Donald Trump y Xi Jinping se reunieron en Buenos Aires para negociar una tregua en la guerra comercial
Román Lejtman
Infobae
Pocos minutos después del cierre oficial de la cumbre del G20 en la ciudad de Buenos Aires, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump y su par de China Xi Jinping adelantaron la reunión que tenían prevista para esta tarde y compartieron una comida en el centro porteño.
Los líderes de las dos mayores economías del mundo cenaron en el Salón Cristal del Palacio Duhau, y de esta reunión podrían salir definiciones que tendientes a modificar las relaciones de fuerzas no solo entre los dos países, sino entre el resto de las naciones que integran el organismo multilateral.
Antes del comienzo formal del encuentro, en diálogo con la prensa, Trump aseguró que "la relación que tengo con el presidente Xi es muy especial. Creo que esa es una de las razones principales por las que probablemente vamos a terminar logrando algo que será bueno para China y los Estados Unidos". En esa línea, Xi destacó que "solo cooperando entre nosotros podemos cumplir con los intereses de paz y prosperidad en el mundo".
Esto contribuyó a romper el hielo de una reunión que se daba en un marco de guerra comercial, pero que finalmente habría contribuido a distender la relación bilateral.
La cena entre los dos mandatarios (cuyo menú estuvo compuesto por un primer plato de una ensalada de vegetales de estación con una mayonesa de albahaca y una emulsión de parmesano; un plato principal de solomillo grillado con cebollas moradas, ricota de cabra y dátiles; y un postre de panqueques de caramelo con chocolate crocante y crema fresca) llegó después de meses de confrontaciones entre los países en torno a los desequilibrios en la balanza comercial.
En ese sentido, Trump sostiene que China saca más provecho que los Estados Unidos de los intercambios comerciales entre ambas naciones, por lo que el norteamericano resolvió imponer una serie de tarifas a las importaciones chinas a territorio estadounidense, lo que desató la guerra comercial en la que están envueltos.
Cuando en abril del año pasado Trump recibió a Xi Jinping en su residencia en el estado de Florida, todo indicaba que la escalada iba a tener un freno, pero tras el encuentro el norteamericano estableció más tarifas al ingreso de acero chino a suelo norteamericano.
La respuesta de China no tardó en llegar, y con el objetivo de no sufrir las consecuencias de los aranceles fijados por Trump, Xi Jinping apuntó a buscar una alianza con la Unión Europea, al tiempo que profundizó sus intereses en Latinoamérica, donde tiene en marcha una serie de proyectos de infraestructura en distintos países.
El conflicto comercial entre los Estados Unidos y China fue uno de los temas clave de la cumbre que se desarrolló en Buenos Aires, y hasta generó algo de sozobra en el gobierno argentino cuando ayer, tras la reunión bilateral entre Macri y Trump, voceros de la Casa Blanca destacaron que el argentino y el norteamericano habían hablado de la "actividad económica depredadora" de China.
Esto fue rápidamente desmentido por la comitiva argentina, y en su conferencia de prensa de cierre, Macri aclaró la situación: "Escuché que iba a tener que elegir (entre los Estados Unidos y China), y no es así. Argentina demostró que somos capaces de tener muy buenas relaciones con todos los países. Tenemos una excelente relación con los Estados Unidos, que siempre ha sido el primer inversor extranjero en la Argentina, y tenemos una excelente relación con China. Las versiones de la reunión que tuvimos con mi amigo Donald Trump no son así, no hablamos en esos términos, y Argentina no ve la presencia de China como una amenaza, sino que la ve como una oportunidad de desarrollo para generar trabajo para los argentinos".
Infobae
Pocos minutos después del cierre oficial de la cumbre del G20 en la ciudad de Buenos Aires, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump y su par de China Xi Jinping adelantaron la reunión que tenían prevista para esta tarde y compartieron una comida en el centro porteño.
Los líderes de las dos mayores economías del mundo cenaron en el Salón Cristal del Palacio Duhau, y de esta reunión podrían salir definiciones que tendientes a modificar las relaciones de fuerzas no solo entre los dos países, sino entre el resto de las naciones que integran el organismo multilateral.
Antes del comienzo formal del encuentro, en diálogo con la prensa, Trump aseguró que "la relación que tengo con el presidente Xi es muy especial. Creo que esa es una de las razones principales por las que probablemente vamos a terminar logrando algo que será bueno para China y los Estados Unidos". En esa línea, Xi destacó que "solo cooperando entre nosotros podemos cumplir con los intereses de paz y prosperidad en el mundo".
Esto contribuyó a romper el hielo de una reunión que se daba en un marco de guerra comercial, pero que finalmente habría contribuido a distender la relación bilateral.
La cena entre los dos mandatarios (cuyo menú estuvo compuesto por un primer plato de una ensalada de vegetales de estación con una mayonesa de albahaca y una emulsión de parmesano; un plato principal de solomillo grillado con cebollas moradas, ricota de cabra y dátiles; y un postre de panqueques de caramelo con chocolate crocante y crema fresca) llegó después de meses de confrontaciones entre los países en torno a los desequilibrios en la balanza comercial.
En ese sentido, Trump sostiene que China saca más provecho que los Estados Unidos de los intercambios comerciales entre ambas naciones, por lo que el norteamericano resolvió imponer una serie de tarifas a las importaciones chinas a territorio estadounidense, lo que desató la guerra comercial en la que están envueltos.
Cuando en abril del año pasado Trump recibió a Xi Jinping en su residencia en el estado de Florida, todo indicaba que la escalada iba a tener un freno, pero tras el encuentro el norteamericano estableció más tarifas al ingreso de acero chino a suelo norteamericano.
La respuesta de China no tardó en llegar, y con el objetivo de no sufrir las consecuencias de los aranceles fijados por Trump, Xi Jinping apuntó a buscar una alianza con la Unión Europea, al tiempo que profundizó sus intereses en Latinoamérica, donde tiene en marcha una serie de proyectos de infraestructura en distintos países.
El conflicto comercial entre los Estados Unidos y China fue uno de los temas clave de la cumbre que se desarrolló en Buenos Aires, y hasta generó algo de sozobra en el gobierno argentino cuando ayer, tras la reunión bilateral entre Macri y Trump, voceros de la Casa Blanca destacaron que el argentino y el norteamericano habían hablado de la "actividad económica depredadora" de China.
Esto fue rápidamente desmentido por la comitiva argentina, y en su conferencia de prensa de cierre, Macri aclaró la situación: "Escuché que iba a tener que elegir (entre los Estados Unidos y China), y no es así. Argentina demostró que somos capaces de tener muy buenas relaciones con todos los países. Tenemos una excelente relación con los Estados Unidos, que siempre ha sido el primer inversor extranjero en la Argentina, y tenemos una excelente relación con China. Las versiones de la reunión que tuvimos con mi amigo Donald Trump no son así, no hablamos en esos términos, y Argentina no ve la presencia de China como una amenaza, sino que la ve como una oportunidad de desarrollo para generar trabajo para los argentinos".