Marcelo, el último de su especie

Las salidas de Pepe y Cristiano dejaron al lateral como único jugador del Madrid que no fichó Florentino Pérez. Ahora Solari advierte de que Reguilón le disputa el puesto

Diego Torres
Madrid, El País
El día que le preguntaron a Santiago Solari si era feliz como entrenador del Real Madrid, el hombre ofreció una respuesta que sus interlocutores reunidos en la sala de conferencias nunca olvidarán: “Trabajar en este club es una maravilla. En cualquier función. Por ejemplo, los jardineros. Yo veo cómo tienen la ciudad deportiva y es emocionante”.


El parque de Valdebebas tiene fascinado a Solari. Sobre la inmaculada selección de hierbas que bordean la calle que conduce al pabellón del primer equipo crecen plátanos libres y sanos. Vírgenes al mismo tiempo de pesticidas químicos que de organismos perniciosos. Así lo informa una serie de carteles expuestos en las aceras con el blasón del Madrid y fotos ilustrativas bajo el rótulo de “control biológico de plagas”. Destaca la lámina dedicada a la erradicación del pulgón mediante la dispersión de avispas parásitas de la especie aphiscout o aphipar. El cartel reza: “Una vez parasitado el pulgón, este muere y de su interior emerge una nueva avispa que parasitará nuevos pulgones”.

No es casual que Solari se identifique con la gestión del ingeniero agrónomo. Después de colocar en un lugar secundario a Keylor, Marcelo e Isco, tres pesos pesados limpiamente orillados para promover con éxito a jóvenes como Courtois, Reguilón y Vinicius, el técnico puede presumir de haber emprendido una difícil labor de regeneración biológica del ecosistema de la plantilla. Menos traumática de lo esperado —al menos, por ahora— y con mejores resultados deportivos que los que ofreció Julen Lopetegui.

Adiestrado durante años en las prácticas de un club empeñado en una planificación exhaustiva de aquello que los dirigentes denominan “transición dulce”, Solari, que además fue jugador en el equipo de los galácticos, sabe por experiencia propia que la rueda del Bernabéu no para de girar y que la labor del entrenador es la de cribar futbolistas según el sentido al que apunte la estrategia deportiva del club. Convencido de que es preciso apostar por jóvenes para salir de esta crisis, ahora el presidente Florentino Pérez no ve con malos ojos subvertir el orden jerárquico y comenzar a proyectar el futuro dando más valor a las promesas en detrimento de ciertos veteranos.

Marcelo, segundo capitán después de 12 años en Chamartín, es el más llamativo de los marginados. Planteada la cuestión de si este jueves contra el Girona en los cuartos de final de la Copa (Bernabéu, 21:30 horas, BeIN LaLiga) jugará Marcelo o Reguilón, el técnico se mostró elogioso con el brasileño pero no confirmó su titularidad. “Es indudable su amor y su compromiso con el club y su alegría a la hora de entrenarse”, dijo Solari. “Su comportamiento es intachable. Luego debo hacer las alineaciones, que es una parte complicada de mi tarea. Tengo que elegir a quien creo que corresponde para cada partido”.

Tras la salida de Pepe y Cristiano, Marcelo permanece como último superviviente en la plantilla de los jugadores que no fichó Florentino Pérez. Su suplencia sin disputar ni un minuto ante el Betis y el Sevilla en Liga, refleja su vulnerabilidad. A sus 30 años, el mejor lateral zurdo del mundo sospecha que es víctima de un bache en su forma física, circunstancia que no le perdonaron como a otros jugadores que sí gozan del favor del palco. Kroos o Varane, por ejemplo, han pasado por momentos muy malos sin por ello ir jamás al banquillo. Esto inspira suspicacias en el camerino.

Parece evidente que Vinicius prospera mientras Isco se apaga. Lo que resulta menos probable es que Reguilón, con todas sus virtudes, pueda reemplazar a Marcelo como el jugador al que las estadísticas consagraron como el más desequilibrante del plantel después de Cristiano. Hasta la llegada de Solari el brasileño solo daba menos pases que Modric y Kroos y había participado en 10 de los 17 goles marcados por el equipo esta temporada.

Solari habló del estímulo imprescindible que supone para los mayores la presencia de los novatos: “Tanto la competencia con los demás equipos como la competencia interna es muy sana. Nos viene muy bien a todos. Es parte esencial del fútbol. Que todos sientan que pueden jugar. Que todos sientan que tienen la oportunidad de jugar y también que todos sientan que tienen la oportunidad de perder el puesto”.

“Hay muchos jugadores jóvenes”, profundizó el técnico, “y muchos jugadores maduros que son la base de la plantilla, que es la que gracias a su generosidad, a su consejo y a su guía, ha permitido que los jóvenes se adapten y crezcan. Así se organiza una sana competencia”.

En la cancha como en el jardín, reina el productivo principio de concurrencia. Avispas contra pulgones y reguilones contra marcelos.

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