La fiscalía saudita pidió la pena de muerte para cinco de los 11 acusados de asesinar al periodista Jamal Khashoggi

Fue en Riad, durante la apertura de la audiencia preliminar en el proceso contra los sospechosos de haber matado al disidente y desmembrado su cuerpo en el consulado del reino en Estambul, Turquía. La defensa pidió más tiempo para responder a las acusaciones

Infobae
La fiscalía de Arabia Saudita solicitó este miércoles la pena de muerte para cinco de los 11 acusados por asesinar al periodista disidente Jamal Khashoggi en el consulado saudita en Estambul, Turquía, poco después del inicio el mismo día de la audiencia preliminar en Riad.


Se trata de la primera sesión formal en el juicio, luego de que Khashoggi desapareciera el 2 de octubre de 2018 y tiempo después se reportara su muerte a manos de un grupo de funcionarios del reino, ahora detenidos.
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El fiscal general Saud bin Abdala Al Muajab ha solicitado la pena capital para cinco de los 11 acusados, según reportó la agencia estatal saudita SPA, y penas acordes a su participación en el asesinato para los restantes seis sospechosos.

La defensa, en cambio, pidió más tiempo para responder a las acusaciones, lo que le fue concedido, por lo que el proceso se encuentra en espera.

Mientras tanto, el fiscal público continuará investigando el caso y los acusados permanecerán detenidos, señaló SPA.

La fiscalía también aseguró haber enviado un pedido oficial al procurador general de Turquía solicitando evidencias en relación al caso, ante lo cual no se ha recibido aún respuesta.

Khashoggi, un periodista disidente enfrentado con la monarquía saudita y que vivía exiliado en Turquía, fue visto por última vez el 2 de octubre de 2018 cuando entró al consulado de su país en Estambul con el objetivo de solicitar lo documentos necesarios para casarse con su prometida turca.

Cuando se reportó su desaparición Riad aseguró en un comienzo que Khashoggi había abandonado la delegación diplomática por su propiso medios y que no sabía que había ocurrido con él, pero luego fuentes en las fuerzas de seguridad de Turquía indicaron que el periodista había sido asesinado en el interior del consulado y su cuerpo desmembrado.

Además, Ankara mostró las filmaciones de sus cámaras de seguridad en el aeropuerto que mostraban al grupo de presuntos asesinos que voló desde Riad a Estambul para encargarse de Khashoggi.

Ante la presión, el reino de Arabia Saudita acabó modificando su versión y reconociendo que Khashoggi había muerto efectivamente en el consulado a manos de un grupo de presuntos agentes de inteligencia rebeldes, y anunció la captura de este contingente y el inicio de un proceso en su contra.

El hecho provocó una fuerte crisis diplomática entre Turquía y Arabia Saudita pero también entre el reino y Estados Unidos, su principal aliado en la región. Especialmente luego de que Ankara atribuyera la orden de matar a Khashoggi no a un grupo de rebeldes sino al príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS), quien es además Ministro de Defensa del reino.

La CIA estadounidese, en tanto, emitió un informe similar refiriéndose a la responsabilidad de MBS, potenciado por el hecho de que Khashoggi efectivamente habría decidido partir al exilio tras entrar en conflicto con el príncipe heredero.

La cuestión ha puesto una enorme presión sobre MBS, un joven heredero visto en algún momento como potencial modernizador del reino ultraconservador, y se coló incluso en la cumbre de líderes del G20 en Buenos Aires, Argentina, donde tanto el presidente turco Recep Erdogan como el premier canadiense Justin Trudeau se refirieron al caso.

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