El temor a la ralentización global crece por los nervios en las Bolsas
El presidente de la Reserva Federal asegura que será flexible con los tipos de interés y afirma que no dimitirá aunque Trump se lo pida
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Wall Street está inquieto y los inversores preocupados por las dudas sobre la ralentización global. La Bolsa de EE UU acumula pérdidas del 20% en el último trimestre. El petróleo también se ha desplomado, las tensiones políticas en Washington no ayudan a la economía, y el crecimiento de China se desacelera sin registrar aún los efectos de la guerra comercial. El presidente de la Reserva Federal pidió este viernes “paciencia” a los mercados y se mostró dispuesto a cambiar su política de subida de tipos si el clima empeora. Wall Street respondió con ganancias superiores al 3% tras sumar pérdidas en la víspera.
Wall Street tiene muchas cosas que digerir al determinar hacia donde se dirige la economía de Estados Unidos, sobre todo tras la alerta de Apple a los inversores por su negocio en China. Los inversores andan nerviosos y se agitan las dudas sobre la ralentización mundial. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE UU, ha tratado este viernes de calmar los ánimos asegurando que será "paciente" al evaluar los riesgos ante la preocupación de los mercados por una desaceleración global. Al mismo tiempo, se mostró optimista al afirmar que la expansión seguirá por encima del potencial en 2019 pese a anticipar una moderación. Yanet Yellen y Ben Bernanke, sus predecesores, comparten el análisis.
Los mercados llevan tres meses expresando preocupación por el curso de la política monetaria en EE UU, la ralentización económica en China, el impacto de las tensiones comerciales y el caos político que domina en Washington. Powell considera, sin embargo, que el sentimiento de los inversores está yendo por delante de los datos, y esas señales contradictorias complican su trabajo. "Vamos a ser pacientes al evaluar cómo se desempeña la economía", insistió al referirse al curso de la estrategia. En este sentido, dijo, será sensible y está abierto a hacer cambios si fuera necesario. "Siempre estamos preparados para cambiar el curso de nuestra política monetaria de manera significativa si es necesario", agregó al tiempo que remarcó que los datos económicos permanecen sólidos. Powell insistió en que la Fed estaba lista "para ajustar su política (monetaria) de manera rápida y flexible".
Rebote en Wall Street
Powell intervino en una mesa redonda con Yellen y Bernanke organizada en Atlanta por la American Economics Association. Sus comentarios fueron recibidos con alivio por Wall Street, que rebotó más de un 2,5% tras la brusca caída de casi un 3% en la víspera. En el parqué se da por hecho que el próximo incremento en los tipos de interés no será inminente. El último incremento se decidió en diciembre, para colocarlos en una banda entre el 2,25% y el 2,5%.
El presidente Donald Trump no dudó un segundo al proclamar que la remontada en el parqué bursátil era mérito de los planes que tenía para llevar el crecimiento por encima del 3%. Pero ahora que los mercados van en la dirección opuesta, reparte la culpa con otros. El primer objetivo de su ataque fue criticar a la Reserva Federal por subir los tipos. Llegó a decir que era el mayor problema que tenía la economía.
Pero esta semana empezó a admitir que hay otros factores que crean ansiedad entre los inversores. "Nuestro país va de lejos mucho mejor que otros en el mundo", comentó durante la reunión de su Gabinete el pasado miércoles, "todo el mundo habla de nosotros". Para después decir que pese al tropiezo de diciembre, los mercados están un 30% por encima de cuando fue elegido presidente.
A partir de ahí auguró que Wall Street volverá a subir cuando "se resuelvan las cuestiones comerciales". El republicano había negado hasta ahora que la guerra arancelaria entre EE UU y China fuera un factor de riesgo para el crecimiento económico. Las dos potencias se dieron el pasado 1 de diciembre una tregua de tres meses para negociar un pacto que permita aparcar la disputa.
