Messi, sin despeinarse

El Barça mantiene firme el liderato ante un Girona muy valiente que ni con diez por expulsión de Bernardo dejó de competir.

Santi Giménez
As
Sufrió más el Barça en Montilivi de lo que hubiera padecido en Miami, donde hubiera sido impensable que se silbara a Messi como pasó este domingo. Pero a fin de cuentas, el equipo de Valverde defendió el liderato ante el Girona con más oficio que brillantez ganando por 0-2 ante un Girona en inferioridad desde el minuto 52 por expulsión de Bernardo. El oficio lo puso Semedo, sorprendente autor del primer gol y la brillantez, Messi, que sin despeinarse, marcó el 0-2 definitivo. Entre ambos goles, Ter Stegen se sobró para defender a un Barça que da la sensación que gana los partidos al ralentí, algo que debe de mejorar en la cita copera ante el Sevilla.


Valverde, tal y como estaba previsto salió con el equipo que más confianza le genera, lo que incluye a Semedo por delante de Sergi Roberto más allá del intercambio de posiciones entre Arturo Vidal y Arthur. Ante un Girona muy competitivo, los dos jugadores elegidos para entrar en el ‘Equipo A’ por Valverde fueron decisivos para que el Barça empezara el partido adelantándose en el marcador.

Arturo Vidal luchó hasta la extenuación un balón en el área del Girona, cuya defensa ante la oposición del chileno no supo sacar buen un balón que aprovechó Semedo para marcar el primer tanto del partido, que además era el primero del lateral como jugador del Barça en 59 partidos. Y encima lo marcó con la izquierda. Seguramente por eso, un imponente arco iris enmarcó Montilivi. La ocasión no merecía menos.

El Barça logró llegar al descanso haciendo lo que ningún otro equipo en la Liga había logrado, que es llegar al descanso por delante de los de Eusebio, que en Liga nunca habían alcanzado el descanso perdiendo.

El dato, puede adornar otra estadística inútil, pero lo cierto es que el B arça las pasó canutas en el tramo final de la primera parte. La presión de los locales fue ascendiendo en intensidad y después de que Coutinho perdonara el 0-2 en uno contra uno ante Bounou, Stuani falló ante Ter Stegen y el rechace lo lo remató Pere Pons pero Piqué evitó el tanto del empate sobre la línea.

Hasta entonces, nadie pudo dominar un partido en el que en ambas áreas el árbitro pasó por alto una posible mano de Pere Pons ante un disparo de falta de Messi y un agarrón de Alba que Stuani decidió interpretar en exceso a la hora del derrumbe.

Nada más empezar la segunda parte, el partido cambió de decorado porque tras un nuevo paradón de Ter Stegen ante Stuani, Bernardo vio la segunda amarilla por una entrada por detrás a Suárez en el centro del campo que le valió la roja a los 52 minutos.

La expulsión atontó al Barça de entrada y dio alas a un Girona que volvió a poner a prueba a Ter Stegen que tuvo que volver a multiplicarse ante un Stuani, al que parece haberle tomado la medida desde la primera vuelta: le adivinaba todos los disparos. Eso es trabajo de laboratorio de un portero.

Valverde trató de controlar el partido en superioridad quitando a Vidal y dando entrada a Arthur. Con la entrada de éste jugador, las posesiones del Barcelona fueron más largas y el esfuerzo del Girona se acabó por notar. Hacía tiempo que el equipo de Eusebio vivía en el alambre.

A veinte minutos para el final, Suárez habilitó a Alba recibiendo de espaldas en el círculo central, el lateral progresó por su banda para asistir a Messi que, quirúrgicamente apareció en el partido para marcar de suave vaselina. Con 0-2 y uno más, la aventura de los locales parecía llegar a su fin. El partido ya quedaba visto para sentencia. Sin despeinarse, Messi ofreció un par de goles en bandeja a sus compañeros, pero Bounou frustró a Suárez y Coutinho. El Barça sigue mandando en LaLiga sin dar la sensación de apretar el acelerador.

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