Vitolo, fichaje de invierno
El canario fue titular por primera vez en Liga y lució. Ganó el Atlético con gol de Griezmann de penalti, que no era. En el 10', el VAR le anuló un tanto a Koke.
Patricia Cazón
As
"Vitooolo, Vitooolo”. La grada del Metropolitano era una sola voz mientras su 23 se iba al banquillo, ovacionado, emocionado y dejando tras sí 75’ de exhibición. Vitolo. Su nombre llenó un partido que amaneció pronto, muy pronto, en un Metropolitano por el que asomó el VAR cuando la mañana gélida aún olía a chocolate con churros.
Apareció cuando Vitolo ya llevaba diez minutos llenando los ojos. Monopolizaba el balón el Atlético, sin Lucas, que se quedó en la grada, con Juanfran en el lateral izquierdo, y el canario estrenando titularidad en Liga. Dos jugadas le bastaron para mostrar más fútbol que Lemar en los cinco últimos meses. En la primera, se asoció con Correa para que Griezmann, que sólo debía embocar, cruzara demasiado. La segunda fue la del VAR. Y le congelaría al Metropolitano un goooool en la boca.
Porque seguía Vitolo a lo suyo, demostrando que ya es el fichaje que hace un año no pudo, tanta maldita lesión. Conducía, desbordaba y se movía por la izquierda con las botas imantadas: era la llave que siempre abría la defensa del Levante y todos los balones le buscaban. En el 10’ recibió uno de Juanfran y lo condujo hasta Koke, que marcó con la zurda. Pero lo dicho, el VAR, que se venía la hora del vermú. Esta vez sí hubo llamada de González González a Prieto Iglesias, que se dirigió a la pantalla. Lo anuló: había habido falta de Rodrigo a Bardhi en el inicio de la jugada en el centro del campo. El 1-0 del Atleti se evaporó del marcador y también, unos minutos, su dominio. Logró estirarse por dos veces el Levante pero seguía Morales muy de cerca vigilado. Nada. En ese momento Giménez estaba sobre la hierba, sin casi calentar: Savic se había llevado la mano atrás en una carrera en el 7’. Otra lesión muscular. Se pierde ya la cuenta. Es dramático.
Asumido el golpe, regresó el partido donde lo tenía el Atleti al principio, presionando, robando en campo contrario y combinando con precisión. Era un gran Atleti con balón. Arias profundo, Juanfran eficaz en ese lateral que no es el suyo, bien Rodrigo-Thomas, mejor Koke, brutal Vitolo... El uy, uy, uy sobrevolaba el Metropolitano, pero toda la claridad rojiblanca sobre la hierba se esfumaba en los últimos metros. Ni Grizi ni Correa eran capaces de convertir el gol y, sin pegada, el dominio era como el sol de invierno, que da luz pero calienta nada.
El descanso llegaría con el VAR, otra vez, mascullándose: el árbitro no consideró penalti un empujón de Chema a Correa. Paco López se lo dejaría en la ducha, tocado en la rodilla, y tras el reposo fue Coke quien ocupó el lugar de Chema en la línea de tres. Para intentar, quizá, frenar a Vitolo, que seguía estando en todo, como el VAR. Porque la enésima vez que el canario llevó el balón al área de Oier, un centro de Thomas le dio a Vukcevic en la mano, cuando estaba de espaldas y el brazo apoyado en el suelo. El árbitro pita penalti aunque con el reglamento en la mano no sea. El VAR no rectifica aunque hable en su oreja. Lo marca Grizi, perfecto. Suyo es el gol en el Atleti.
Trató de ampliarlo Thomas con varios trallazos desde fuera del área pero casi lo encuentra Vitolo, con un derechazo alto. Y casi lo empata el Levante una vez que Morales logró quitarse los grilletes y plantarse mano a mano ante Oblak. Lo desbarató el portero, con su milagro de todos los días, como Godín luego ante Bardhi en otra contra fulgurante.
Ya se había ido Vitolo, entre esa ovación con su nombre, mientras Lemar, sin estar mal, no tomó una decisión al derecho en los 20 minutos que estuvo. Cuando tenía que lanzar, pasaba, cuando debía pasar, tiraba, para desesperación de Grizi, que le buscó y buscó, tratando de sumar confianza a sus ganas. No hay mejor manera de hacerlo que con fútbol. Sólo hay que ver a Vitolo.