Temor a la desaceleración china
La alerta de Apple a los inversores refleja perfectamente los temores que dominan en el parqué. Tim Cook, su consejero delegado, citó expresamente la ralentización del crecimiento en China como el principal factor que le llevó a rebajar la proyección de ingresos para el trimestre de las compras navideñas. Y advirtió que el litigio comercial no hacía más que añadir más presión a la situación.
Pese a la tensión que domina en Wall Street, el dato de empleo de diciembre refleja que la economía avanza con solidez. Los miembros de la Reserva Federal que hablaron esta semana aseguran que escuchan al mercado "con cuidado" y que por eso tratan de incorporar esos riesgos en su estrategia. También señalan que nadie espera un crecimiento del 3% como el pasado ejercicio en Estados Unidos.
Esa moderación, insisten, no significa que se vaya hacia una recesión. Larry Kudlow, principal asesor económico de Donald Trump, hacía la misma afirmación al valorar el dato de empleo y considera que los miedos del mercado son exagerados. También asegura que las empresas están "invirtiendo a lo grande". Cree que el problema de Apple con China es que su tecnología tocó techo y tiene más competidores.
Kevin Hassett, economista jefe de la Casa Blanca, no descarta sin embargo que otras grandes multinacionales sigan el camino de Apple y reflejen en los resultados el efecto de la desaceleración de la economía en China. "Será malo para los beneficios de firmas estadounidenses", admitió. Eso, en su opinión, mete al mismo tiempo "mucha presión a China para llegar a un pacto" comercial con EE UU.
Jerome Powell dio a entender que no hay una urgencia por subir más rápido los tipos de interés, porque la inflación da margen de maniobra y porque el tipo actual está ya muy próximo a una posición neutral. Y aunque los datos siguen siendo por lo general sólidos, admite que hay muchas corrientes en juego, algunas de las cuales alimentan la incertidumbre. Por eso reiteró que el reto es lograr un equilibro.
Powell, como Cook, tiene la esperanza de que se logre un acuerdo en el frente comercial que permita despejar la incertidumbre. Y dejó claro que la cultura de la Fed es robusta y no se va a dejar llevar por presiones políticas. También dijo que no piensa dimitir si Trump se lo pide. Yellen dijo que espera que cesen las críticas contra el banco central para que así no se ponga en tela de juicio el trabajo de la institución.
Apple, con el pie cambiado
Apple recuperó este viernes parte del terreno perdido el pasado jueves. La firma de Cupertino ganaba al cierre de la sesión el 4,7% en Wall Street tras perder un 10% el día anterior. La multinacional presidida por Tim Cook ha sufrido esta semana tras anunciar en la medianoche del miércoles que rebajará sus perspectivas de ventas por la ralentización de la economía china, entre otros factores. La empresa fundada por Steve Jobs reduce sus previsiones de facturación de 91.500 millones de dólares a 84.000 millones (entre 78.309 y 81.829 millones de euros), lo que supondrá una contracción de sus ventas respecto a un año antes.
En realidad, Apple sufre mal de altura desde hace tres meses cuando alcanzó el récord de un billón de capitalización bursátil. Desde entonces, la acción se ha desplomado más de un 30%. Una depreciación en tiempo récord. Y eso a pesar de que los últimos beneficios trimestrales fueron los más abultados presentados por una compañía en la historia económica.
Las dudas de los analistas de Apple tienen que ver más con su modelo de negocio. Su aparato estrella, el iPhone, icono de la compañía desde que en 2007 lanzara el primer modelo que revolucionó el sector tecnológico, ha perdido atractivo. En parte, por la competencia de los nuevos actores chinos. Huawei, Xiaomi y BBK (que fabrica Oppo, ViVo y Oneplus) ofrecen terminales más económicos y con prestaciones similares. En segundo lugar, porque Apple ha cuidado el diseño y la calidad de sus aparatos a costa de ser de los más caros. Y en un mercado saturado y con poco margen de mejora, los precios comienzan a ser sensibles. Cook sacrificó ventas por margen. Y por último, porque la firma de la manzana trata de cambiar su modelo para poner más énfasis en la venta de servicios, un nicho donde le queda camino que recorrer.
