Christian Bale reconoce que debería dejar de cambiar físicamente para sus papeles por salud

Cine
El maquinista, El Caballero Oscuro, La gran estafa americana... Christian Bale, ganador de un Oscar por The Fighter y nominado de nuevo por la Academia -esta vez, y después de llevarse el Globo de Oro, en la categoría de Mejor actor principal por su interpretación de Dick Cheney en El vicio del poder-, es de sobra conocido por convertirse literalmente en los personajes que encarna. A menudo lo consigue perdiendo o ganando peso y masa muscular radicalmente. En el filme de Adam McKay, que en total compite por ocho estatuillas en la gala del próximo 24 de febrero, Bale ganó ni más ni menos que 20 kilos. Aunque, si hacemos caso a sus palabras, todo indica que no lo volverá a hacer por salud.



En una entrevista con Sunday Times, recogida por Lad Bible, Christian Bale ha dejado caer que cambiará la forma de afrontar sus actuaciones -en Ford v. Ferrari, dirigida por James Mangold, vuelve a estar delgado para hacer del piloto de pruebas de Ford Ken Miles. El británico ha admitido que se sintió como un "gilipollas" cuando Gary Oldman le dijo que no subió de peso en absoluto -en su lugar, utilizó prótesis faciales y se sometió a horas de maquillaje- para meterse en la piel de Winston Churchill en El instante más oscuro, que además le valió un premio de la Academia. "No puedo seguir haciéndolo. De verdad que no puedo. Mi mortalidad está mirándome fijamente a la cara", continúa.

Independientemente de si acaba o no recibiendo nuevamente un Oscar, Bale también ha reconocido que Joseph, su hijo pequeño, estaba encantado con su panza. "A mi hijo le encantaba la barriga. Saltaba encima de ella, le daba cabezazos y rebotaba en ella para caerse al suelo". ¿Todavía no has visto El vicio del poder? La cinta, que también cuenta en su reparto con Amy Adams, Steve Carell y Sam Rockwell, por mencionar a algunos, ya está disponible en los cines españoles.

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