Gisele Bündchen le hace oposición a Bolsonaro
La supermodelo responde al Gobierno de su país por acusarla de ser una “mala brasileña”
Naiara Galarraga Gortázar
Joana Oliveira
Brasilia / São Paulo, El País
La imagen de Brasil en el mundo depende en muy buena medida de sus futbolistas, sus músicos… y de Gisele Bündchen. Un detalle que preocupa al Gobierno de Bolsonaro. Pero al que le ha salido el tiro por la culata.
La modelo ha respondido en tono contundente y respetuoso, y con una pizca de ironía, a la ministra de Agricultura del nuevo Gobierno ultraderechista de su país después de decir esta en una entrevista que no debería “salir [en los medio] criticando a Brasil sin conocer los hechos”. La ministra añadió que la también embajadora de Buena Voluntad para el medio ambiente de la ONU no debería hablar de la deforestación porque “reverbera” en el mundo, y que quienes lo hacen son “malos brasileños”.
La supermodelo le replica por carta que “los malos brasileños son los que deforestan”, según la misiva reproducida por el diario Folha de s.Paulo, después de recordarle que está implicada activamente en la defensa del medio ambiente desde 2006 y que ha visitado en varias ocasiones la Amazonia.
Bündchen no es ambientalista de ocasión. Hace 12 años que utiliza sus redes —que suman 26 millones de seguidores; solo en Instagram tiene 15 millones— para apoyar la preservación ambiental y presionar al Gobierno brasileño a implementar o cambiar políticas en ese sentido. En más de una ocasión, ha enviado mensajes directamente a los presidentes de la República sobre la conservación de zonas protegidas, sobre todo en la Amazonia.
El año pasado, Bündchen abrió el festival de música Rock in Rio para lanzar el proyecto Believe Earth/Amazonia Live y pronunció, entre lágrimas, un discurso con el que la multitud gritó “Fuera Temer” (contra el entonces presidente Michel Temer). “Sueño con el día en que encontremos el equilibrio entre el tener y el ser... el disfrutar y el preservar, [...] en que vivamos en armonía, en total armonía, con la Madre Tierra. Cada uno tiene un impacto en ese mundo, sólo tenemos que decidir qué impacto queremos tener”, dijo.
Bolsonaro ha levantado ampollas entre los ambientalistas con el nombramiento como ministra de Tereza Cristina Dias, antigua diputada federal y jefa de la bancada parlamentaria que defiende los intereses de la poderosa industria agropecuaria. Este sector y los ambientalistas libran una durísima batalla omnipresente en la política de Brasil.
Bündchen, que vive en Estados Unidos aunque nació y creció en el interior de Brasil, le recuerda a la ministra los últimos datos oficiales “ampliamente divulgados por la prensa”, apunta. Y sigue: “La deforestación en la Amazonia creció en 2018 más del 13%, lo que supone el peor dato en una década”. “Valoro mucho el papel tan importante que la agricultura y los agricultores tiene para nuestro país”, escribe, “pero creo que la producción agropecuaria y la conservación ambiental necesitan caminar juntas para que nuestro desarrollo pueda ser sostenible”.
En sus redes, Gisele se ha convertido en una poderosa aliada para las ONG, tomando postura siempre que se debaten proyectos o leyes dañinos con la mayor extensión vegetal del planeta. Cuando en 2017 el Gobierno de Temer pretendía aprobar un proyecto de minería en la foresta amazónica, poniendo en riesgo zonas protegidas y comunidades indígenas, publicó en Twitter: “¡La vergüenza! ¡Están subastando nuestra Amazonia! No podemos destruir nuestras áreas protegidas en favor de intereses privados”. Poco después, Gisele mencionó directamente al presidente para quejarse sobre la reducción del Jamanxim, que perdería 600.000 hectáreas por medio de una medida propuesta por el Gobierno. “Michel Temer, veto las propuestas que amenazan a 600k de hectáreas de área protegida en la Amazonia brasileña”, protestó en cuatro tuits, dos en portugués y dos en inglés.
En aquella ocasión, Temer no resistió a ONG y ambientalistas y anuló las medidas. Al presidente menos popular de la historia de Brasil no le beneficiaba caerle mal a la personalidad más famosa del país, una mujer poderosa, rica, bella y preocupada por el presente y el futuro del planeta. Queda por ver si el poder y la influencia de la Gisele ambientalista tendrán algún efecto sobre las políticas del Gobierno liderado por el ultraderechista Bolsonaro.
La modelo escribe a la ministra en tono exquisito. Encabeza su carta con un “Excelentísima Señora Ministra de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento, Tereza Cristina”. Todos en Brasil conocen a la ministra, como a la modelo, por su nombre de pila. Y la cierra en el mismo tono. “Con respeto, Gisele Bündchen”.
