La investigación apunta a que Julen murió en la caída al fondo del pozo
El cuerpo del pequeño presenta numerosos traumatismos
Antonio J. Mora
Periodista de la delegación de EL PAÍS-Andalucía
Málaga
Trece días de labores de rescate terminaron en la madrugada del sábado cuando dos mineros y un guardia civil de montaña recuperaron el cadáver de Julen del pozo de Totalán (Málaga). Tras la autopsia realizada al cuerpo del niño de dos años, las primeras hipótesis apuntan que Julen, que presentaba numerosos traumatismos, falleció en la caída al fondo del pozo, el mismo día en el que cayó al pozo ilegal. Ahora se activan las investigaciones para esclarecer lo ocurrido y depurar posibles responsabilidades.
“Ha sido una carrera de obstáculos, los que la montaña nos ponía”. Así describió el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, las arduas labores de rescate desarrolladas durante 13 días y que acabaron con el trágico hallazgo del cuerpo sin vida de Julen, el pequeño de dos años y medio que cayó a un pozo ilegal en Totalán (Málaga) el pasado día 13. En su comparecencia, Gómez de Celis señaló que el cadáver fue encontrado a una profundidad de 71 metros, ya que la perforación original de 110 metros de profundidad había sido rellenada.
La autopsia al menor comenzó este sábado en el Instituto de Medicina Legal y fue practicada por cinco forenses. Fuentes próximas a la investigación señalan que el cuerpo de Julen presenta múltiples contusiones visibles fruto, según las primeras hipótesis, de los impactos con las paredes del túnel en su caída, informa Óscar López-Fonseca. El pequeño cayó de pie y, como consecuencia de un acto reflejo, con los brazos hacia arriba. Tras el examen, los restos mortales del niño fueron trasladados sobre las cuatro de la tarde hasta el tanatorio de El Palo, barriada de la ciudad de Málaga en la que reside la familia.
Los enormes esfuerzos de los equipos de rescate se desvanecieron cuando, a la 1.25 del sábado, dos mineros y un guardia civil de montaña encontraron el cadáver del pequeño en el pozo. Minutos después, la Guardia Civil se lo comunicó a los padres del niño, José Roselló y Victoria García. “Todo el diseño de la operación, que se realizó de manera urgente, y todos los trabajos que se han acometido estaban basados en una tesis: que Julen estaba en el pozo, que estaba en la cota donde ha sido encontrado. Se ha trabajado con urgencia, pero con mucha delicadeza”, explicó Gómez de Celis.
Este trabajo de precisión quedó muy patente en las dos últimas microvoladuras realizadas para romper la roca y llegar al pequeño. Como explicó el delegado del Gobierno, la cercanía a Julen obligaba a extremar las precauciones. “Se trataba de llegar sin causarle daño”, añadió. Tras la activación de la comisión judicial, el cuerpo del pequeño fue levantado a las cuatro de la madrugada del sábado.
Tal y como puntualizó el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, una vez localizado el menor, “ahora se inicia la investigación” para determinar las causas del “trágico suceso”. Julen cayó en un pozo que carece de los permisos autonómicos y municipales pertinentes, cuando la familia estaba en la finca de un familiar en Totalán donde iban a preparar una paella. El niño se precipitó por el agujero de aproximadamente 25 centímetros de diámetro y 110 metros de profundidad, pero que estaba rellenado hasta los 71 metros, como precisó Gómez de Celis.
Entre las diversas incógnitas que ni Gómez de Celis ni Grande-Marlaska despejaron en sus comparecencias públicas se encuentra el origen del “tapón” de tierra encontrado en el pozo y que dificultó las tareas de rescate al obligar a buscar la alternativa que, finalmente, les llevó hasta el niño. “Existen diversas teorías, pero todavía no hay ninguna certeza”, precisó el responsable andaluz. “Una de las tesis más probables es que, en la propia caída, la tierra se fuera desprendiendo procedente de las paredes del pozo, muy imperfectas, muy arenosas”, explicó Gómez de Celis, quien añadió que la investigación sobre las posibles responsabilidades en la muerte del pequeño queda en manos de la justicia.
En este sentido, el ministro señaló que no hay elementos “suficientes contrastados” para determinar si hubo negligencia. La titular del Juzgado de Instrucción 9 de Málaga abrió diligencias el pasado martes y tomó declaración tanto a los padres como al dueño de la finca y a la persona que hizo la perforación.