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Wall Street está inquieto y los inversores preocupados por las dudas sobre la ralentización global. La Bolsa de EE UU acumula pérdidas del 20% en el último trimestre. El petróleo también se ha desplomado, las tensiones políticas en Washington no ayudan a la economía, y el crecimiento de China se desacelera sin registrar aún los efectos de la guerra comercial. El presidente de la Reserva Federal pidió este viernes “paciencia” a los mercados y se mostró dispuesto a cambiar su política de subida de tipos si el clima empeora. Wall Street respondió con ganancias superiores al 3% tras sumar pérdidas en la víspera.
Wall Street tiene muchas cosas que digerir al determinar hacia donde se dirige la economía de Estados Unidos, sobre todo tras la alerta de Apple a los inversores por su negocio en China. Los inversores andan nerviosos y se agitan las dudas sobre la ralentización mundial. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE UU, ha tratado este viernes de calmar los ánimos asegurando que será "paciente" al evaluar los riesgos ante la preocupación de los mercados por una desaceleración global. Al mismo tiempo, se mostró optimista al afirmar que la expansión seguirá por encima del potencial en 2019 pese a anticipar una moderación. Yanet Yellen y Ben Bernanke, sus predecesores, comparten el análisis.
Los mercados llevan tres meses expresando preocupación por el curso de la política monetaria en EE UU, la ralentización económica en China, el impacto de las tensiones comerciales y el caos político que domina en Washington. Powell considera, sin embargo, que el sentimiento de los inversores está yendo por delante de los datos, y esas señales contradictorias complican su trabajo. "Vamos a ser pacientes al evaluar cómo se desempeña la economía", insistió al referirse al curso de la estrategia. En este sentido, dijo, será sensible y está abierto a hacer cambios si fuera necesario. "Siempre estamos preparados para cambiar el curso de nuestra política monetaria de manera significativa si es necesario", agregó al tiempo que remarcó que los datos económicos permanecen sólidos. Powell insistió en que la Fed estaba lista "para ajustar su política (monetaria) de manera rápida y flexible".
Rebote en Wall Street
Powell intervino en una mesa redonda con Yellen y Bernanke organizada en Atlanta por la American Economics Association. Sus comentarios fueron recibidos con alivio por Wall Street, que rebotó más de un 2,5% tras la brusca caída de casi un 3% en la víspera. En el parqué se da por hecho que el próximo incremento en los tipos de interés no será inminente. El último incremento se decidió en diciembre, para colocarlos en una banda entre el 2,25% y el 2,5%.
El presidente Donald Trump no dudó un segundo al proclamar que la remontada en el parqué bursátil era mérito de los planes que tenía para llevar el crecimiento por encima del 3%. Pero ahora que los mercados van en la dirección opuesta, reparte la culpa con otros. El primer objetivo de su ataque fue criticar a la Reserva Federal por subir los tipos. Llegó a decir que era el mayor problema que tenía la economía.
Pero esta semana empezó a admitir que hay otros factores que crean ansiedad entre los inversores. "Nuestro país va de lejos mucho mejor que otros en el mundo", comentó durante la reunión de su Gabinete el pasado miércoles, "todo el mundo habla de nosotros". Para después decir que pese al tropiezo de diciembre, los mercados están un 30% por encima de cuando fue elegido presidente.
A partir de ahí auguró que Wall Street volverá a subir cuando "se resuelvan las cuestiones comerciales". El republicano había negado hasta ahora que la guerra arancelaria entre EE UU y China fuera un factor de riesgo para el crecimiento económico. Las dos potencias se dieron el pasado 1 de diciembre una tregua de tres meses para negociar un pacto que permita aparcar la disputa.
Temor a la desaceleración china
La alerta de Apple a los inversores refleja perfectamente los temores que dominan en el parqué. Tim Cook, su consejero delegado, citó expresamente la ralentización del crecimiento en China como el principal factor que le llevó a rebajar la proyección de ingresos para el trimestre de las compras navideñas. Y advirtió que el litigio comercial no hacía más que añadir más presión a la situación.
