Mourinho, un líder para un sector del madridismo

El club ya sondeó al preparador portugués en octubre para hacerse cargo del equipo blanco a partir de la próxima temporada

Diego Torres
Madrid, El País
El martes 14 de noviembre Santiago Solari fue renovado como entrenador del Real Madrid con un contrato que expira en junio de 2021. Un mes más tarde, durante la comida de Navidad celebrada el viernes 14 en el palco del Bernabéu, en las mesas de los dirigentes y empleados el tema de conversación gravitaba hacia la crisis deportiva que atraviesa el equipo, que acababa de caer con estrépito ante el CSKA (0-3). La noticia más rumoreada por los comensales señalaba que José Mourinho era el entrenador preferido por Florentino Pérez para hacerse cargo del banquillo a partir de la próxima temporada.


La duración del contrato de Solari, inusualmente larga, fue un mensaje dirigido a la plantilla. Un modo de dotar al nuevo técnico de autoridad ante un grupo de jugadores que daba muestras de displicencia frente a un entrenador sin apenas trayectoria en Primera División. Los ejecutivos del Madrid se aferraron a Solari como a un mero instrumento para ganar tiempo en una temporada de tránsito hacia la regeneración profunda. Desde la secretaría técnica se proyectan numerosas altas y bajas de futbolistas. Lo repiten empleados de todos los estamentos del club. Florentino Pérez está convencido de que necesita demoler parte del viejo equipo para crear uno nuevo. En los planes que traza la directiva nadie reúne mejores requisitos que Mourinho para liderar esta reforma traumática.

Entre sus avales destaca un carácter implacable y el alto grado de aprobación popular. Las encuestas que realiza el club entre sus socios indican un notable avance del mourinhismo. Coincidiendo con la caída en picado de los resultados de los últimos meses ha crecido el número de abonados que creen que el autoritarismo del técnico que dirigió al equipo entre 2010 y 2013 es la solución a los problemas actuales. Esto es lo mismo que razona Florentino Pérez, que observó con alarma cómo el Madrid quedó a 17 puntos del Barça en la última Liga y no mejora las estadísticas del presente campeonato. El presidente cree que los futbolistas están saciados de éxito y precisan, más que un entrenador con conocimiento de los últimos avances en el juego, un gestor que remueva sus conciencias.

Marcelo y Ramos son las figuras más señaladas cada vez que los dirigentes del Madrid hablan de la necesidad de regenerar la plantilla. Ambos son capitanes. Los dos tuvieron malas experiencias con Mourinho, especialmente Marcelo. El brasileño fue relegado a la suplencia durante dos años tras el fichaje de Coentrao, adquirido por 35 millones de euros en 2011 tras la expresa petición del técnico. Este martes Marcelo ofreció una conferencia de prensa en Abu Dabi y le preguntaron por el regreso del portugués, tras su despido del United. “Es una pena porque es un gran entrenador y ahora está sin club”, dijo. “No soy yo quien decide si vuelve pero le agradezco lo que hizo por mí en el Madrid”.

En plena disputa del Mundial de Clubes, a través de sus conductos oficiales el Madrid negó ayer que existan negociaciones con Mourinho. Pero desde diversas instancias del club apuntan hacia contactos cada vez más consistentes. Las conversaciones informales que mantuvieron en octubre José Ángel Sánchez, el director general madridista, y el por entonces técnico del United, dieron paso a la redacción de documentos a mediados del mes pasado. En los días que siguieron a la renovación de Solari, un responsable del Madrid se puso en contacto con Jorge Mendes, el agente de Mourinho, para extenderle una oferta formal de contrato multidisciplinar condicionada a su despido del United.

La respuesta del técnico fue negativa pero no definitiva. El hombre explicó que su contrato con el United no supondría un obstáculo pues su rescisión se produciría, como muy tarde, a final de temporada. Pero confesó tener dudas sobre la estrategia a seguir en la política de altas y bajas, además de problemas personales que necesitaba resolver antes de estampar su firma obligándose con el Madrid.

Un agente próximo a las partes indica que la propuesta incluyó el compromiso de contratar a Mourinho antes del 1 de julio, con una penalización de cinco millones de euros a cargo del Madrid si el acuerdo no se consumaba en esa fecha. Además, se le atribuían plenos poderes para vender y comprar jugadores, la garantía de una importante inversión en fichajes, y un salario neto de 15 millones de euros por temporada. En las siguientes semanas, ante la actitud reticente del entrenador, el Madrid estiró su oferta de salario hasta cerca de 20 millones netos. De momento, se desconoce la respuesta.

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