Un tsunami causa al menos 281 muertos y más de 1.000 heridos en Indonesia

Las autoridades apuntan a un alud submarino provocado por la erupción del volcán Anak Krakatoa

Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
El legendario volcán Krakatoa ha vuelto a causar estragos en Indonesia. Al menos 281 personas murieron y 1.000 resultaron heridas después de que un tsunami azotara el sábado las costas del estrecho de Sonda, entre las islas de Java y Sumatra. El fuerte oleaje, según la principal hipótesis, fue desencadenado por la actividad del Anak Krakatoa —surgido hace un siglo tras la gran explosión del original Krakatoa— que provocó una avalancha submarina que desplazó las aguas. Miles de personas fueron alcanzadas por sorpresa por las olas, que destrozaron cientos de viviendas en un destino popular entre los turistas locales. "El número de víctimas y de daños seguirá aumentando", dijo Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres.


La cifra de víctimas aumentó este lunes por la Agencia Nacional de Gestión de Desastres a través de su vocero. El último balance de desaparecidos era de 28 personas. El tsunami, que llegó a la costa entre las 21.27 y las 21.35 del sábado, hora local (seis menos en la Península), afectó especialmente al distrito costero de Pandeglang, en la isla de Java, a unos 200 kilómetros de Yakarta, la capital del país. Allí hubo al menos 164 muertos, mientras que el número de víctimas mortales en Lampung sur, al otro lado del estrecho, supera los 50. La región de Serang, también en el oeste de Java, fue otra de las afectadas.

Las autoridades han advertido de que el recuento de víctimas podría aumentar una vez expedito el acceso a áreas aún no exploradas tras el desastre. La Embajada española en Yakarta no tenía este domingo constancia de la existencia de víctimas españolas en la zona.
Un tsunami causa al menos 281 muertos y más de 1.000 heridos en Indonesia

Durante todo domingo comenzó el despliegue de ayuda logística a las zonas afectadas, si bien una de las principales vías de acceso quedó parcialmente taponada por la acumulación de árboles, coches y otros escombros arrastrados por la fuerza del agua. También se pusieron en marcha las tareas de búsqueda y rescate de personas que permanecían atrapadas en los edificios que se derrumbaron, según muestran las imágenes difundidas por las televisiones locales.

El tsunami no se produjo, como en anteriores ocasiones en otras partes del archipiélago, tras un terremoto. Todo indica, según barajan las autoridades, que una erupción del Anak Krakatoa —volcán que nació hace aproximadamente un siglo tras la devastadora explosión del Krakatoa original en 1883— que se produjo media hora antes del oleaje habría generado un deslizamiento de tierra submarino. En los últimos meses se ha detectado una creciente actividad del volcán, con varias erupciones desde junio. Según el Centro Indonesio de Vulcanología y de Gestión de Riesgos Geológicos, los signos de actividad se habían intensificado en la última semana, informa France Presse. Un poco antes de las cuatro de la tarde del sábado, una erupción que duró unos 13 minutos provocó una columna de cenizas de cientos de metros.

Estas explosiones submarinas, según el Centro Internacional de Información sobre Tsunamis, son relativamente poco frecuentes pero cuando ocurren pueden provocar tsunamis causados por el desplazamiento repentino del agua o quiebras de pendientes.

Al no haberse producido ningún temblor previo significativo, las autoridades indonesias aseguraron en un primer momento que el tsunami no se había producido, sino que simplemente se trataba de un aumento de la marea, y pidieron a la población que no entrara en pánico. Por ese motivo no se activó ningún tipo de alerta. “Si hubo un error al principio, lo sentimos”, escribió más tarde el portavoz Nugroho en Twitter. “No hubo ningún terremoto en ese momento que provocara el tsunami, y ahí radica la principal dificultad para determinar las causas del incidente”, añadió el mismo portavoz.
Vecinos del litoral confirmaron no haber sentido ninguna de las señales que preceden un tsunami, como un acusado reflujo del mar o un temblor, antes de que olas de entre dos y tres metros de altura engulleran la costa indonesia.

En uno de los vídeos más compartidos en las redes sociales, el oleaje alcanza la playa de Tanjung Lesung, en Pandeglang, cuando el grupo de pop local Seventeen daba un concierto. En segundos, las olas se llevan por delante el escenario y a los integrantes del grupo entre los gritos del público, que rápidamente también es alcanzado por el agua. En un mensaje publicado en Instagram, el cantante, Riefian Fajarsyah, anunció entre lágrimas la muerte del bajista y del organizador de la gira de conciertos, así como la desaparición de otros dos músicos, un técnico y su esposa, informa la agencia Reuters.

En imágenes televisivas podía verse cómo la ola invadía la playa de Carita, un popular destino turístico de la costa oeste de Java, dejando a su paso una acumulación de fragmentos de tejados, trozos de madera y árboles arrancados. En Carita, Muhammad Bintang, de 15 años, vio aproximarse la ola. “Llegamos a las nueve y de pronto llegó el agua. Todo se volvió negro”, relató el adolescente.
La Agencia de Gestión de Desastres pidió este domingo a la población que abandonara las zonas de litoral a lo largo del estrecho porque el volcán sigue activo y había peligro de nuevos tsunamis.
Se mantiene la alerta

La alerta se mantendrá de momento hasta este lunes. “En el caso de terremotos, la posibilidad de un segundo tsunami es muy pequeña. Pero como este ha sido causado por una erupción, el escenario es diferente”, explicó Rahmat Riyono, director de la Agencia Meteorológica, Climatológica y Geofísica de Indonesia. Miles de residentes fueron evacuados a las zonas altas.

Indonesia, cuarto país más poblado del mundo —más de 260 millones de habitantes—, es una de las zonas más proclives a sufrir catástrofes naturales al asentarse en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, donde coinciden varias placas tectónicas y se producen gran parte de las erupciones volcánicas y sismos del planeta.

Este año ha sido particularmente nefasto para el archipiélago asiático. En julio y agosto, varios terremotos sacudieron la isla de Lombok —el más potente de magnitud 7— y provocaron la muerte de más de 600 personas. El 28 de septiembre, otro seísmo de magnitud 7,5, en la isla de Sulawesi, en las Célebes, originó un tsunami que dejó 2.102 muertos y 200.000 desplazados, la mayoría en la ciudad de Palu y las regiones aledañas. Centenares de personas siguen desaparecidas meses después del desastre, engullidas por la tierra.

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