Italia cede y rebaja el déficit al 2% para evitar sanciones
La Comisión Europea considera que el viraje es un “buen progreso” y evaluará la nueva propuesta
Lluís Pellicer
Bruselas, El País
La intensa presión sobre el Ejecutivo italiano para modificar los presupuestos ha surtido efecto. El primer ministro, Giuseppe Conte, anunció este miércoles la reculada tras reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Roma se comprometió, en una nueva propuesta, a moderar sus planes de expansión del gasto público y ofreció unas cuentas con un objetivo de déficit cuatro décimas inferior al planeado para evitar sanciones. La Comisión consideró que el viraje es “un buen progreso” y evaluará el nuevo borrador de Roma.
Las presiones, tanto internas como externas, han hecho a Roma ceder en su pulso a Bruselas. Desde fuera, el castigo de los mercados a una economía altamente endeudada ponía en riesgo todos los planes del Gobierno de la coalición del Movimiento 5 Estrellas y la Liga. Desde dentro, los empresarios seguían presionando ante el temor de que la elevada prima de riesgo comprometiera la estabilidad bancaria y la economía italiana entrara en barrena. Hacía ya semanas, de hecho, que Conte se movía en el delicado equilibrio de evitar la tormenta final y seguir adelante con sus promesas electorales.
Pero tampoco la Comisión Europea estaba interesada en una guerra abierta con Italia a las puertas de las elecciones de mayo. Así que consideró todo un avance la nueva propuesta italiana, que esbozó el propio Conte a su salida de la reunión con Juncker. “Hemos podido bajar el déficit hasta el 2,04% [en lugar del 2,4% inicial]”, afirmó el primer ministro, que acudió acompañado de su titular de Finanzas, Giovanni Tria.
Modificaciones “técnicas”
Conte no entró al detalle de cómo iba a drenar esas casi cuatro décimas. Se limitó a decir que lo había conseguido con modificaciones “técnicas” y que las cuentas conservaban sus dos medidas estrella: la renta de ciudadanía y la reforma de las pensiones. En la práctica, un déficit del 2% supone elevar en apenas dos décimas el desfase con el que cerrará sus presupuestos de este año. La clave está en qué ocurre con el déficit estructural, es decir, el que se calcula con independencia del ciclo económico. Y según dijo Conte, bajará.
Eso es, precisamente, lo que deberá examinar ahora la Comisión Europea. El Ejecutivo comunitario se había dado de margen hasta el día 19 de diciembre para poner en marcha ya formalmente el procedimiento para meter a Italia en su brazo correctivo.
Una portavoz de la Comisión aseguró que ahora se evaluarán las propuestas recibidas este miércoles y ambas partes seguirán trabajando en los próximos días. La Comisión, además, debe analizar si esos números cuadran con una reducción de la deuda pública, cuya insostenibilidad permitía abrir expediente a Italia.
Tampoco la decisión del presidente francés, Emmanuel Macron, de rebasar el techo del 3% de déficit supone, por ahora, un quebradero de cabeza para Bruselas. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, aceptó en una entrevista en Le Parisien que se pueda superar ese tope “de manera limitada, temporal y excepcional” y advirtió de que si bien la comparación con Italia es “tentadora”, también es “errónea”. Las cuentas francesas, en todo caso, no se revisarán hasta mayo. Tiempo suficiente para que Macron busque una salida para cuadrar de nuevo los números.
Lluís Pellicer
Bruselas, El País
La intensa presión sobre el Ejecutivo italiano para modificar los presupuestos ha surtido efecto. El primer ministro, Giuseppe Conte, anunció este miércoles la reculada tras reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Roma se comprometió, en una nueva propuesta, a moderar sus planes de expansión del gasto público y ofreció unas cuentas con un objetivo de déficit cuatro décimas inferior al planeado para evitar sanciones. La Comisión consideró que el viraje es “un buen progreso” y evaluará el nuevo borrador de Roma.
Las presiones, tanto internas como externas, han hecho a Roma ceder en su pulso a Bruselas. Desde fuera, el castigo de los mercados a una economía altamente endeudada ponía en riesgo todos los planes del Gobierno de la coalición del Movimiento 5 Estrellas y la Liga. Desde dentro, los empresarios seguían presionando ante el temor de que la elevada prima de riesgo comprometiera la estabilidad bancaria y la economía italiana entrara en barrena. Hacía ya semanas, de hecho, que Conte se movía en el delicado equilibrio de evitar la tormenta final y seguir adelante con sus promesas electorales.
Pero tampoco la Comisión Europea estaba interesada en una guerra abierta con Italia a las puertas de las elecciones de mayo. Así que consideró todo un avance la nueva propuesta italiana, que esbozó el propio Conte a su salida de la reunión con Juncker. “Hemos podido bajar el déficit hasta el 2,04% [en lugar del 2,4% inicial]”, afirmó el primer ministro, que acudió acompañado de su titular de Finanzas, Giovanni Tria.
Modificaciones “técnicas”
Conte no entró al detalle de cómo iba a drenar esas casi cuatro décimas. Se limitó a decir que lo había conseguido con modificaciones “técnicas” y que las cuentas conservaban sus dos medidas estrella: la renta de ciudadanía y la reforma de las pensiones. En la práctica, un déficit del 2% supone elevar en apenas dos décimas el desfase con el que cerrará sus presupuestos de este año. La clave está en qué ocurre con el déficit estructural, es decir, el que se calcula con independencia del ciclo económico. Y según dijo Conte, bajará.
Eso es, precisamente, lo que deberá examinar ahora la Comisión Europea. El Ejecutivo comunitario se había dado de margen hasta el día 19 de diciembre para poner en marcha ya formalmente el procedimiento para meter a Italia en su brazo correctivo.
Una portavoz de la Comisión aseguró que ahora se evaluarán las propuestas recibidas este miércoles y ambas partes seguirán trabajando en los próximos días. La Comisión, además, debe analizar si esos números cuadran con una reducción de la deuda pública, cuya insostenibilidad permitía abrir expediente a Italia.
Tampoco la decisión del presidente francés, Emmanuel Macron, de rebasar el techo del 3% de déficit supone, por ahora, un quebradero de cabeza para Bruselas. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, aceptó en una entrevista en Le Parisien que se pueda superar ese tope “de manera limitada, temporal y excepcional” y advirtió de que si bien la comparación con Italia es “tentadora”, también es “errónea”. Las cuentas francesas, en todo caso, no se revisarán hasta mayo. Tiempo suficiente para que Macron busque una salida para cuadrar de nuevo los números.