Las dos caras de Vinicius
Jugó la primera parte ante el Leganés como delantero centro y apenas se le vio. Tras el descanso, como medio, sus números se multiplicaron.
Manu de Juan
As
El Leganés-Real Madrid dejó una victoria inservible (1-0) para el equipo pepinero, que mostró buen juego y mal remate en busca de su remontada tras el 3-0 de la ida, y también una actuación de Vinicius, el más destacado en un Madrid ramplón y gris, de dos caras: en la primera parte apenas se le vio, en la segunda fue lo mejor del equipo blanco. Aunque buena parte de la responsabilidad la tuvo Solari con su disposición táctica de inicio, que colocó al brasileño en punta de ataque, como delantero centro, haciendo el rol de los lesionados Benzema y Mariano.
Vinicius se marchó del partido con 33 pases, 30 de los cuales fueron buenos (91%); diez recuperaciones y cuatro pérdidas; tres disparos (uno de ellos a puerta), una falta cometida y una tarjeta amarilla. Números discretos, pero que sí permitieron ver las dos caras del jugador en cada una de las dos partes. Antes del descanso, como delantero centro, sólo dio ocho pases, siete de ellos buenos (87%); remató una vez, y no a puerta; recuperó un balón; y no hizo ningún regate. Y las sensaciones fueron igual de malas: se le vio incómodo, jugando de espaldas cuando es un futbolista claramente de velocidad y espacios, sin tener la posibilidad de encarar como sí hizo en el segundo tiempo.
Y es que tras el descanso Solari introdujo a Ceballos en el equipo, sacó de él a Reguilón, acabando con un doble lateral izquierdo que ni defendió ni produjo arriba durante la primera parte, y devolvió a Vinicius a su habitat natural: la banda izquierda. Y ahí el brasileño multiplicó sus números: dio 25 pases, el triple que en la primera parte, 23 de los cuales fueron buenos (92%); remató dos veces, una a puerta; recuperó tres balones; realizó cuatro regates, tres de ellos buenos; e hizo una falta, que además le valió la amarilla. También, a nivel de sensaciones, la segunda parte fue otra cosa para él: encaró, se fue la mayor parte de las veces, chutó (mal, necesita mejorar la toma de decisiones) y le sirvió un gol hecho a Brahim que el joven fichaje blanco estrelló en el poste.
Solari debe haber tomado buena nota: Vinicius, cuanto más cerca de la banda, mejor.
Manu de Juan
As
El Leganés-Real Madrid dejó una victoria inservible (1-0) para el equipo pepinero, que mostró buen juego y mal remate en busca de su remontada tras el 3-0 de la ida, y también una actuación de Vinicius, el más destacado en un Madrid ramplón y gris, de dos caras: en la primera parte apenas se le vio, en la segunda fue lo mejor del equipo blanco. Aunque buena parte de la responsabilidad la tuvo Solari con su disposición táctica de inicio, que colocó al brasileño en punta de ataque, como delantero centro, haciendo el rol de los lesionados Benzema y Mariano.
Vinicius se marchó del partido con 33 pases, 30 de los cuales fueron buenos (91%); diez recuperaciones y cuatro pérdidas; tres disparos (uno de ellos a puerta), una falta cometida y una tarjeta amarilla. Números discretos, pero que sí permitieron ver las dos caras del jugador en cada una de las dos partes. Antes del descanso, como delantero centro, sólo dio ocho pases, siete de ellos buenos (87%); remató una vez, y no a puerta; recuperó un balón; y no hizo ningún regate. Y las sensaciones fueron igual de malas: se le vio incómodo, jugando de espaldas cuando es un futbolista claramente de velocidad y espacios, sin tener la posibilidad de encarar como sí hizo en el segundo tiempo.
Y es que tras el descanso Solari introdujo a Ceballos en el equipo, sacó de él a Reguilón, acabando con un doble lateral izquierdo que ni defendió ni produjo arriba durante la primera parte, y devolvió a Vinicius a su habitat natural: la banda izquierda. Y ahí el brasileño multiplicó sus números: dio 25 pases, el triple que en la primera parte, 23 de los cuales fueron buenos (92%); remató dos veces, una a puerta; recuperó tres balones; realizó cuatro regates, tres de ellos buenos; e hizo una falta, que además le valió la amarilla. También, a nivel de sensaciones, la segunda parte fue otra cosa para él: encaró, se fue la mayor parte de las veces, chutó (mal, necesita mejorar la toma de decisiones) y le sirvió un gol hecho a Brahim que el joven fichaje blanco estrelló en el poste.
Solari debe haber tomado buena nota: Vinicius, cuanto más cerca de la banda, mejor.