Desde la tarde de ese domingo, los equipos de rescate han trabajado sin descanso para encontrar a Julen durante casi dos semanas. Los trabajos han movilizado 85.000 toneladas de tierra. Los miembros de la Brigada de Salvamento Minero abrieron una galería para acceder a la perforación en la que había caído el pequeño desde un pozo auxiliar que costó mucho esfuerzo horadar por las dificultades del terreno. Para que pudieran cavar el túnel horizontal que les ha llevado hasta donde estaba Julen, los participantes en el rescate tuvieron que superar numerosos obstáculos y tomar grandes medidas de seguridad. Estos trabajos comenzaron el pasado jueves y han durado cerca de 32 horas.
“Ingeniería humanitaria”
Gómez de Celis calificó el rescate como una “misión colosal” y “sin precedentes” y el ministro, como “una labor de ingeniería humanitaria” ante las dificultades que presentaban la orografía del lugar y los materiales que componen el suelo para llegar hasta donde se ubicaba el cuerpo del menor. Esa dureza del terreno fue destacada también por dos de los ocho mineros que participaron en los trabajos, José Antonio Huerta y Rubén García.
El Gobierno andaluz ha procedido a tapar el pozo con una lámina de acero de 600 kilos “para evitar cualquier entrada en estos días”, según explicó Gómez de Celis. La intención es rellenar los dos pozos y sellarlos cuando se tenga la autorización judicial. El delegado agradeció la labor de todas las Fuerzas de Seguridad y, especialmente, la de los mineros que protagonizaron la etapa final del rescate.
La triste noticia cayó como un jarro de agua fría en el barrio malagueño de El Palo donde residía el pequeño. Unos 250 vecinos se concentraron en la plaza de Demófilo Peláez Santiago en señal de duelo.
Consternación en el barrio donde vivía el niño
A las 2.30 de la madrugada de ayer, los vecinos de la barriada malagueña de El Palo contuvieron el aliento. Se hacía público el hallazgo del cuerpo sin vida del pequeño Julen. “Estaba escuchándolo por la radio en la cama, se me encogió el pecho, ¡qué desgracia!”, relata emocionada Paqui López a la puertas del tanatorio, al que acudieron muchos de los residentes del barrio donde reside la familia del niño. “Me enteré porque escuché llorar a la abuela por parte del padre, que vive a mi lado”, cuenta, desde su ventana y con tristeza, Rosi, una vecina de la calle Danvila y Collado en cuya plazoleta hay un corazón de velas desde el pasado jueves. Los cirios se mezclan con estampas religiosas, dibujos y pancartas en las que se lee mensajes como “Julen, guerrero, el mundo está contigo”. “Es un palo muy fuerte”, agrega.
Antonio J. Mora
Periodista de la delegación de EL PAÍS-Andalucía
Málaga
Trece días de labores de rescate terminaron en la madrugada del sábado cuando dos mineros y un guardia civil de montaña recuperaron el cadáver de Julen del pozo de Totalán (Málaga). Tras la autopsia realizada al cuerpo del niño de dos años, las primeras hipótesis apuntan que Julen, que presentaba numerosos traumatismos, falleció en la caída al fondo del pozo, el mismo día en el que cayó al pozo ilegal. Ahora se activan las investigaciones para esclarecer lo ocurrido y depurar posibles responsabilidades.
“Ha sido una carrera de obstáculos, los que la montaña nos ponía”. Así describió el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, las arduas labores de rescate desarrolladas durante 13 días y que acabaron con el trágico hallazgo del cuerpo sin vida de Julen, el pequeño de dos años y medio que cayó a un pozo ilegal en Totalán (Málaga) el pasado día 13. En su comparecencia, Gómez de Celis señaló que el cadáver fue encontrado a una profundidad de 71 metros, ya que la perforación original de 110 metros de profundidad había sido rellenada.
La autopsia al menor comenzó este sábado en el Instituto de Medicina Legal y fue practicada por cinco forenses. Fuentes próximas a la investigación señalan que el cuerpo de Julen presenta múltiples contusiones visibles fruto, según las primeras hipótesis, de los impactos con las paredes del túnel en su caída, informa Óscar López-Fonseca. El pequeño cayó de pie y, como consecuencia de un acto reflejo, con los brazos hacia arriba. Tras el examen, los restos mortales del niño fueron trasladados sobre las cuatro de la tarde hasta el tanatorio de El Palo, barriada de la ciudad de Málaga en la que reside la familia.
Los enormes esfuerzos de los equipos de rescate se desvanecieron cuando, a la 1.25 del sábado, dos mineros y un guardia civil de montaña encontraron el cadáver del pequeño en el pozo. Minutos después, la Guardia Civil se lo comunicó a los padres del niño, José Roselló y Victoria García. “Todo el diseño de la operación, que se realizó de manera urgente, y todos los trabajos que se han acometido estaban basados en una tesis: que Julen estaba en el pozo, que estaba en la cota donde ha sido encontrado. Se ha trabajado con urgencia, pero con mucha delicadeza”, explicó Gómez de Celis.
