Tres muertos y 114 desaparecidos en un naufragio en el Mediterráneo central
La Marina italiana traslada a tres supervivientes a la isla de Lampedusa
Daniel Verdú
Roma, El País
El Mediterráneo central se ha convertido una vez más en un descomunal cementerio para los migrantes que tratan de llegar de Europa. Una embarcación de goma, a bordo de la cual habían zarpado 120 personas desde Trípoli, naufragó ayer viernes por la mañana. Sin prácticamente ninguna ONG que patrulle la zona, a causa de la política de puertos cerrados y la criminalización que el Gobierno italiano ha llevado a cabo de las labores de rescate, pasaron tres horas antes de que llegase un avión de la marina militar italiana. Solo sobrevivieron, que se sepa hasta ahora, tres personas (dos sudaneses y un gambiano), trasladadas a Lampedusa ayer por la tarde en un helicóptero en estado grave de hipotermia. Hay 117 desaparecidos.
La búsqueda de supervivientes, en una zona a 45 millas de Trípoli, en plena zona SAR (zona de búsqueda y rescate en la cual ningún buque extranjero puede entrar sin permiso de las autoridades libias), ha durado toda la noche. Pero ni siquiera fue posible hallar los restos de la embarcación de goma. Según publica La Repubblica, entre los desaparecidos había diez mujeres, de las cuales una estaba embarazada y dos eran niños pequeños, uno de solo diez meses.
La situación ha sido muy confusa hasta el último momento. En un principio se había informado de que había unos 20 desaparecidos, los que se habían avistado en la barca que se estaba hundiendo desde varios medios aéreos. “Lamentablemente la dimensión de esta tragedia es mucho más grave de lo que parecía. Había cierta confusión acerca del número de supervivientes, pero nos han confirmado que partieron 120”, dijo Flavio Di Giacomo, representante de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones). Di Giacomo señaló también que los supervivientes han relatado que tras once horas de navegación el bote neumático en el que viajaban empezó a deshincharse y poco a poco las personas fueron cayendo al mar.
La ONG alemana Sea Watch, que mantuvo un conflicto hace apenas dos semanas con el Gobierno italiano al no serle permitido desembarcar a los 49 migrantes que había rescatado y que llevaba a bordo de dos de sus naves pasados más de 15 días, ya había informado este viernes de que una de sus avionetas de control había avistado esta barcaza en la que en ese momento había unas 25 personas a bordo. No sirvió de nada.
Justamente, este último naufragio se produce en un momento en el que solo hay un barco humanitario, el Sea Watch 3, que además se encontraba lejos de esta zona, patrullando el Mediterráneo, pues el barco de la ONG española Open Arms está bloqueado en España por las autoridades y el Sea Eye se encuentra a la búsqueda de un puerto para el cambio de tripulación.
La retirada forzosa de los barcos de rescate de las ONG que operaban en el Mediterráneo ante el cierre de los puertos iniciado por Italia ha provocado un apagón total en la vigilancia de la zona, por lo que es difícil saber lo que está ocurriendo exactamente en alta mar. Además, el supuesto traslado de las labores de rescate a la Guardia Costera de Libia se ha demostrado un fracaso: por falta de medios y, en muchos casos, voluntad.
Las llegadas a Italia han caído en 2018 en más del 80%. A Italia llegaron por mar 28.210 personas este 2018, frente a las casi 120.000 que lo hicieron el año pasado. Sin embargo, en el mismo año, murieron ahogadas en el Mediterráneo intentando alcanzar Europa 2.242 personas, frente a las 3.139 del año pasado y las 5.143 del año anterior.
Daniel Verdú
Roma, El País
El Mediterráneo central se ha convertido una vez más en un descomunal cementerio para los migrantes que tratan de llegar de Europa. Una embarcación de goma, a bordo de la cual habían zarpado 120 personas desde Trípoli, naufragó ayer viernes por la mañana. Sin prácticamente ninguna ONG que patrulle la zona, a causa de la política de puertos cerrados y la criminalización que el Gobierno italiano ha llevado a cabo de las labores de rescate, pasaron tres horas antes de que llegase un avión de la marina militar italiana. Solo sobrevivieron, que se sepa hasta ahora, tres personas (dos sudaneses y un gambiano), trasladadas a Lampedusa ayer por la tarde en un helicóptero en estado grave de hipotermia. Hay 117 desaparecidos.
La búsqueda de supervivientes, en una zona a 45 millas de Trípoli, en plena zona SAR (zona de búsqueda y rescate en la cual ningún buque extranjero puede entrar sin permiso de las autoridades libias), ha durado toda la noche. Pero ni siquiera fue posible hallar los restos de la embarcación de goma. Según publica La Repubblica, entre los desaparecidos había diez mujeres, de las cuales una estaba embarazada y dos eran niños pequeños, uno de solo diez meses.
La situación ha sido muy confusa hasta el último momento. En un principio se había informado de que había unos 20 desaparecidos, los que se habían avistado en la barca que se estaba hundiendo desde varios medios aéreos. “Lamentablemente la dimensión de esta tragedia es mucho más grave de lo que parecía. Había cierta confusión acerca del número de supervivientes, pero nos han confirmado que partieron 120”, dijo Flavio Di Giacomo, representante de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones). Di Giacomo señaló también que los supervivientes han relatado que tras once horas de navegación el bote neumático en el que viajaban empezó a deshincharse y poco a poco las personas fueron cayendo al mar.
La ONG alemana Sea Watch, que mantuvo un conflicto hace apenas dos semanas con el Gobierno italiano al no serle permitido desembarcar a los 49 migrantes que había rescatado y que llevaba a bordo de dos de sus naves pasados más de 15 días, ya había informado este viernes de que una de sus avionetas de control había avistado esta barcaza en la que en ese momento había unas 25 personas a bordo. No sirvió de nada.
Justamente, este último naufragio se produce en un momento en el que solo hay un barco humanitario, el Sea Watch 3, que además se encontraba lejos de esta zona, patrullando el Mediterráneo, pues el barco de la ONG española Open Arms está bloqueado en España por las autoridades y el Sea Eye se encuentra a la búsqueda de un puerto para el cambio de tripulación.
La retirada forzosa de los barcos de rescate de las ONG que operaban en el Mediterráneo ante el cierre de los puertos iniciado por Italia ha provocado un apagón total en la vigilancia de la zona, por lo que es difícil saber lo que está ocurriendo exactamente en alta mar. Además, el supuesto traslado de las labores de rescate a la Guardia Costera de Libia se ha demostrado un fracaso: por falta de medios y, en muchos casos, voluntad.
Las llegadas a Italia han caído en 2018 en más del 80%. A Italia llegaron por mar 28.210 personas este 2018, frente a las casi 120.000 que lo hicieron el año pasado. Sin embargo, en el mismo año, murieron ahogadas en el Mediterráneo intentando alcanzar Europa 2.242 personas, frente a las 3.139 del año pasado y las 5.143 del año anterior.