza una nueva Liga: el Madrid se pone a seis puntos del líder.
Santi Giménez
As
Ter Stegen salvó al Barça en San Mamés con una actuación que le sirvió al equipo blaugrana para sacar un punto (0-0) en un partido en el que el Athletic tuvo ocasiones para dejar LaLiga mucho más apretada de lo que estaba. Suma el Barça dos empates consecutivos que combinados con la recuperación del Madrid calientan el campeonato.
Messi se apuntó al partido porque, como dijo Garitano en la previa, “para algo habrá viajado”. Solventado el primer dilema de la alineación blaugrana, el segundo no se desveló hasta que se colocaron los jugadores sobre el terreno de juego: Semedo haría de Alba y Sergi Roberto seguiría en su banda natural. El resultado, de nuevo, el portugués demostró que está mucho mejor que el catalán, ni que le cambien de banda.
Garitano, por su parte salió con un once muy físico, dejando a Muniain y a Ibai en el banquillo y tratando de encerrar al Barça a base de las oleadas que generaban Raúl García, Iñaki Williams o Yuri. Y de salida, el Barça las pasó canutas porque la presión local era tremenda. Ter Stegen bajo palos homenajeó a tan insigne cuna de porteros con un paradón antológico a un disparo de Susaeta. Antes, Yuri cruzó demasiado su balón en un contragolpe y el portero alemán atajó una chilena de Raúl García.
En el Barça, todo dependía de Messi, que parecía que necesitaba un período para adaptarse al partido. Le costó entrar, pero cuando lo hizo se mostró como la mayor amenaza para los locales. En el minuto 26 disparó al larguero tras un rechace de Herrerín ante Semedo, que el árbitro señaló mal como fuera de juego. De haber embocado el balón, el VAR lo hubiera dado. Posteriormente, el argentino volvió a poner a prueba al portero vasco con un disparo lejano.
Fueron las dos únicas acciones de un Barça que llegó al descanso con un 0-0 ante el que podía sentirse satisfecho. El Athletic había demostrado que podía embotellar al Barcelona, pero también existía en el ambiente la sensación de que los locales habían perdonado demasiado.
Salió mejor el Barcelona en la segunda parte con una presión sobre la salida de balón del Athletic, que posó a acularse en su área. Había más sensación de peligró que peligro real. De Marcos rechazó un balón con la mano que el colegiado no consideró penalti, al igual que pasó en la primera parte con unas de Williams y otras de Semedo.
Para fortalecer el medio del campo, Garitano retiró a un Beñat falto de gasolina y dio entrada a San José, que casi marca desde lejos en una llegada de segunda línea, y luego para buscar morder en las contras a Muniain por Susaeta. Era la única manera de sacudirse el dominio de un Barça en el que Messi aparecía más a menudo y cada vez más enojado ante las faltas que recibía.
Entró Aleñá por Arturo Vidal Y Coutinho por Dembélé, que volvía a un terreno de juego tras 20 días lesionado. No llevaba cinco segundos en el campo y Raúl García le envió al suelo en plan mensaje de bienvenido de vuelta a LaLiga.
Tuvo un último arreón el Athletic que fueron una reedición del inicio del duelo, con el Athletic apretándole las clavijas a un Barça que dio sensación de estar muy cansado, en el que Messi desapareció y que volvió a encomendarse a Ter Stegen, que salvó otro gol cantado ante Williams.
Esa presión disminuyó en el momento en el que De Marcos vio la segunda amarilla dejando en el descuento a su equipo con diez, pero el Barça ya no supo como gestionar el asedio a la portería de Herrerín.
Santi Giménez
As
Ter Stegen salvó al Barça en San Mamés con una actuación que le sirvió al equipo blaugrana para sacar un punto (0-0) en un partido en el que el Athletic tuvo ocasiones para dejar LaLiga mucho más apretada de lo que estaba. Suma el Barça dos empates consecutivos que combinados con la recuperación del Madrid calientan el campeonato.
Messi se apuntó al partido porque, como dijo Garitano en la previa, “para algo habrá viajado”. Solventado el primer dilema de la alineación blaugrana, el segundo no se desveló hasta que se colocaron los jugadores sobre el terreno de juego: Semedo haría de Alba y Sergi Roberto seguiría en su banda natural. El resultado, de nuevo, el portugués demostró que está mucho mejor que el catalán, ni que le cambien de banda.
Garitano, por su parte salió con un once muy físico, dejando a Muniain y a Ibai en el banquillo y tratando de encerrar al Barça a base de las oleadas que generaban Raúl García, Iñaki Williams o Yuri. Y de salida, el Barça las pasó canutas porque la presión local era tremenda. Ter Stegen bajo palos homenajeó a tan insigne cuna de porteros con un paradón antológico a un disparo de Susaeta. Antes, Yuri cruzó demasiado su balón en un contragolpe y el portero alemán atajó una chilena de Raúl García.
En el Barça, todo dependía de Messi, que parecía que necesitaba un período para adaptarse al partido. Le costó entrar, pero cuando lo hizo se mostró como la mayor amenaza para los locales. En el minuto 26 disparó al larguero tras un rechace de Herrerín ante Semedo, que el árbitro señaló mal como fuera de juego. De haber embocado el balón, el VAR lo hubiera dado. Posteriormente, el argentino volvió a poner a prueba al portero vasco con un disparo lejano.
Fueron las dos únicas acciones de un Barça que llegó al descanso con un 0-0 ante el que podía sentirse satisfecho. El Athletic había demostrado que podía embotellar al Barcelona, pero también existía en el ambiente la sensación de que los locales habían perdonado demasiado.
Salió mejor el Barcelona en la segunda parte con una presión sobre la salida de balón del Athletic, que posó a acularse en su área. Había más sensación de peligró que peligro real. De Marcos rechazó un balón con la mano que el colegiado no consideró penalti, al igual que pasó en la primera parte con unas de Williams y otras de Semedo.
Para fortalecer el medio del campo, Garitano retiró a un Beñat falto de gasolina y dio entrada a San José, que casi marca desde lejos en una llegada de segunda línea, y luego para buscar morder en las contras a Muniain por Susaeta. Era la única manera de sacudirse el dominio de un Barça en el que Messi aparecía más a menudo y cada vez más enojado ante las faltas que recibía.
Entró Aleñá por Arturo Vidal Y Coutinho por Dembélé, que volvía a un terreno de juego tras 20 días lesionado. No llevaba cinco segundos en el campo y Raúl García le envió al suelo en plan mensaje de bienvenido de vuelta a LaLiga.
Tuvo un último arreón el Athletic que fueron una reedición del inicio del duelo, con el Athletic apretándole las clavijas a un Barça que dio sensación de estar muy cansado, en el que Messi desapareció y que volvió a encomendarse a Ter Stegen, que salvó otro gol cantado ante Williams.
Esa presión disminuyó en el momento en el que De Marcos vio la segunda amarilla dejando en el descuento a su equipo con diez, pero el Barça ya no supo como gestionar el asedio a la portería de Herrerín.