¿Quién sale más fortalecido del primer Boca - River de la Copa?
Los dos creen que pueden ser campeones, los dos tienen argumentos para sostener sus deseos. El Monumental dictará sentencia y elegirá al campeón.
Buenos Aires, AS
Faltan casi dos semanas para la revancha en la que se decidirá el campeón de la Libertadores 2018, pero el apasionante 2-2 de la ida dejó abierta todas las posibilidades, y habilitó a que el partido del sábado 24 comenzara a jugarse en el mismo momento en el que el chileno Tobar determinó que el encuentro de La Bombonera pasara a la historia.
El empate, las alternativas en el juego y el marcador, pero también los antecedentes les brindan a uno y otro motivos para pensarse ganadores, tantos como elementos para preocuparse.
River salió de la Boca con el pecho erguido. Si necesitaba alguna prueba más para reforzar la autoestima y las convicciones, el hecho de no dejarse amedrentar por el fervoroso clima del estadio, dominar buena parte del primer tiempo, haber levantado dos veces el marcador y no sufrir en exceso el empuje final de los locales –el único susto fue la atajada de Armani contra Benedetto- ya serían argumentos suficientes como para estar satisfecho. Pero además hay que agregarle el juego.
Marcelo Gallardo, incluso desde la ausencia, volvió a demostrar su condición de estratega que ve el panorama una jugada por delante. La sorpresa, esta vez, fue una línea de cinco defensores, con los marcadores externos bien adelantados una vez lograda la recuperación, para aumentar las opciones de pase e incluso llegar hasta el fondo. La maniobra le permitió a River apoderarse de la pelota y así pagar el entusiasmo xeneize en el arranque, y si no consiguió nada más en ese lapso fue por la soberbia actuación de Rossi y la poca eficacia de Martínez Quarta en el remate.
Pensando en la vuelta, a la consolidación de su juego River debe agregarle el seguro regreso de Leonardo Ponzio, caudillo espiritual del equipo, y el hecho de haber salvado a Maidana y Pinola, sus marcadores centrales, de una sanción por acumulación de tarjetas. Por este motivo Rafael Santos Borré, pieza clave en la delantera por despliegue, movilidad y trabajo defensivo, se perderá la revancha. A cambio, es muy probable que recupere a Ignacio Scocco, que tiene a Boca como una de sus víctimas preferidas.
Enfrente, el conjunto que dirige Guillermo Barros Schelotto también tiene elementos con los que aferrarse a la ilusión. Para empezar, los números. Con el Mellizo sentado en el banco, Boca no perdió ninguno de los tres partidos jugados en el Monumental (1 empate, 2 triunfos), y en la presente Copa está invicto como visitante (1 victoria, 5 empates).
Pero por otro lado, ayer pudo comprobar que Armani no es un arquero invencible, y que la dupla Benedetto-Ábila puede redituar jugosos beneficios, porque ninguno de ellos necesita demasiado para encontrar el gol, independientemente del juego del equipo y el trámite del encuentro.
Justamente, controlar esa facilidad rematadora de Boca será la principal preocupación de Gallardo en el desquite. Wanchope complicó mucho a Maidana y la velocidad de Villa por momentos fue imparable para Montiel. Habrá que ver si las molestias musculares de Pavón lo dejan afuera del partido decisivo, pero en ese caso la alternativa del doble punta obligará a una nueva vuelta de tuerca del Muñeco.
Guillermo, por su parte, tendrá que pensar cómo soluciona la superioridad que Palacios-Pratto-Pity Martínez establecen en los alrededores de Barrios y que le otorgan a River el dominio del juego y la posibilidad de crear permanentes ocasiones de peligro.
Los dos pueden leer la historia de su lado, uno la de todo su peregrinar por la Libertadores; el otro, la más reciente y exitosa del ciclo Gallardo. Los dos creen que pueden ser campeones; los dos tienen argumentos para sostener sus deseos.
Buenos Aires, AS
Faltan casi dos semanas para la revancha en la que se decidirá el campeón de la Libertadores 2018, pero el apasionante 2-2 de la ida dejó abierta todas las posibilidades, y habilitó a que el partido del sábado 24 comenzara a jugarse en el mismo momento en el que el chileno Tobar determinó que el encuentro de La Bombonera pasara a la historia.
El empate, las alternativas en el juego y el marcador, pero también los antecedentes les brindan a uno y otro motivos para pensarse ganadores, tantos como elementos para preocuparse.
River salió de la Boca con el pecho erguido. Si necesitaba alguna prueba más para reforzar la autoestima y las convicciones, el hecho de no dejarse amedrentar por el fervoroso clima del estadio, dominar buena parte del primer tiempo, haber levantado dos veces el marcador y no sufrir en exceso el empuje final de los locales –el único susto fue la atajada de Armani contra Benedetto- ya serían argumentos suficientes como para estar satisfecho. Pero además hay que agregarle el juego.
Marcelo Gallardo, incluso desde la ausencia, volvió a demostrar su condición de estratega que ve el panorama una jugada por delante. La sorpresa, esta vez, fue una línea de cinco defensores, con los marcadores externos bien adelantados una vez lograda la recuperación, para aumentar las opciones de pase e incluso llegar hasta el fondo. La maniobra le permitió a River apoderarse de la pelota y así pagar el entusiasmo xeneize en el arranque, y si no consiguió nada más en ese lapso fue por la soberbia actuación de Rossi y la poca eficacia de Martínez Quarta en el remate.
Pensando en la vuelta, a la consolidación de su juego River debe agregarle el seguro regreso de Leonardo Ponzio, caudillo espiritual del equipo, y el hecho de haber salvado a Maidana y Pinola, sus marcadores centrales, de una sanción por acumulación de tarjetas. Por este motivo Rafael Santos Borré, pieza clave en la delantera por despliegue, movilidad y trabajo defensivo, se perderá la revancha. A cambio, es muy probable que recupere a Ignacio Scocco, que tiene a Boca como una de sus víctimas preferidas.
Enfrente, el conjunto que dirige Guillermo Barros Schelotto también tiene elementos con los que aferrarse a la ilusión. Para empezar, los números. Con el Mellizo sentado en el banco, Boca no perdió ninguno de los tres partidos jugados en el Monumental (1 empate, 2 triunfos), y en la presente Copa está invicto como visitante (1 victoria, 5 empates).
Pero por otro lado, ayer pudo comprobar que Armani no es un arquero invencible, y que la dupla Benedetto-Ábila puede redituar jugosos beneficios, porque ninguno de ellos necesita demasiado para encontrar el gol, independientemente del juego del equipo y el trámite del encuentro.
Justamente, controlar esa facilidad rematadora de Boca será la principal preocupación de Gallardo en el desquite. Wanchope complicó mucho a Maidana y la velocidad de Villa por momentos fue imparable para Montiel. Habrá que ver si las molestias musculares de Pavón lo dejan afuera del partido decisivo, pero en ese caso la alternativa del doble punta obligará a una nueva vuelta de tuerca del Muñeco.
Guillermo, por su parte, tendrá que pensar cómo soluciona la superioridad que Palacios-Pratto-Pity Martínez establecen en los alrededores de Barrios y que le otorgan a River el dominio del juego y la posibilidad de crear permanentes ocasiones de peligro.
Los dos pueden leer la historia de su lado, uno la de todo su peregrinar por la Libertadores; el otro, la más reciente y exitosa del ciclo Gallardo. Los dos creen que pueden ser campeones; los dos tienen argumentos para sostener sus deseos.