Naiara Galarraga Gortázar
Joana Oliveira
Brasilia / São Paulo, El País
La imagen de Brasil en el mundo depende en muy buena medida de sus futbolistas, sus músicos… y de Gisele Bündchen. Un detalle que preocupa al Gobierno de Bolsonaro. Pero al que le ha salido el tiro por la culata.
La modelo ha respondido en tono contundente y respetuoso, y con una pizca de ironía, a la ministra de Agricultura del nuevo Gobierno ultraderechista de su país después de decir esta en una entrevista que no debería “salir [en los medio] criticando a Brasil sin conocer los hechos”. La ministra añadió que la también embajadora de Buena Voluntad para el medio ambiente de la ONU no debería hablar de la deforestación porque “reverbera” en el mundo, y que quienes lo hacen son “malos brasileños”.
La supermodelo le replica por carta que “los malos brasileños son los que deforestan”, según la misiva reproducida por el diario Folha de s.Paulo, después de recordarle que está implicada activamente en la defensa del medio ambiente desde 2006 y que ha visitado en varias ocasiones la Amazonia.
Bündchen no es ambientalista de ocasión. Hace 12 años que utiliza sus redes —que suman 26 millones de seguidores; solo en Instagram tiene 15 millones— para apoyar la preservación ambiental y presionar al Gobierno brasileño a implementar o cambiar políticas en ese sentido. En más de una ocasión, ha enviado mensajes directamente a los presidentes de la República sobre la conservación de zonas protegidas, sobre todo en la Amazonia.
El año pasado, Bündchen abrió el festival de música Rock in Rio para lanzar el proyecto Believe Earth/Amazonia Live y pronunció, entre lágrimas, un discurso con el que la multitud gritó “Fuera Temer” (contra el entonces presidente Michel Temer). “Sueño con el día en que encontremos el equilibrio entre el tener y el ser... el disfrutar y el preservar, [...] en que vivamos en armonía, en total armonía, con la Madre Tierra. Cada uno tiene un impacto en ese mundo, sólo tenemos que decidir qué impacto queremos tener”, dijo.
Bolsonaro ha levantado ampollas entre los ambientalistas con el nombramiento como ministra de Tereza Cristina Dias, antigua diputada federal y jefa de la bancada parlamentaria que defiende los intereses de la poderosa industria agropecuaria. Este sector y los ambientalistas libran una durísima batalla omnipresente en la política de Brasil.
Bündchen, que vive en Estados Unidos aunque nació y creció en el interior de Brasil, le recuerda a la ministra los últimos datos oficiales “ampliamente divulgados por la prensa”, apunta. Y sigue: “La deforestación en la Amazonia creció en 2018 más del 13%, lo que supone el peor dato en una década”. “Valoro mucho el papel tan importante que la agricultura y los agricultores tiene para nuestro país”, escribe, “pero creo que la producción agropecuaria y la conservación ambiental necesitan caminar juntas para que nuestro desarrollo pueda ser sostenible”.
En sus redes, Gisele se ha convertido en una poderosa aliada para las ONG, tomando postura siempre que se debaten proyectos o leyes dañinos con la mayor extensión vegetal del planeta. Cuando en 2017 el Gobierno de Temer pretendía aprobar un proyecto de minería en la foresta amazónica, poniendo en riesgo zonas protegidas y comunidades indígenas, publicó en Twitter: “¡La vergüenza! ¡Están subastando nuestra Amazonia! No podemos destruir nuestras áreas protegidas en favor de intereses privados”. Poco después, Gisele mencionó directamente al presidente para quejarse sobre la reducción del Jamanxim, que perdería 600.000 hectáreas por medio de una medida propuesta por el Gobierno. “Michel Temer, veto las propuestas que amenazan a 600k de hectáreas de área protegida en la Amazonia brasileña”, protestó en cuatro tuits, dos en portugués y dos en inglés.
En aquella ocasión, Temer no resistió a ONG y ambientalistas y anuló las medidas. Al presidente menos popular de la historia de Brasil no le beneficiaba caerle mal a la personalidad más famosa del país, una mujer poderosa, rica, bella y preocupada por el presente y el futuro del planeta. Queda por ver si el poder y la influencia de la Gisele ambientalista tendrán algún efecto sobre las políticas del Gobierno liderado por el ultraderechista Bolsonaro.
La modelo escribe a la ministra en tono exquisito. Encabeza su carta con un “Excelentísima Señora Ministra de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento, Tereza Cristina”. Todos en Brasil conocen a la ministra, como a la modelo, por su nombre de pila. Y la cierra en el mismo tono. “Con respeto, Gisele Bündchen”.