Pierre-Emile Hojbjerg: "Es demasiado la exigencia de Pep, tal vez eso le hace perder"
Pierre-Emile Hojbjerg se verá con Pep después de unos años juntos en el Bayern. El defensa cree que el técnico se exige mucho, pero es el mejor.
As.com
El Manchester City vive un momento de bajón en la Premier League con tres derrotas en los últimos cuatro partidos y este fin de semana intentará regresar a la senda del triunfo en el estadio del Southampton. Enfrente tendrá a Pierre-Emile Hojbjerg. Este defensa es el capitán del equipo inglés con tan solo 23 años y parte del éxito se debe a Pep Guardiola.
Este futbolista danés tuvo de ‘profesor’ al entrenador español desde los 17 años en el Bayern de Múnich. Han pasado unos años, pero reconoce que con él aprendió mucho, aunque le hubiera ido mejor si sus caminos se hubieran cruzado más tarde. “Aprendí mucho de él, fue un gran maestro. Pero para ser honesto, le tuve demasiado temprano en mi vida”, dice al Times.
“Era tan bueno en los suyo y lo hacía todo a un nivel tan alto que tuve que adaptarme. Tenía 17, 18 y 19 años cuando trabajé con él. Si hubiera tenido 22 ó 23 años habría tenido ya la base y no tendría que haber luchado en el día a día con los mejores del mundo”.
Lo que más le marcó a Pierre es la insistencia de Pep por controlar el momento. No quería que la situación dominara al jugador, sino que fuera el propio futbolista el que la afrontara. “Siempre me pedía que controlara el juego con y sin el balón. Para que el jugador contra el que te enfrentas reaccione ante ti y no tú contra él. Solía decirme que en un minuto necesitaba que yo le dijera cómo juega el rival”, explica.
Pep es de esos entrenadores que se pasa horas revisando rivales, pero también las invierte repasando los partidos de su equipo para pulir cualquier detalle. Para el defensa del Southampton esa exigencia le hace el mejor del mundo, pero también le ahoga. “Es la persona más exigente, no sólo como entrenador, que he conocido jamás. Recuerdo que nos sentábamos en el autobús después de ganar y él iba en el viaje viendo el partido. Y después llegas a su oficina y está con dos portátiles y una televisión analizando el fútbol. Tal vez eso le hace el mejor, pero quizá eso también es lo que le hace perder. Porque es demasiado, se ahoga. No le juzgo, pero es el mejor que he tenido”.
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El Manchester City vive un momento de bajón en la Premier League con tres derrotas en los últimos cuatro partidos y este fin de semana intentará regresar a la senda del triunfo en el estadio del Southampton. Enfrente tendrá a Pierre-Emile Hojbjerg. Este defensa es el capitán del equipo inglés con tan solo 23 años y parte del éxito se debe a Pep Guardiola.
Este futbolista danés tuvo de ‘profesor’ al entrenador español desde los 17 años en el Bayern de Múnich. Han pasado unos años, pero reconoce que con él aprendió mucho, aunque le hubiera ido mejor si sus caminos se hubieran cruzado más tarde. “Aprendí mucho de él, fue un gran maestro. Pero para ser honesto, le tuve demasiado temprano en mi vida”, dice al Times.
“Era tan bueno en los suyo y lo hacía todo a un nivel tan alto que tuve que adaptarme. Tenía 17, 18 y 19 años cuando trabajé con él. Si hubiera tenido 22 ó 23 años habría tenido ya la base y no tendría que haber luchado en el día a día con los mejores del mundo”.
Lo que más le marcó a Pierre es la insistencia de Pep por controlar el momento. No quería que la situación dominara al jugador, sino que fuera el propio futbolista el que la afrontara. “Siempre me pedía que controlara el juego con y sin el balón. Para que el jugador contra el que te enfrentas reaccione ante ti y no tú contra él. Solía decirme que en un minuto necesitaba que yo le dijera cómo juega el rival”, explica.
Pep es de esos entrenadores que se pasa horas revisando rivales, pero también las invierte repasando los partidos de su equipo para pulir cualquier detalle. Para el defensa del Southampton esa exigencia le hace el mejor del mundo, pero también le ahoga. “Es la persona más exigente, no sólo como entrenador, que he conocido jamás. Recuerdo que nos sentábamos en el autobús después de ganar y él iba en el viaje viendo el partido. Y después llegas a su oficina y está con dos portátiles y una televisión analizando el fútbol. Tal vez eso le hace el mejor, pero quizá eso también es lo que le hace perder. Porque es demasiado, se ahoga. No le juzgo, pero es el mejor que he tenido”.