Este trabajo de precisión quedó muy patente en las dos últimas microvoladuras realizadas para romper la roca y llegar al pequeño. Como explicó el delegado del Gobierno, la cercanía a Julen obligaba a extremar las precauciones. “Se trataba de llegar sin causarle daño”, añadió. Tras la activación de la comisión judicial, el cuerpo del pequeño fue levantado a las cuatro de la madrugada del sábado.
Tal y como puntualizó el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, una vez localizado el menor, “ahora se inicia la investigación” para determinar las causas del “trágico suceso”. Julen cayó en un pozo que carece de los permisos autonómicos y municipales pertinentes, cuando la familia estaba en la finca de un familiar en Totalán donde iban a preparar una paella. El niño se precipitó por el agujero de aproximadamente 25 centímetros de diámetro y 110 metros de profundidad, pero que estaba rellenado hasta los 71 metros, como precisó Gómez de Celis.
Entre las diversas incógnitas que ni Gómez de Celis ni Grande-Marlaska despejaron en sus comparecencias públicas se encuentra el origen del “tapón” de tierra encontrado en el pozo y que dificultó las tareas de rescate al obligar a buscar la alternativa que, finalmente, les llevó hasta el niño. “Existen diversas teorías, pero todavía no hay ninguna certeza”, precisó el responsable andaluz. “Una de las tesis más probables es que, en la propia caída, la tierra se fuera desprendiendo procedente de las paredes del pozo, muy imperfectas, muy arenosas”, explicó Gómez de Celis, quien añadió que la investigación sobre las posibles responsabilidades en la muerte del pequeño queda en manos de la justicia.
En este sentido, el ministro señaló que no hay elementos “suficientes contrastados” para determinar si hubo negligencia. La titular del Juzgado de Instrucción 9 de Málaga abrió diligencias el pasado martes y tomó declaración tanto a los padres como al dueño de la finca y a la persona que hizo la perforación.
Desde la tarde de ese domingo, los equipos de rescate han trabajado sin descanso para encontrar a Julen durante casi dos semanas. Los trabajos han movilizado 85.000 toneladas de tierra. Los miembros de la Brigada de Salvamento Minero abrieron una galería para acceder a la perforación en la que había caído el pequeño desde un pozo auxiliar que costó mucho esfuerzo horadar por las dificultades del terreno. Para que pudieran cavar el túnel horizontal que les ha llevado hasta donde estaba Julen, los participantes en el rescate tuvieron que superar numerosos obstáculos y tomar grandes medidas de seguridad. Estos trabajos comenzaron el pasado jueves y han durado cerca de 32 horas.
“Ingeniería humanitaria”
Gómez de Celis calificó el rescate como una “misión colosal” y “sin precedentes” y el ministro, como “una labor de ingeniería humanitaria” ante las dificultades que presentaban la orografía del lugar y los materiales que componen el suelo para llegar hasta donde se ubicaba el cuerpo del menor. Esa dureza del terreno fue destacada también por dos de los ocho mineros que participaron en los trabajos, José Antonio Huerta y Rubén García.
El Gobierno andaluz ha procedido a tapar el pozo con una lámina de acero de 600 kilos “para evitar cualquier entrada en estos días”, según explicó Gómez de Celis. La intención es rellenar los dos pozos y sellarlos cuando se tenga la autorización judicial. El delegado agradeció la labor de todas las Fuerzas de Seguridad y, especialmente, la de los mineros que protagonizaron la etapa final del rescate.
La triste noticia cayó como un jarro de agua fría en el barrio malagueño de El Palo donde residía el pequeño. Unos 250 vecinos se concentraron en la plaza de Demófilo Peláez Santiago en señal de duelo.
Consternación en el barrio donde vivía el niño
A las 2.30 de la madrugada de ayer, los vecinos de la barriada malagueña de El Palo contuvieron el aliento. Se hacía público el hallazgo del cuerpo sin vida del pequeño Julen. “Estaba escuchándolo por la radio en la cama, se me encogió el pecho, ¡qué desgracia!”, relata emocionada Paqui López a la puertas del tanatorio, al que acudieron muchos de los residentes del barrio donde reside la familia del niño. “Me enteré porque escuché llorar a la abuela por parte del padre, que vive a mi lado”, cuenta, desde su ventana y con tristeza, Rosi, una vecina de la calle Danvila y Collado en cuya plazoleta hay un corazón de velas desde el pasado jueves. Los cirios se mezclan con estampas religiosas, dibujos y pancartas en las que se lee mensajes como “Julen, guerrero, el mundo está contigo”. “Es un palo muy fuerte”, agrega.