El Atleti se lía en la Champions
No logró ganar en su campo a Brujas que tuvo, además, una ocasión clarísima que salvó Oblak. Pasa a octavos como segundo de su grupo.
Patricia Cazón
As
Hay puntos que saben a poco, que incluso, pueden doler. Hay empates que son derrotas. Empates como éste. Llegaba el Atleti primero de grupo a Brujas y se fue segundo, incapaz de hacer un gol y con Oblak destacado, en otra de esas noches que llenan sus paradas, aunque sólo sea una, pero cuál. Está en octavos el Atleti, ya estaba, pero en el bombo de los segundos.
No había rodado el balón y la defensa del Cholo tenía otra baja, Giménez, por un golpe en la sesión del lunes. Godín volvía con Montero a su lado. Simeone, ante ese dibujo que le cuesta enfrente, tres centrales, salió con un 4-3-3 y todo el control. Dominio, inteligencia de Koke y las ocasiones siempre por una calle: la abrían las piernas de Saúl Le Corbusier. Ayer de nuevo lateral izquierdo. Corría hasta la línea de fondo, asistía, sudaba. Al Atleti sólo le faltaba convertir lo que creaba.
Porque lo escrito, era mucho, pero el trallazo de Thomas lo detuvo Horvath y Gelson tuvo dos pero no llegó a rematar ninguna. Una se quedó atrás, a otra no llegó. Ambos eran disparos a quemarropa. Y, si había comenzado el partido primero, la radio pronto cantó un gol que no era aquí sino en Mónaco para bajarlo. Del Dortmund. El Atleti ya estaba segundo. Trataba de compactarse el Brujas pero al área de Oblak sólo lograba acercarse con la excusa del balón parado. Y sin inquietar. Grizi sí lo hizo. Buscó la red con una falta mediada la primera parte que fue la ocasión más clara rojiblanca: golpeó con delicadeza e intención y el balón voló en parábola a la portería de Horvath. El portero lo aprovecharía para tomarse una de las fotos de la noche: sacó la pelota con la puntera del guante a mano cambiada. Agua para el Cholo. Más en la noche.
Seguía sin goles ese dominio total que de nada servía. Arias subía también la banda, Koke afinaba el pase pero cuando el Atleti se fue al descanso todo seguía 0-0. Este Atleti repetía lo de aquel de Futre o el de Rubén Cano, incapaz de ganarle al Brujas en su casa. Tenía 45 minutos por delante para intentar cambiarlo.
La segunda parte comenzó imprecisa y áspera y ahí se quedó. Pérdidas de balones constantes de Thomas y el árbitro que se hacía un Locomia con las tarjetas. Para aquí para allá, para allá, para acá. Algunas pronto (Montero, en el 20’), otras inexplicables (Saúl: le hicieron la falta a él). Y por ese sumidero se fue el partido un rato. Golpes, tarascadas, el Brujas que le ponía más ganas a eso de meter pierna que buscar el gol. Una patada se llevó a Lemar al banquillo cuando el Cholo agitó el árbol. Hora de partido: dentro Vitolo y Correa. Hacía ya rato que el dominio del Atleti era una marea baja, cada vez más lejos de Horvath.
Diez minutos después el Cholo sacaba a su 9 en el banco, Kalinic, por un Thomas que estaba en uno de esos días de no salirle nada. Al partido le quedaban 20 minutos cuando Oblak le puso su nombre: multiplicó sus brazos, sus manos y cuerpo para disolver una contra rápida del Brujas. Salió ante Peres para defender su red como si jugara a balonmano. San Jan Hombrados.
El susto espabiló al Atleti que jugó lo que restaba con la ansiedad del último minuto. El área pequeña de Horvath se convirtió en su campo de fútbol. Pero el jaleo eran imprecisiones, las ocasiones barullo. Tic,tac, tic, tac. El empuje de Correa se topaba con nervios o piernas que cortaban ocasiones como hachas. Y Kalinic lo hacía todo mal y Rodrigo enviaba a nadie pases en el área. Los cinco minutos de descuento siguieron siendo ese estamparse en el muro. Precipitado y lamentando aquello que puso la bota de Saúl en la primera parte y el equipo no atinó. Dos posibles rivales ya los sabe, Oporto, PSG. También pueden ser Juve, City o Bayern, mañana se verá. El Atleti pudo complicarse el camino en esta Champions con este tropiezo en Brujas. Los bombos dirán.
