Bale sólo da la razón a Florentino a cuentagotas
Abu Dhabi, AS
Cuando Bale marcó su tercer gol en el Zayed Sports City Stadium el hombre más satisfecho en el palco era Florentino Pérez. Por fin el galés había descorchado su particular botella de champagne en un escenario con el foco en los cinco continentes. Lo hizo ante un joven e inexperto Nishi, el esforzado futbolista japonés sobre el que era inmensamente superior en el apartado físico. El día después, Bale volvió a su propia normalidad. A la gestión que ha decidido hacer de su físico, pues está en la creencia de que los planes de entrenamiento impuestos por los preparadores físicos del equipo son los causantes de sus constantes lesiones.
Bale se ha convertido, tras la marcha de Zidane y Cristiano, en líder invisible, una especie de futbolista ensimismado en sí mismo que tiene escasa o nula relación con los compañeros de vestuario. Tampoco lidera el trabajo diario pues se entrena aparte y a menor ritmo en la mayoría de las jornadas. Y no duda de borrarse de determinados partidos si se siente sobrecargado, da igual el marcador o la importancia del mismo. Lo hizo ante el Atlético, el CSKA, ante el mismo CSKA estuvo a punto de repetir en el Bernabéu... Pero no hay nadie ya en esta plantilla que tenga la relación con el gol que tiene Bale. Cuando está en el campo todos miran hacia él porque no hay otro al que mirar.
Florentino Pérez sigue esperando la explosión definitiva del galés en estrella de calado mundial. Bale está en la causa directa de la marcha de Zidane y Cristiano del Madrid y en que no viniera Mbappé. En cuanto a Mbappé, Football Leaks reveló que el Madrid había hecho una oferta por él de 214 millones al Mónaco hace dos veranos. Esto anula la versión filtrada por el club de que Mbappé estaba pidiendo un sueldo muy alto que rompía el equilibrio salarial. Todo estaba arreglado con él. La estrella francesa no vino porque esperaba la salida de Bale para tener sitio, pero esta no se produjo. Por otro lado, entre otras cuestiones, Zidane se marchó del Madrid porque Florentino decidió acceder a vender a Cristiano y no a Bale, que no entraba en sus planes (era suplente con el técnico francés, el que jugaba era Isco). El hat-trick de Bale al Kashima es un alivio para el presidente. Como lo fueron los dos goles ante el Liverpool en Kiev, el de Lisboa en la prórroga o el de Copa tras superar a Bartra. Pero las alegrías sólo llegan con cuentagotas.
Cuando Bale marcó su tercer gol en el Zayed Sports City Stadium el hombre más satisfecho en el palco era Florentino Pérez. Por fin el galés había descorchado su particular botella de champagne en un escenario con el foco en los cinco continentes. Lo hizo ante un joven e inexperto Nishi, el esforzado futbolista japonés sobre el que era inmensamente superior en el apartado físico. El día después, Bale volvió a su propia normalidad. A la gestión que ha decidido hacer de su físico, pues está en la creencia de que los planes de entrenamiento impuestos por los preparadores físicos del equipo son los causantes de sus constantes lesiones.
Bale se ha convertido, tras la marcha de Zidane y Cristiano, en líder invisible, una especie de futbolista ensimismado en sí mismo que tiene escasa o nula relación con los compañeros de vestuario. Tampoco lidera el trabajo diario pues se entrena aparte y a menor ritmo en la mayoría de las jornadas. Y no duda de borrarse de determinados partidos si se siente sobrecargado, da igual el marcador o la importancia del mismo. Lo hizo ante el Atlético, el CSKA, ante el mismo CSKA estuvo a punto de repetir en el Bernabéu... Pero no hay nadie ya en esta plantilla que tenga la relación con el gol que tiene Bale. Cuando está en el campo todos miran hacia él porque no hay otro al que mirar.
Florentino Pérez sigue esperando la explosión definitiva del galés en estrella de calado mundial. Bale está en la causa directa de la marcha de Zidane y Cristiano del Madrid y en que no viniera Mbappé. En cuanto a Mbappé, Football Leaks reveló que el Madrid había hecho una oferta por él de 214 millones al Mónaco hace dos veranos. Esto anula la versión filtrada por el club de que Mbappé estaba pidiendo un sueldo muy alto que rompía el equilibrio salarial. Todo estaba arreglado con él. La estrella francesa no vino porque esperaba la salida de Bale para tener sitio, pero esta no se produjo. Por otro lado, entre otras cuestiones, Zidane se marchó del Madrid porque Florentino decidió acceder a vender a Cristiano y no a Bale, que no entraba en sus planes (era suplente con el técnico francés, el que jugaba era Isco). El hat-trick de Bale al Kashima es un alivio para el presidente. Como lo fueron los dos goles ante el Liverpool en Kiev, el de Lisboa en la prórroga o el de Copa tras superar a Bartra. Pero las alegrías sólo llegan con cuentagotas.