Patricia Cazón
As
"Vitooolo, Vitooolo”. La grada del Metropolitano era una sola voz mientras su 23 se iba al banquillo, ovacionado, emocionado y dejando tras sí 75’ de exhibición. Vitolo. Su nombre llenó un partido que amaneció pronto, muy pronto, en un Metropolitano por el que asomó el VAR cuando la mañana gélida aún olía a chocolate con churros.
Apareció cuando Vitolo ya llevaba diez minutos llenando los ojos. Monopolizaba el balón el Atlético, sin Lucas, que se quedó en la grada, con Juanfran en el lateral izquierdo, y el canario estrenando titularidad en Liga. Dos jugadas le bastaron para mostrar más fútbol que Lemar en los cinco últimos meses. En la primera, se asoció con Correa para que Griezmann, que sólo debía embocar, cruzara demasiado. La segunda fue la del VAR. Y le congelaría al Metropolitano un goooool en la boca.
Porque seguía Vitolo a lo suyo, demostrando que ya es el fichaje que hace un año no pudo, tanta maldita lesión. Conducía, desbordaba y se movía por la izquierda con las botas imantadas: era la llave que siempre abría la defensa del Levante y todos los balones le buscaban. En el 10’ recibió uno de Juanfran y lo condujo hasta Koke, que marcó con la zurda. Pero lo dicho, el VAR, que se venía la hora del vermú. Esta vez sí hubo llamada de González González a Prieto Iglesias, que se dirigió a la pantalla. Lo anuló: había habido falta de Rodrigo a Bardhi en el inicio de la jugada en el centro del campo. El 1-0 del Atleti se evaporó del marcador y también, unos minutos, su dominio. Logró estirarse por dos veces el Levante pero seguía Morales muy de cerca vigilado. Nada. En ese momento Giménez estaba sobre la hierba, sin casi calentar: Savic se había llevado la mano atrás en una carrera en el 7’. Otra lesión muscular. Se pierde ya la cuenta. Es dramático.
Asumido el golpe, regresó el partido donde lo tenía el Atleti al principio, presionando, robando en campo contrario y combinando con precisión. Era un gran Atleti con balón. Arias profundo, Juanfran eficaz en ese lateral que no es el suyo, bien Rodrigo-Thomas, mejor Koke, brutal Vitolo... El uy, uy, uy sobrevolaba el Metropolitano, pero toda la claridad rojiblanca sobre la hierba se esfumaba en los últimos metros. Ni Grizi ni Correa eran capaces de convertir el gol y, sin pegada, el dominio era como el sol de invierno, que da luz pero calienta nada.
El descanso llegaría con el VAR, otra vez, mascullándose: el árbitro no consideró penalti un empujón de Chema a Correa. Paco López se lo dejaría en la ducha, tocado en la rodilla, y tras el reposo fue Coke quien ocupó el lugar de Chema en la línea de tres. Para intentar, quizá, frenar a Vitolo, que seguía estando en todo, como el VAR. Porque la enésima vez que el canario llevó el balón al área de Oier, un centro de Thomas le dio a Vukcevic en la mano, cuando estaba de espaldas y el brazo apoyado en el suelo. El árbitro pita penalti aunque con el reglamento en la mano no sea. El VAR no rectifica aunque hable en su oreja. Lo marca Grizi, perfecto. Suyo es el gol en el Atleti.
Trató de ampliarlo Thomas con varios trallazos desde fuera del área pero casi lo encuentra Vitolo, con un derechazo alto. Y casi lo empata el Levante una vez que Morales logró quitarse los grilletes y plantarse mano a mano ante Oblak. Lo desbarató el portero, con su milagro de todos los días, como Godín luego ante Bardhi en otra contra fulgurante.
Ya se había ido Vitolo, entre esa ovación con su nombre, mientras Lemar, sin estar mal, no tomó una decisión al derecho en los 20 minutos que estuvo. Cuando tenía que lanzar, pasaba, cuando debía pasar, tiraba, para desesperación de Grizi, que le buscó y buscó, tratando de sumar confianza a sus ganas. No hay mejor manera de hacerlo que con fútbol. Sólo hay que ver a Vitolo.