Patricia Cazón
As
Hay puntos que saben a poco, que incluso, pueden doler. Hay empates que son derrotas. Empates como éste. Llegaba el Atleti primero de grupo a Brujas y se fue segundo, incapaz de hacer un gol y con Oblak destacado, en otra de esas noches que llenan sus paradas, aunque sólo sea una, pero cuál. Está en octavos el Atleti, ya estaba, pero en el bombo de los segundos.
No había rodado el balón y la defensa del Cholo tenía otra baja, Giménez, por un golpe en la sesión del lunes. Godín volvía con Montero a su lado. Simeone, ante ese dibujo que le cuesta enfrente, tres centrales, salió con un 4-3-3 y todo el control. Dominio, inteligencia de Koke y las ocasiones siempre por una calle: la abrían las piernas de Saúl Le Corbusier. Ayer de nuevo lateral izquierdo. Corría hasta la línea de fondo, asistía, sudaba. Al Atleti sólo le faltaba convertir lo que creaba.
Porque lo escrito, era mucho, pero el trallazo de Thomas lo detuvo Horvath y Gelson tuvo dos pero no llegó a rematar ninguna. Una se quedó atrás, a otra no llegó. Ambos eran disparos a quemarropa. Y, si había comenzado el partido primero, la radio pronto cantó un gol que no era aquí sino en Mónaco para bajarlo. Del Dortmund. El Atleti ya estaba segundo. Trataba de compactarse el Brujas pero al área de Oblak sólo lograba acercarse con la excusa del balón parado. Y sin inquietar. Grizi sí lo hizo. Buscó la red con una falta mediada la primera parte que fue la ocasión más clara rojiblanca: golpeó con delicadeza e intención y el balón voló en parábola a la portería de Horvath. El portero lo aprovecharía para tomarse una de las fotos de la noche: sacó la pelota con la puntera del guante a mano cambiada. Agua para el Cholo. Más en la noche.
Seguía sin goles ese dominio total que de nada servía. Arias subía también la banda, Koke afinaba el pase pero cuando el Atleti se fue al descanso todo seguía 0-0. Este Atleti repetía lo de aquel de Futre o el de Rubén Cano, incapaz de ganarle al Brujas en su casa. Tenía 45 minutos por delante para intentar cambiarlo.
La segunda parte comenzó imprecisa y áspera y ahí se quedó. Pérdidas de balones constantes de Thomas y el árbitro que se hacía un Locomia con las tarjetas. Para aquí para allá, para allá, para acá. Algunas pronto (Montero, en el 20’), otras inexplicables (Saúl: le hicieron la falta a él). Y por ese sumidero se fue el partido un rato. Golpes, tarascadas, el Brujas que le ponía más ganas a eso de meter pierna que buscar el gol. Una patada se llevó a Lemar al banquillo cuando el Cholo agitó el árbol. Hora de partido: dentro Vitolo y Correa. Hacía ya rato que el dominio del Atleti era una marea baja, cada vez más lejos de Horvath.
Diez minutos después el Cholo sacaba a su 9 en el banco, Kalinic, por un Thomas que estaba en uno de esos días de no salirle nada. Al partido le quedaban 20 minutos cuando Oblak le puso su nombre: multiplicó sus brazos, sus manos y cuerpo para disolver una contra rápida del Brujas. Salió ante Peres para defender su red como si jugara a balonmano. San Jan Hombrados.
El susto espabiló al Atleti que jugó lo que restaba con la ansiedad del último minuto. El área pequeña de Horvath se convirtió en su campo de fútbol. Pero el jaleo eran imprecisiones, las ocasiones barullo. Tic,tac, tic, tac. El empuje de Correa se topaba con nervios o piernas que cortaban ocasiones como hachas. Y Kalinic lo hacía todo mal y Rodrigo enviaba a nadie pases en el área. Los cinco minutos de descuento siguieron siendo ese estamparse en el muro. Precipitado y lamentando aquello que puso la bota de Saúl en la primera parte y el equipo no atinó. Dos posibles rivales ya los sabe, Oporto, PSG. También pueden ser Juve, City o Bayern, mañana se verá. El Atleti pudo complicarse el camino en esta Champions con este tropiezo en Brujas. Los bombos dirán.