Pese a la tensión que domina en Wall Street, el dato de empleo de diciembre refleja que la economía avanza con solidez. Los miembros de la Reserva Federal que hablaron esta semana aseguran que escuchan al mercado "con cuidado" y que por eso tratan de incorporar esos riesgos en su estrategia. También señalan que nadie espera un crecimiento del 3% como el pasado ejercicio en Estados Unidos.
Esa moderación, insisten, no significa que se vaya hacia una recesión. Larry Kudlow, principal asesor económico de Donald Trump, hacía la misma afirmación al valorar el dato de empleo y considera que los miedos del mercado son exagerados. También asegura que las empresas están "invirtiendo a lo grande". Cree que el problema de Apple con China es que su tecnología tocó techo y tiene más competidores.
Kevin Hassett, economista jefe de la Casa Blanca, no descarta sin embargo que otras grandes multinacionales sigan el camino de Apple y reflejen en los resultados el efecto de la desaceleración de la economía en China. "Será malo para los beneficios de firmas estadounidenses", admitió. Eso, en su opinión, mete al mismo tiempo "mucha presión a China para llegar a un pacto" comercial con EE UU.
Jerome Powell dio a entender que no hay una urgencia por subir más rápido los tipos de interés, porque la inflación da margen de maniobra y porque el tipo actual está ya muy próximo a una posición neutral. Y aunque los datos siguen siendo por lo general sólidos, admite que hay muchas corrientes en juego, algunas de las cuales alimentan la incertidumbre. Por eso reiteró que el reto es lograr un equilibro.
Powell, como Cook, tiene la esperanza de que se logre un acuerdo en el frente comercial que permita despejar la incertidumbre. Y dejó claro que la cultura de la Fed es robusta y no se va a dejar llevar por presiones políticas. También dijo que no piensa dimitir si Trump se lo pide. Yellen dijo que espera que cesen las críticas contra el banco central para que así no se ponga en tela de juicio el trabajo de la institución.
Apple, con el pie cambiado
Apple recuperó este viernes parte del terreno perdido el pasado jueves. La firma de Cupertino ganaba al cierre de la sesión el 4,7% en Wall Street tras perder un 10% el día anterior. La multinacional presidida por Tim Cook ha sufrido esta semana tras anunciar en la medianoche del miércoles que rebajará sus perspectivas de ventas por la ralentización de la economía china, entre otros factores. La empresa fundada por Steve Jobs reduce sus previsiones de facturación de 91.500 millones de dólares a 84.000 millones (entre 78.309 y 81.829 millones de euros), lo que supondrá una contracción de sus ventas respecto a un año antes.
En realidad, Apple sufre mal de altura desde hace tres meses cuando alcanzó el récord de un billón de capitalización bursátil. Desde entonces, la acción se ha desplomado más de un 30%. Una depreciación en tiempo récord. Y eso a pesar de que los últimos beneficios trimestrales fueron los más abultados presentados por una compañía en la historia económica.
Las dudas de los analistas de Apple tienen que ver más con su modelo de negocio. Su aparato estrella, el iPhone, icono de la compañía desde que en 2007 lanzara el primer modelo que revolucionó el sector tecnológico, ha perdido atractivo. En parte, por la competencia de los nuevos actores chinos. Huawei, Xiaomi y BBK (que fabrica Oppo, ViVo y Oneplus) ofrecen terminales más económicos y con prestaciones similares. En segundo lugar, porque Apple ha cuidado el diseño y la calidad de sus aparatos a costa de ser de los más caros. Y en un mercado saturado y con poco margen de mejora, los precios comienzan a ser sensibles. Cook sacrificó ventas por margen. Y por último, porque la firma de la manzana trata de cambiar su modelo para poner más énfasis en la venta de servicios, un nicho donde le queda camino que recorrer.