Vinicius apura la Copa

Marcó un golazo y volvió a meterse al Bernabéu en el bolsillo. Isco fue suplente y Brahim debutó. El Madrid tomó ventaja con un penalti muy discutible. Gustó Braithwaite.


Luis Nieto
As
Exagerando el resultado, el Madrid pone pie y medio en los cuartos de Copa sin demasiadas novedades: Odriozola y Keylor Navas son suplentes ejemplares, otros lo son de adorno, Benzema está en su año y la crisis está adelantando el futuro. Vinicius marcó un gran gol y empieza a ser una solución. También debutó Brahim, al que apenas le dio tiempo a saludar al Bernabéu. Al Leganés le quedó el consuelo de que con Braithwaite puede haber encontrado un gran delantero.


El partido empezó bajo una conmoción que cada vez lo es menos: Isco, suplente incluso en la Copa, incluso con seis lesionados, incluso cuando cinco de cinco de ellos son centrocampistas o delanteros. Pretende Solari hacer creer que el jugador, pilar de la Selección, no está entre los once mejores del Madrid ni entre los once siguientes, la mayoría de los cuales se enfrentaron al Leganés en un Bernabéu medio desnudo. Un arresto mayor inexplicable, más visto cómo le va al equipo sin él, y una devaluación absurda del producto si se le quiere colocar en el mercado.

Pues sin Isco se prolongó el Madrid de la tarifa plana, el que se ha dado a la fuga en la Liga, aunque esta vez con mejor puntería. Esta vez ni siquiera Vinicius fue la sacudida inicial, sí la final. El Leganés, que también cumplió el protocolo de alinear suplentes en la Copa, se protegió con tres centrales y el de su lado, Bustinza, acudió en auxilio de Juanfran, el lateral, para detener la única sorpresa que guarda este Madrid más allá del eterno lesionado Bale, esa estrella achatada por los sóleos.

Odriozola abrió el camino

Por la derecha le fue algo mejor, porque Odriozola es lateral de repetición y Lucas Vázquez ofrece desbordes esporádicos. La pareja le sirvió dos buenas oportunidades a Benzema antes del descanso, pero se le escaparon al francés, que tampoco tiene piel de rinoceronte, y fue perdiendo la fe en el gol, que no en el juego.

El resto de aspirantes no le dio buenas noticias a Solari más allá de Odriozola, que cambia para bien en el trayecto de su campo al ajeno. Defendió mal dos córneres ante Braithwaite, un debutante con excelente pinta, pero llegó una y otra vez. Incluso sacó un penalti que no lo fue, en un forcejeo con Gumbau. Un error que, por la existencia de contacto, desaconsejó la intervención del VAR, pero un error al fin y al cabo. Gil Manzano se lo había negado antes en lance similar y eso pesó en la segunda decisión.

Para ese momento el Leganés manejaba mejor la centralita del partido y Braithwaite, supersónico en la contra, le estaba dando la noche a Nacho y topando con el irreductible Keylor. Ceballos anda en apagón, Casemiro está fuera de punto y el juego de Valverde dice muy poco.

El penalti, transformado por Ramos, desanimó al Leganés, que fue a menos, sobre todo en los primeros minutos de la segunda parte. Mejoraron Vinicius y Benzema, el Madrid apretó algo más y acabó encontrando un segundo gol en un error de concentración de Bustinza, que pasó por los pies de Benzema, Vinicius y Lucas antes de acabar en la red. Fue divertido el final. Entró Isco en medio de una gran ovación, en fallo abrumador del jurado. Metió un golazo enorme de volea Vinicius, acomodando el cuerpo al centro de Odriozola, la figura del partido. El Bernabéu está deseando sacarle a hombros. Bale empieza a tener un problema. Y debutó Brahim Díaz, al que un cuartito de hora no le dio más que para un buen recuerdo. Ahora es más ilusión que solución.

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