Ante la euforia de la jornada, Valverde impone la prudencia

Barcelona, AS
Mientras en el exterior la euforia se apodera de los culés, en el vestuario del Barcelona, Valverde blinda a sus jugadores e impone la prudencia. El técnico celebra que la afición esté contenta por el liderato momentáneo del Barcelona, que se incrementó tras disputarse la primera jornada del 2019 con el triunfo en Getafe que se combinó con los tropezones de sus máximos perseguidores para asegurar el título de campeón de invierno, pero de puertas adentro el mensaje es claro: “No hay nada hecho”.



De entrada, nada cambia en el discurso del técnico, que sigue considerando al Atlético de Madrid y al Real Madrid, sin olvidar al Sevilla, como los principales rivales para lograr la Liga. El técnico recuerda a los más optimistas la experiencia de la temporada pasada cuando el Barça, que a media Liga (jornada 20) llevaba once puntos de ventaja sobre el Atlético que era segundo, tuvo que verse obligado en la segunda vuelta a ganar a los de Simeone en el Camp Nou para evitar la cacería atlética, que de ganar al Barça a domicilio se ponía a dos puntos de los catalanes, que habían tropezado ante Espanyol, Getafe y Las Palmas.

La experiencia con el Atlético es tan reciente como es el respeto que se tiene dentro del vestuario blanco por el Real Madrid, al que nadie da por descartado en esta Liga a pesar de los diez puntos de diferencia que le sacan en la tabla. "Sacamos más a los perseguidores, pero ni hemos terminado la primera vuelta, queda mucho por delante. No descarto nunca a ningún rival, ni al Madrid ni al resto, no tengo por qué hacerlo, el año pasado las distancias eran similares y hubo Liga hasta bien entrada la segunda vuelta. Respecto al Real Madrid las matemáticas no lo descartan y conocemos su gen competitivo, igual que el Atlético y el Sevilla”, manifestó el técnico blaugrana nada más acabar el partido en Getafe.

En el vestuario saben que el mes de enero es muy duro en cuanto al calendario y que puede pasar factura más adelante. El Barça ya lo vivió el curso pasado cuando en febrero acabó pagando el esfuerzo por clasificarse para la final de la Copa del Rey rotando poco a la plantilla. Ese esfuerzo derivó en tres empates seguidos que permitieron al Atlético, que sumó seis victoria consecutivas, reengancharse a la Liga. Hasta que llegó Messi y batió a Oblak con una sensacional falta en el Camp Nou volviendo a poner las cosas en su sitio. Por tanto, en el vestuario lo tienen claro: contentos por ser campeones de invierno, pero aún queda mucho camino por recorrer.

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